Sindicales

2/2/2006|932

Vuelco en la lucha de Parmalat

Paro nacional, marcha a Plaza de Mayo


Un imponente piquete de más de 1.000 trabajadores y vecinos de Chascomús, en la Ruta 2, volvió a poner a Parmalat en la consideración pública.


 


La movilización y el corte de ruta nació de una doble circunstancia. Por un lado, de la presión del activismo que, en el caso de Chascomús, venían reclamando estas medidas desde hace tiempo. Estos fueron parte del bloque del Parque Industrial de Pilar, que tres semanas atrás habían planteado esta exigencia a la burocracia. Esta presión se expresó en la asamblea autoconvocada de Pilar, en la cual se votó llevar adelante “una movilización en común”, según el parecer de los delegados, y un corte, según el activismo.


 


Por otra parte, la burocracia había resuelto hacer una acción en Chascomús; su política de denunciar al “vaciador” Taselli en función de una venta de las plantas a un comprador que nunca apareció, había fracasado. La dirección de Atilra había levantado un bloqueo al parque industrial de Pilar, que paralizó durante una jornada a casi 150 empresas, y lo mismo había ocurrido con una carpa “del silencio” montada en la puerta de la planta. Al final, la situación de los trabajadores había llegado a un punto de extrema gravedad: dos meses de salarios impagos en Pilar; una treintena de obreros por turno sin realizar tareas; cuatro meses adeudados en Chascomús; la planta cerrada.


 


Entre dos fuegos, la burocracia (dirigida por Ponce, ligado a Moyano) puso en marcha un operativo y varios contingentes fueron movilizados a Chascomús, junto a cerca de 200 compañeros provenientes de la planta de Pilar.


 


El activismo forzó el corte


 


Lo que la burocracia pretendió mantener como una movilización por las calles de la ciudad y una agitación a ambos lados de la Ruta 2 se convirtió en un corte general por la acción decidida del activismo y superando a la burocracia y la intendenta de Chascomús. “Este no es el acuerdo al que habíamos llegado”, dijo la intendenta frente a las cámaras de televisión. Las tres horas que duró el corte y el impacto consiguiente fueron obra del activismo que no quería una frustración más. León Arslanián resolvió disimular la crisis, pasando a disponibilidad a los jefes policiales a cargo del operativo por permitir el corte de la Ruta 2.


 


Una nueva situación


 


Ya van meses —en realidad años— de vaciamiento sistemático de Parmalat. La marca, por otra parte, está en litigio entre Taselli y Bethia, un grupo chileno. En cualquier circunstancia no hay prevista una salida para los trabajadores de Parmalat.


 


El corte de la Ruta 2 ha abierto una nueva situación. La lucha por los puestos de trabajo y las condiciones laborales tiene hoy un escenario más favorable.


 


Es necesario un inmediato paro nacional con movilización a Plaza de Mayo en defensa de los 1.200 puestos de trabajo de Parmalat, el pago del salario de sus trabajadores y una solución de fondo (lo que debe incluir la reincorporación de los delegados Trejo y Osores): es decir, que el Estado respalde y financie un plan de reactivación bajo gestión de los trabajadores.


 


Hay una salida


 


La industria láctea pasa hoy por su mejor momento (ocupa el cuarto lugar dentro de la producción alimenticia y participa del 12 por ciento del PBI en el rubro alimentos). Si el Estado dejara de apañar a los responsables de fraudes y negociados y expropiara la empresa, la gestión obrera permitiría no sólo salvar más de mil empleos directos sino además reducir drásticamente los precios por el solo expediente de eliminar el beneficio patronal.


 


Los catorce meses de lucha, de ocupaciones, paros, cortes y movilizaciones y esta “ocupación” de la Ruta 2 hablan elocuentemente de la combatividad de los obreros de Parmalat, y es la burocracia quien mejor lo sabe.


 


¡Grande, compañeros de Parmalat!