El Partido Obrero ha acompañado durante todos estos meses la lucha de la química ICI, como lo hemos hecho en todos los conflictos gremiales del Cordón Industrial, aunque veces con gran reticencia de sus dirigentes, como lo fue en Sulfacid. Hemos estado a la par de los trabajadores, levantando las reividicaciones obreras, por el salario, las condiciones laborales, la estabilidad laboral, los convenios, el pase a planta permanente de los contratados y el convenio único de los tercerizados.

 

Pero el conflicto de ICI fue muy especial. En octubre la empresa presentó el procedimiento preventivo de crisis y el 19 mandó los primeros 69 telegramas de despido. Enfrentó a un gremio que no tenía historia de lucha; jamás un piquete, jamás un acercamiento a otras luchas. Pero, al primer despido se voto el paro por tiempo indeterminado y el bloqueo de los portones, y el corte de la calle que comunica a las cinco plantas. Allí estuvo el PO, junto a esos “novatos”, que sólo expresaban su inexperiencia. Fueron sólo dos días de lucha, porque como era previo a las elecciones, el Frente para la Victoria planteó la bandera de la conciliación.

 

El 19 de diciembre, terminada la conciliación, otra vez, los despidos, los piquetes, el paro por tiempo indeterminado, Navidad en las puertas de la fábrica. El PO, siempre presente. Propusimos el fondo de huelga, agitamos el paro regional. Comenzamos a vender algunas prensas en las puertas de la fábrica, a repartir volantes. Hubo una conciliación voluntaria por 60 días.

 

En marzo, con el comienzo del ciclo lectivo, la historia se volvió a repetir: paro, piquetes, pero esta vez ya no había ánimos para aceptar la conciliación mansamente. Siempre fuimos bien recibidos, y tuvimos posibilidad de discutir y debatir con los compañeros. Intercambiar experiencias, contar anécdotas; nos escuchaban con respeto.

 

El 3 de abril llegaron nuevamente los telegramas; primero 55 y a los pocos días los 65 restantes. La última quincena cobrada fue la del 20 de marzo. Así empezó esta última etapa, una larga etapa de más de 40 días, donde estos obreros aceleraron a pasos agigantados su maduración política. Donde la familia (en su mayoría) con casa propia, auto nuevo, vacaciones, ya no sintió vergüenza de tomar los métodos piqueteros. De a poco fueron cambiando el discurso, fue apareciendo la conciencia de clase, la alcancía y los bonos para la lucha. Las mujeres cumplieron un rol fundamental. Recorrieron municipios, concejos, arrancaron subsidios. Se llenó la olla todos los días; de a poco comenzaron a llegar las familias a comer.

 

El PO se empeñó a fondo para que saliera el primer paro regional, de 24 horas. En la agitación realizada, antes y durante el acto del 1º de Mayo, acentuamos nuestra campaña de denuncia a la mesa negociadora y comenzamos a dar la batalla para que la CGT largara el paro de 48 horas. En todo este proceso, la Comisión Directiva recibió aprietes de todo tipo, de partes de todos los actores de esta mesa, para que no nos dieran cabida, más precisamente que nos echaran.

 

Lejos de amedrentarnos por los ‘comentarios’ del poder político y la patota sindical, seguimos al lado de los trabajadores y militamos sin descanso para sacar el paro de 48 horas, los cortes y la ocupación.

 

La ocupación de la fábrica tuvo la venia del poder político, porque el fracaso del conflicto los hubiese llevado puesto a todos. Pero sin la garra de los obreros, sin las fuerzas de esas leonas que alentaban a los hombres a entrar y que luego tomaron la decisión de entrar ellas también, la ocupación no se hubiera producido. La imagen de Vivi con sus dos nenas que recorrió el país, que denunció, desde la ocupación, el fracaso de todo el poder político, hizo que los pocos obreros que no se habían animado a entrar, se sumaran a sus compañeros.

 

Afuera estaban las organizaciones, la más numerosa sin dudas fue la columna del PO, que se quedó, hizo turnos, formó comisiones, hizo el aguante. La emoción llegó al límite cuando después de poner en marcha las plantas los obreros volvieron al portón y con aplausos y lagrimas agradecieron a todos los que desde afuera hicieron el aguante.

 

Durante los tres días que duró la toma, el apoyo y la solidaridad se acrecentaron. El inglés, por primera vez, tuvo que bajar y sentarse a negociar y luego que la asamblea del sábado decidiera aceptar la propuesta patronal (con varios aprietes, ya que estaba la amenaza de represión de desalojo si no aceptaban). Comenzaron los festejos tibios, primero, ya que no se había logrado todo el pliego, pero lo principal para ellos era que todos estaban adentro, que habían derrotado el procedimiento preventivo de crisis, y que por dos años no habría despidos, que los puestos que se produjeran, no serían entregados por contratistas, sino ocupado por personal con el convenio químico. La presión fue muy grande: se habla de 15 trabajadores que pidieron el retiro.

 

A las 14 horas, se supo que se había firmado en el Ministerio de Trabajo, por lo tanto se levantó la ocupación y los obreros marcharon hacia el sindicato cantando “Unidad de los trabajadores…”. Se hizo un almuerzo, al que fuimos invitados para compartir esta victoria.

 

Fuimos vivados, aplaudidos y esta vez. Ni el poder político, ni la burocracia pudieron impedir que intervinieramos, ya que fueron los trabajadores y la Comisión Directiva la que nos alentó ha hacerlo. No hubo un solo trabajador que no nos expresara el reconocimiento a los luchadores del PO que estábamos presentes.

 

Acompañamos esta lucha, desde afuera y desde adentro, colaboramos en las acciones y también en la asombrosa maduración de estos compañeros, fuimos parte de esta etapa, y trabajaremos consecuentemente en la nueva etapa que se abre en el movimiento obrero del Cordón Industrial, porque coincidimos que hay una historia antes y otra después de la heroica lucha de los obreros de ICI.

 

¡¡¡Compañeros de ICI, recojan esta primera bandera de victoria y acumulen las fuerzas para ir por más. La lucha continúa!!! ¡¡¡Hasta la victoria final!!!