Sociedad

5/2/2021

coronavirus mediante

Argentina: ricos más ricos y pobres más pobres

El 20% con más ingresos obtuvo en el 2020, 13 veces más que el 20% más pobre

Que la pandemia y la crisis económica no afectan a todos por igual lo muestra de manera contundente un informe preparado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), donde se muestra que en el año 2020, el 20% de la población de más altos ingresos obtuvo el equivalente a 13 veces lo que ganó el 20% más pobre cuando, en el 2019, era de 10 veces la igualmente brutal diferencia entre unos y otros.

El salto no hace más que acentuar el indicativo de la concentración de la riqueza en pocas manos, las de los capitalistas, en detrimento creciente de los ingresos de los trabajadores y de los demás sectores populares. Y muestra, el cinismo de las declaraciones plañideras y los reclamos de los empresarios de toda la gama, quienes se muestran como perjudicados por la crisis y descargan las consecuencias de la misma sobre las espaldas de los trabajadores.

Por el otro, desnuda el carácter capitalista del gobierno nacional y de los provinciales, que han abundado en subvenciones, subsidios, créditos baratos y exenciones masivas de aportes a los empresarios que, entre otras cosas, desfinancian a las cajas jubilatorias y trasladan los costos de la crisis a los millones de beneficiaros que, en un alto porcentaje, tienen haberes que no superan los $20.000.

El informe parlamentario, que intenta ser concesivo con el gobierno nacional, dice que “el Estado anunció medidas para reducir el impacto de la crisis en los sectores de mayor vulnerabilidad” que “constituyeron un alivio ante la situación de extrema necesidad, entre ellas, el IFE, los pagos adicionales de AUH y la tarjeta AlimentAR”.

En realidad, lo que surge del informe es que este cuadro de deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores y de crecimiento de la riqueza de los que “se la llevan en pala”, se produjo pese a esas míseras “ayudas” oficiales que, para los hogares golpeados por las suspensiones y despidos, lejos estuvieron de cubrir las necesidades mínimas de subsistencia.

También muestra la marginalidad que supone el “aporte solidario” promovido por el gobierno como “la contribución” de los capitalistas para solventar la crisis, que fue siendo limado al extremo por las presiones empresarias y políticas y finalmente quedó tan devaluado que casi no levantó protestas y fue tan postergado que dio tiempo para la realización de maniobras de elusión por parte de quienes tendrían que pagar esta “colaboración” que son especialistas en evadir.

También precisa que “aquellos hogares que ya se encontraban en situación de pobreza o percibían ingresos bajos fueron quienes se vieron más afectados por la situación económica”. En referencia a los datos del informe, una columnista de Ámbito (5/2), acota que “en línea con la destrucción de los puestos de trabajo, el aumento del desempleo y también de la pobreza, la brecha en la distribución del ingreso durante el año pasado se profundizó notoriamente”.

Que “las crisis dan lugar a oportunidades”, como gustan decir los capitalistas, es evidente. Solo que esto corre exclusivamente para ellos.

Y que no es un tema solo nacional sino de la dinámica de un sistema que se aprovecha aún de las peores crisis para que las riquezas crezcan a costa de los que trabajan, lo muestran los datos de lo que sucedió en este terreno entre los grandes capitalistas del mundo.

Así, “los cinco que más se enriquecieron (en el 2020) vieron sus fortunas combinadas crecer en U$S 310.500 millones” (BBC News, 23/12) y “las ganancias combinadas de las 10 personas más ricas del mundo durante la pandemia del coronavirus alcanzaron los U$S 540.000 millones, según un reciente estudio de la organización Oxfam” (ídem, 26/12).

Para dimensionar lo que supone esta concentración de la riqueza en detrimento de la vida de los trabajadores y los demás sectores populares del mundo, Oxfam destaca que “esa cantidad sería suficiente para evitar que los habitantes del mundo caigan en la pobreza a causa del virus y pagar una vacuna para todos” y añade que “la riqueza total del puñado de grandes multimillonarios del mundo “es equivalente al gasto total de todos los gobiernos del G20 para recuperarse del virus”.

El capitalismo, especialmente en esta etapa de descomposición, lleva a una progresiva caída en los ingresos de los que viven de su trabajo y, a pesar de la crisis, cada vez más profunda, a una concentración creciente de la riqueza en pocas manos. El capitalismo ya no puede dar una salida a las necesidades de las grandes mayorías populares. Es necesario un gobierno de los trabajadores.