Sociedad
29/9/2020
Aysa provee agua turbia y con olor a aceite
Muchos barrios del Gran Buenos Aires carecen de agua potable.

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Durante más de un mes, vecinos del Conurbano bonaerense y de la Ciudad de Buenos Aires han presentado quejas sobre la calidad del agua que reciben en sus hogares, que posee olor a aceite y tiene un color ámbar. La empresa AySA (Agua y Saneamiento Sociedad Anónima), que provee agua de red a más de siete millones de habitantes de catorce partidos de la región metropolitana, no ha dado explicación a los usuarios.
Hace más de veinte días la presidenta de la empresa, Malena Galmarini (esposa de Sergio Massa), emitió un escueto comunicado en que afirma que el motivo del cambio de sabor y color en el agua se debe a una variación en el Río de la Plata y aseguró que es seguro su consumo. Pero según el Código Alimentario Argentino el agua debe ser incolora, insípida e inodora. Por lo tanto, las declaraciones de la presidenta no son ciertas; el color, el olor y el sabor son muestras de contaminación.
No es la primera vez que estos problemas ocurren durante esta gestión. Ya en el mes de abril muchos vecinos recibieron muy escasa cantidad de agua, lo que se atribuyó a una bomba que habría salido de circulación, pero sin explicar el motivo de la mala de calidad. Cabe recordar que los vecinos de la Villa 31 estuvieron más de una semana sin suministro de agua en plena pandemia.
La planta potabilizadora General San Martín, localizada en el barrio porteño de Palermo, tiene su toma a 1.600 metros de la costa del Río. La localización de la toma se hizo hace años, con la idea de superar la distancia que el flujo laminar de agua más contaminado sea superado. Pero se han producido algunas alteraciones en la costa, debido a la práctica de "ganarle terreno al Río", que no es inocua para el ambiente y la calidad del agua.
La obra de ampliación de Aeroparque, construyendo 1.153 cocheras subacuáticas, ha desplazado la zona de alta contaminación (flujo laminar) algunos metros aguas adentro. Por lo tanto, la toma de agua quedó más cerca de la zona de alta contaminación. Cuando se realizó la audiencia pública requerida por Ley de Evaluación de Impacto en la Ciudad de Buenos Aires, en marzo de 2018, especialistas, técnicos y científicos ya advirtieron que la extensión de la costa iba a traer problemas para la toma de agua, entre otros inconvenientes.
Por otra parte, las obras de ampliación del Puerto de Buenos Aires, para las cuales ni siquiera realizaron las correspondientes audiencias públicas, generan una gran remoción de contaminantes depositados en los sedimentos, como consecuencia del dragado y del avance de la costa sobre el río.
Estas dos intervenciones impactan sobre las aguas, y a esto se suman aportes de las industrias y otro establecimientos que desagotan sus efluentes en los arroyos (Reconquista, Medrano y demás) que desembocan en el Estuario del Plata. Esto, ante una carencia de control por parte de los gobiernos de la provincia y la Ciudad. El aumento de la contaminación del río ha obligado a Aysa a adquirir cada vez más reactivos para los procesos de coagulación y precipitación durante los últimos años, pero se ve que no basta con esto o que la capacidad de la planta tiene su límite.
El cuadro se agrava por la falta de comunicación a la sociedad para que las personas tomen los recaudos necesarios, y por la ausencia de control sobre la actividad privada tanto de la gestión de la empresa como de las autoridades gubernamentales.
Aysa debería estar presidida por un comité de especialistas, usuarios y trabajadores, para garantizar agua segura la empresa de agua y el necesario saneamiento.
https://prensaobrera.com/sociedad/el-problema-de-la-vivienda-entre-la-clase-obrera/