Sindicales
14/8/2014|1327
Visteon Quilmes y las cooperativas de la UOM

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Luego de cerrar su planta de autopartes y despedir a sus casi 300 trabajadores, la multinacional norteamericana Visteon ha anunciado que pagaría el total de las indemnizaciones y que "cederán el predio a una cooperativa que conformarían los trabajadores, con el aval del intendente, el secretario general de UOM, Francisco Gutiérrez" (La Nación, 1º/8).
Gutiérrez acepta que la patronal abandone la planta quilmeña, pero que mantenga las otras dos que tiene en el país, y se apresta a iniciar una nueva cooperativa.
A lo largo de sus casi treinta años al frente de la UOM, Gutiérrez tiene una constelación de cooperativas, que en su momento fueron grandes fábricas y ahora son apenas pequeños talleres, en los cuales sobreviven algunos pocos trabajadores. En la memoria más reciente del gremio está el vaciamiento de Mecca Castelar, radicada en la zona oeste del conurbano y transformada en cooperativa. La fábrica nunca logró reactivarse. Inicialmente, tuvo algunas órdenes de trabajo aisladas, pero nunca superó el 5 por ciento de su capacidad de producción. Esto fue provocando una deserción progresiva. Abandonada a su suerte, los pocos trabajadores que quedan se mantienen porque, por la edad que tienen o por algún problema de salud, no han conseguido otro trabajo y subsisten con ingresos de indigencia provenientes de los Repro que otorga el Estado. Ni hablar de la experiencia de la papelera Massuh, que el gobierno, luego de anunciar con bombos y platillos su continuidad, le soltó la mano y concluyó con todos sus trabajadores en la calle.
La política de la UOM
Caló y compañía presentaron la caída industrial actual como un fenómeno pasajero y plantearon que lo central era defender los puestos de trabajo, para lo cual había que aceptar suspensiones, rebajas salariales, mayor flexibilidad laboral y empeoramiento de las condiciones de trabajo. Ese "canje", sin embargo, no sirvió para frenar los despidos ni los vaciamientos y cierres. Ahora, como ya ocurrió en la crisis de 2009 y con anterioridad, en 2001, recurre a las cooperativas para desactivar los conflictos y tirarles el muerto a los trabajadores. Siguiendo esta orientación, Gutiérrez acaba de entregar los puestos de trabajo de Visteon, sin lucha.
Según informan los diarios, la nueva cooperativa tendría trabajo por tres meses que ya está comprometido por sus clientes, pero después tendrá que enfrentarse al mercado de las autopartes. Si Visteon tiene las otras dos plantas, es que tiene recursos, pero quiere transferir la crisis producida por la baja de la venta de autopartes a sus trabajadores.
Que la crisis la paguen los capitalistas
Rechazamos absolutamente que la indemnización que tiene que cobrar los trabajadores sea usada para el funcionamiento de la cooperativa.
Que se cree un fondo de capital de trabajo, financiado por la empresa, que acumuló beneficios en todos estos años, con el patrimonio de las otras plantas, o en su defecto se apele a su casa matriz. Que ese fondo de capital de trabajo garantice el sueldo que los compañeros venían cobrando, por un año, y el funcionamiento de la planta. Que se cree un comité de crisis compuesto por representantes de los trabajadores y el Estado nacional para discutir un plan de reactivación de la planta. Está claro que la reactivación de un establecimiento industrial de esta naturaleza, con más razón en medio de la actual crisis capitalista en desarrollo, necesita del auxilio económico y el involucramiento del Estado, en el marco de una reorganización más general de la industria automotriz. Al margen del compromiso del Estado, cualquier salida que se proponga es un callejón sin salida, en la que se le termina tirando el muerto a los trabajadores. Una salida tramposa que se orienta a sacarse de encima a los compañeros, a cerrar la lucha y sacarlos de la calle, para que no se organicen con otros trabajadores del distrito.