El jueves 15 inició el juicio al cura abusador Renato Rasgido, el primer cura denunciado por abuso sexual en la provincia de Catamarca. En medio de un enorme operativo policial totalmente desproporcionado, con corte de calle con vallas y varios de los grupos especiales de la provincia, no nos dejaron manifestar de manera pacífica frente a la Cámara Penal N°2, dónde se lleva adelante el juicio. La policía y el Estado al servicio del abusador como lo hicieron durante los diez años. A pesar de todo el circo policial, el Plenario de Trabajadoras PO estuvimos los dos primeros días apostados detrás de las vallas reclamando justicia y exigiendo que el juicio avance con normalidad.

El abogado defensor del cura, Luciano Rojas, un conocido fullero de las leyes en Catamarca vinculado a la defensa de abusadores, asesinos y corruptos, es el encargado ante la Justicia de garantizar la impunidad a Rasgido.

En la primera audiencia, en la cual estaba previsto que la víctima declare, Rojas presentó un planteo de nulidad absoluta, medida que obligó a un cuarto intermedio hasta el día siguiente donde los jueces negaron la nulidad. El día viernes, con otra maniobra dilatoria, la defensa pidió la lectura de 260 fojas que contienen la acusación al cura, tarea que ocupó toda la segunda jornada y se especula que la tercera también. Maniobras sucias que favorecen al pedófilo, pero que la Justicia permite en complicidad del abogado defensor.

Cómo llegamos al juicio

El juicio comienza después de diez años de espera. La denuncia contra el cura fue en el año 2014 cuando la víctima tenía 12 años. La causa fue elevada a juicio tres veces. Desde el comienzo de la investigación al día de hoy, Rasgido nunca estuvo detenido, sino que está en libertad y bajo la protección del Obispo de Catamarca, Luis Urbanc, un enemigo declarado de las mujeres y las diversidades.

Urbanc, desde el principio del proceso judicial, se encargó de proteger a Rasgido: lo trasladó al obispado, un pequeño palacio con todos los lujos en el centro de la ciudad, para mantenerlo resguardado, luego de una capilla a otra en distintos lugares de la provincia permitiéndole desarrollar su función de sacerdote.

La protección del obispo a Rasgido fue el comienzo descarado del accionar encubridor de la Iglesia de Catamarca con los demás curas abusadores: Juan de Dios Gutiérrez, Moisés Pachado, Eduardo López Márquez. El primero está condenado y en prisión, el segundo murió impune y el último espera que la investigación comience.

La década de impunidad a Rasgido fue garantizada, por un lado, por la Iglesia Católica y sus recursos millonarios para pagar abogados y, por otra, el silencio rotundo del Estado y el poder político, que no quieren incomodar a una institución religiosa con la que históricamente sostienen un fuerte entrelazamiento. Es la que realiza la contención social en momentos de crisis política de los gobiernos de turno.

La lucha por justicia para las víctimas y sobrevivientes de abusos eclesiásticos y en contra la impunidad es una lucha que todo el movimiento de mujeres y diversidades debe abrazar. No se puede conquistar la separación de la Iglesia del Estado, la efectiva implementación de la ESI laica y científica para lxs pibxs o defender el aborto legal, seguro y gratuito si no enfrentamos a quienes bloquean nuestros derechos y militan el sometimiento de las mujeres.

Las compañeras del Plenario de Trabajadoras estuvimos acompañando a la víctima durante las primeras jornadas, y nos daremos la tarea de fortalecer la lucha por el juicio y castigo a Rasgido y todos los curas abusadores, para conseguir que éste cura abusador vaya preso como lo hicimos con una gran presión popular con Juan de Dios Gutiérrez. Llamamos al movimiento de mujeres y diversidades, al movimiento piquetero y todo sector en lucha se sume a estas jornadas como antesala de la lucha por organizar un gran 8M en la provincia, por todas nuestras reivindicaciones y por justicia para la víctima.

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