Chau, Juancito
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Hace treinta años, en Buenos I Aires, en este “lejano puerto” moría Raúl González Tuñón coincidiendo en lo conceptual con la nota publicada en PO N5 865, uno de los poetas más grandes de América.
Para Tuñón, la literatura fue tina simple extensión de su actitud militante hada la vida, de su compromiso incondicional con la lucha y, a su manera, con la revolución; en el poema “Lluvia”, habla del amor a una mujer, potenciado por el romanticismo de la lluvia, pero no olvida que esa misma lluvia inunda los barrios de los trabajadores.
En uno de sus innumerables viajes, allá por la provincia de Neuquén, encuentra en un circo de animales famélicos y carpa remendada a un mago que se hace llamar Johnny Walker, allí nace el personaje que a la postre se apropiaría de su autor, allí comienza a andar "Juancito Caminador”. Y anduvo por España en la década del ´30, en Madrid revolucionario, volcando impresiones en el libro Muerte en Madrid, anduvo por Francia, por China, por la URSS, por La Martinica y por otros muchos puertos, y amalgamó a todas las plazas del mundo en una sola plaza… “donde un banco me espera”.
Si bien permaneció fiel al Partido Comunista, lo que lo llevó a escribir su lamentable poema “Muerte de un traidor”, con motivo del asesinato de Trotsky, tuvo no pocos roces con aquél y su estilo literario oficial, el “realismo socialista”. Tuñón se definía como “realista romántico” -el traslado fiel, pero apasionado, de lo que se ve y se vive-, con la necesidad de “sacar el arte a la caite”. Y, coherente con su estilo de vida, defendió esta postura desde la actividad práctica, por ejemplo, en el grupo de Florida. Raúl González Tuñón, o lo que es lo mismo, Juancito Caminador, fue un revolucionario que escribió poemas, un militante dedicado a la literatura, un Hombre; en toda la extensión de la palabra.