Sindicales

17/2/2011|1165

Yasky acepta nuevamente una miseria salarial

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y los gobiernos de todas las provincias coinciden en repetir la conducta de las paritarias pasadas, otorgando migajas salariales a los docentes a pesar del avance imparable de la inflación y de la carestía.

En la paritaria nacional, el gobierno contraofertó (contra los 2.500 pesos iniciales propuesto por Ctera) llevar el salario mínimo a 2.200 pesos, en dos cuotas. En la provincia de Buenos Aires, la jurisdicción más numerosa del país, el salario inicial está en 1.840 pesos, a lo que se agrega la suma fija de 250 pesos por única vez que Scioli está pagando en los meses de enero y febrero: 2.090 pesos; es decir, 110 pesos menos que lo que propone el ministro Sileoni. ¡No hay, entonces, tal aumento!

El gobierno prácticamente no otorga nada y la cifra que pide la burocracia celeste no representa nada, pues aceptan mantener un básico de indigencia (reclaman 1.250 pesos de básico).

La dirección de Ctera al “acercarse” tanto a las migajas que ofrece el gobierno sólo pretende crear una “ficción” de conflicto que no exceda a alguna amenaza de paro o alguna medida aislada que les permita “zafar” de un no inicio de clases, postergando nuevamente los destruidos salarios docentes.

Este pacto de la burocracia celeste con el gobierno profundiza la flexibilidad laboral docente, porque para cubrir las necesidades básicas los compañeros deben trabajar dos y hasta tres turnos. Lo reconoce el propio Baradel: “El salario docente es una de las variables de la calidad educativa. Porque no se puede pretender mejorar la calidad educativa en las escuelas si tenemos docentes con sobrecarga laboral de dos o tres cargos, o acumulación de cuarenta o cincuenta horas cátedra para poder llevar un mínimo salario a sus hogares” (entrevista en página de Suteba).

Ni el presupuesto nacional ni el de las provincias contemplan aumentos en el rubro educación. Pero ello no es indicador de que no haya recursos: en 2011, el Estado nacional va a pagar a las empresas privatizadas (petroleras, autopistas, ferrocarriles, colectivos, energéticas, etc.) más de 40.000 millones de pesos en subsidios.

En estos términos ruinosos quieren cerrar la paritaria nacional. Luego vendrá la lucha provincia por provincia, a la que nos ha condenado la burocracia yaskista. El mar de fondo está creciendo. En Santa Cruz, el congreso de Adosac votó un aumento salarial del 50%. Si el gobierno no da respuesta, plantean no iniciar las clases. En Aten, diez seccionales opositoras están actuando coordinadamente para enfrentar la entrega de la directiva provincial Azul-Celeste en la mesa salarial de Neuquén. En Santa Fe, Amsafe-Rosario también prepara asambleas que discutan un plan de lucha.

En todo el país está planteado superar el vaciamiento sindical de la celeste y poner en pie plenarios de delegados de base con mandato de docentes y estatales para organizar un plan de lucha por un aumento salarial del 40% en todas las categorías y un salario básico de 2.500 pesos.