Sindicales

2/9/1993|400

Zanola gana por el divisionismo del CTA

Según sus propios cómputos, el zanolismo se mantuvo al frente de la Asociación Bancaria con el 50% de los votos. Pero ésta es una visión engañosa de la realidad: no hay que olvidar que en la composición de los porcentajes zanolistas hay una buena proporción de fraudes parciales (adulteración de urnas) o totales, como el caso de seccionales más alejadas del interior donde, sin fiscales, el zanolismo se limitó a “volcar” los padrones (Comodoro Rivadavia, Trelew, Rafaela, etc.).


Otro ingrediente que refuerza el porcentaje zanolista es la votación de los jubilados, donde obtiene entre  el 60 y 70 por ciento de los votos emitidos, “compensando” la baja entre los trabajadores activos.


Un tercer elemento a tener en cuenta es que, aun con la “inflación” de votos descripta, el total de los votos emitidos a nivel nacional es de 60.000, incluyendo tanto activos como jubilados, sobre una masa de trabajadores en actividad de alrededor de 125.000 y unos treinta mil jubilados, lo cual da idea de la masa de desafiliados y no afiliados que existe entre los trabajadores bancarios.


Por relación a las elecciones seccionales de 1990, el retroceso del zanolismo en Buenos Aires es más significativo. En aquella oportunidad obtuvo el 52% de los votos; esta vez, menos del 45%. Si desglosamos los votos activos de los jubilados, la caída es más acentuada aún, obteniendo en cambio la sumatoria de las listas 90 (Frente de Izquierda) y 94 (CTA) el 41% (la 90, unida, había obtenido en 1990 el 33%).


 


El cuadro electoral


Siempre el terreno electoral es el más conveniente para los aparatos. La campaña del zanolismo, en materia de afiches, pasacalles, avisos, solicitadas, superó largamente a la que la mayoría de los partidos políticos va a desarrollar para las elecciones del 3 de octubre. Cientos de miles de dólares, producto del aporte de todos los bancarios, fueron gastados por la burocracia para perpetuarse.


Otra lista que no le fue en zaga al zanolismo en materia de despliegue y despilfarro publicitario fue la representación del CTA en bancarios, la lista 94. Según confesión de alguno de sus integrantes, la “inversión” de Mary Sánchez y compañía superó al cuarto de millón de dólares. En Buenos Aires, en la votación de los activos, la 90 obtuvo casi un 18%, la 94 poco más del 23%. Sumados los jubilados, la 90 retrocede al 14% y la 94 al 22%. Y en los principales bancos la paridad es casi total. Tomando toda la banca oficial sólo 200 votos separan una lista de la otra. El propósito central y burocrático del CTA de aplastar al frente de izquierda no fue logrado. En este cuadro, la 94 tiene una gran responsabilidad política: haber dividido la oposición al zanolismo.


La explicación de la división es sencilla: el objetivo de la 94 no era abrir un canal para que los trabajadores bancarios pudieran derrotar a la burocracia, sino “instalar” al CTA en el gremio. Como también lo confesó uno de sus integrantes: “Sí, juntos nos hubiera ido mejor, pero juntos con la izquierda no hubieramos recibido los 250.000 dólares”. Más claro, agua; la necesidad de la unidad de los bancarios de derrotar a la burocracia fue subordinada a los intereses del aparato ceteísta. Esto refleja con claridad el carácter antiobrero y proburocrático de la política de los seguidores del Chacho y la Mary Sánchez en bancarios, sean “nacionales y populares”, “comunistas” o “piccininistas”.


Contra todos estos aparatos, en el marco de un reflujo de las luchas, de la sangría de activistas producida por los retiros y los despidos y obviamente sin poder abarcar al conjunto de las seccionales, la 90 realizó una buena elección. Una lista nítidamente de izquierda (Mas, PO, Mst, independientes) obtuvo a nivel nacional el 10% de los votos y en las seccionales más importantes supera largamente ese 10%. Esto indica la existencia de un gran potencial a desarrollar por la oposición de izquierda en el gremio bancario. La 90 obtuvo el primer puesto en el Banco Alemán, el Shaw, el Mayo, el Patricios, el Santa Fe y el Río, y salió segunda en el Nación, la Caja y el Hipotecario. Tuvo una excelente votación en el Provincia de Buenos Aires. En el interior, tanto en La Plata como en Rosario también tuvo una votación muy destacada. En Chivilcoy salió segunda, ganando en Mercedes y Luján.


Uno de los errores que apuntamos es que durante el transcurso de la campaña la 90 no se dio una política de incorporación de los compañeros de base a la campaña mediante la realización de plenarios o formación de comités de apoyo en los bancos. En algunos casos la actividad de los candidatos principales de la lista se restringió a nada más que su banco, sin hacer campaña en el resto del gremio. Otro elemento a debatir es el perfil político que se impuso, no presentando la divisoria de aguas entre los agentes del gobierno y una opción antimenemista y antipatronal, sino entre grandes aparatos y una lista pobre. Como contrapartida de esta argumentación, sostenida principalmente por los compañeros del Mas, en el lugar donde la 90 desarrolló su campaña más politizada (contra el gobierno, contra la privatización, contra la burocracia como agente de ambos) la 90 obtuvo un gran resultado: la CNAS. Los compañeros de la Lista Naranja entendemos y proponemos que la 90 debata y supere de conjunto esta situación, garantice su continuidad, se dé un método para abrirse y ampliarse dentro de las bases: interviniendo en las luchas. Se viene una etapa muy dura (reforma laboral, lucha salarial) y grandes desafíos (renovación de las Gremiales y las Seccionales). El frente de izquierda de la 90 tiene que continuar y fortalecerse como alternativa para los bancarios.