Sindicales
22/11/2007|1018
Viva la huelga del Casino
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La huelga general en el Casino de Puerto Madero, en repudio al despido de más de 60 trabajadores, ha ingresado en su cuarto día.
El paro se desarrolla en forma dura a las puertas del Casino. Un formidable piquete de huelga -en el que participan más de 1.000 compañeros- se mantiene durante las 24 horas. Los trabajadores exigen la reincorporación inmediata de los despedidos.
El piquete nació por decisión de asamblea ante el anuncio patronal de reapertura de la sala de juego, luego del cierre orquestado por la provocación gansteril de la patota del Somu. En los hechos, la reapertura no se produjo: el Casino está funcionando con un plantel mínimo de carneros y los jugadores brillan por su ausencia. La empresa ha montado un complicado dispositivo para trasladar en lancha a los clientes desde el Riachuelo, en la zona de La Boca, para tratar de sortear el piquete de huelga.
La medida de lucha fue precedida por grandes movilizaciones y asambleas masivas que contaron con la adhesión de innumerables contingentes obreros, de la izquierda, de diputados y legisladores porteños.
Así como la huelga crece en fortaleza y en solidaridad, también existe un amplio frente jugado a fondo para quebrar la organización gremial independiente de los trabajadores del Casino y a su combativo Cuerpo de Delegados.
Lo integran la patronal, la Justicia, la burocracia del Somu y hasta la burocracia de Aliara (sindicato de juegos de azar). Aliara se niega a notificar al Ministerio de Trabajo de la huelga y de la existencia de un conflicto en el Casino.
El Ministerio de Trabajo trabaja en sintonía con la patronal kirchnerista. Luego de varias audiencias "informales" durante el cierre, en la reunión realizada el lunes con los distintos sindicatos y la empresa, propuso "analizar" caso por caso los despidos. La cartera laboral ni siquiera estuvo dispuesta a labrar un acta de la reunión, convocando a las partes a una nueva audiencia exploratoria para el miércoles 21.
Detrás de la patronal se encuentra el gobierno, que son una única cosa, pues el dueño principal del Casino es el kirchnerista Cristóbal López. Sólo así se explica la existencia de una zona liberada que permitió la provocación de la patota del Somu, que dio origen a este conflicto.
La patronal kirchnerista del Casino venía contándoles las costillas al Cuerpo de Delegados. Cacheteada por mil movilizaciones durante el lock-out de mediados de año, los nuevos socios del Casino tuvieron que reabrir sin tocar ninguna de las conquistas arrancadas por los trabajadores. La burocracia del Somu sirvió de excusa al lock-out patronal, reclamando el reencuadramiento de los trabajadores. La puja del "Caballo" Suárez, del Somu, para quedarse con el personal, tenía por objetivo liquidar la organización gremial interna. Al fracaso de la patronal se sumó el fracaso de la burocracia: el Cuerpo de Delegados emergió intacto de los cuarenta días de lock-out. El Casino se reabrió y el activismo juvenil triunfante en la lucha contra la patronal y la burocracia emergió como un faro de lucha de la clase obrera.
El reclamo laboral de reducción de la jornada horaria, debido a las condiciones en que desarrollan sus tareas los trabajadores del Casino, motivó esta nueva provocación de la empresa. Con el triunfo electoral del kirchnerismo, sus testaferros, dueños de las salas de juego, fueron llamados a pasar a la ofensiva para dar un golpe decisivo, que va más allá de la organización gremial interna.
Se juegan momentos decisivos.
¡Toda la solidaridad obrera y popular en apoyo a la huelga general de la juventud trabajadora del casino!
¡Por la reincorporación de todos los despedidos!
¡Defendamos al combativo Cuerpo de Delegados!