Sociedad

23/11/2020

POBREZA

¿Cuánto rinde la Asignación Universal por Hijo?

El testimonio de Norma, beneficiaria de la AUH, ilustra los límites del programa.

La creciente crisis económica y su impacto en los bolsillos y la realidad de las familias trabajadoras se expresa de distintas formas: una pobreza que escala por arriba del 40% de la población, un 30% de desocupación, más del 10% de indigencia, el salario mínimo y la jubilación mínima por debajo de la indigencia, etc. Esto nos lleva a preguntarnos ¿qué pasa con los recursos más elementales como la Asignación Universal por Hijo (AUH)?

Se estima que hoy cobran la AUH unos 2,3 millones de padres (solo un titular por familia) en virtud de alrededor de 4,3 millones de hijos e hijas, con un monto actual de $3.540 ($3.714 desde diciembre) por cada menor de 18 años, hasta un máximo de cinco AUH. El pago de esta asignación es mensual y se descuenta un 20% por mes, los cuales se liquidan anualmente con la Libreta de Asignación Universal.

Como comenta Norma, vecina del distrito bonaerense de  Esteban Echeverría, se trata de unos $120 por día y por niño/a –con el tope de hasta cinco- que alcanza a las familias más necesitadas, sin trabajo ni ingresos regulares y que deben subsistir a base de una dieta por debajo de lo esencial y con economía imposible, que solo “funciona” con la asistencia de merenderos, comedores, el trueque de ropa usada y la lucha por arrancarle al Estado mejores condiciones de vida.

La Canasta Básica Alimentaria, que mide el conjunto de alimentos y bebidas para que una familia de cuatro personas (dos adultos y dos menores) satisfaga una alimentación esencial, hoy se encuentra en unos $20.710 mensuales, muy lejos de los que implican dos AUH por un total de $7.080 (para esa misma familia). Quizás si los padres se abstuvieran de alimentarse los/as niños/as llegarían a cubrir su cuota alimentaria de emergencia, pero eso no es recomendable.

Los montos de la AUH son los mismos que se perciben por la Asignación por Embarazo para la Protección Social, con las implicancias que esto tiene para los gastos necesarios durante el periodo de gestación.

¿De qué depende la AUH?

Como la AUH se encuentra prevista y regulada dentro del Régimen de Asignaciones Familiares, dependiente del sistema previsional y la Anses, la actualización de estos precarios montos está vinculada a la fórmula de la movilidad de los jubilados. Esto quiere decir que cada sucesivo robo a las jubilaciones impacta como un manotazo a la alimentación de los/as niños/as.

El saqueo de los fondos de la Anses también implica un robo a las mesas de las familias pobres, ya que los fondos para las AUH salen de ese mismo lugar. Ahí golpean las exenciones a los aportes patronales y los beneficios a los capitalistas, que van en la línea de liquidar los recursos de la Anses. Lo mismo vale para el saqueo de estos recursos para pagar deuda externa usando la plata que ingresa para comprar “bonos” que el Estado nunca paga y que luego transforma en otro negocio para los especuladores.

Con la nueva fórmula previsional que impulsa el gobierno, la AUH quedaría aún más disminuida, por detrás de la inflación y la suba de los alimentos y atada a la caída de los salarios y de la recaudación: el gobierno no solo se lleva los ahorro de los jubilados sino también el pan de los niños y niñas más necesitados.

Cómo salimos de esta

Es evidente que la AUH se encuentra en niveles de miseria y que solo alcanza para reducir parcialmente un aspecto (alimentos) de los tantos que hacen a la calidad de vida de las familias (vivienda, vestimenta, recreación, etc.).

Ante esto y como señala Norma, las familias obreras reclaman la posibilidad de acceder a un trabajo genuino, para poder tener un salario, obra social y jubilación. En ese caso, las Asignaciones Familiares (que perciben los trabajadores regularizados con hijos) serían el piso –también endeble- del cual partir, ya que el salario abriría otras oportunidades, aunque condicionadas por los ajustes en las paritarias y la lucha por ganarle a la inflación.

Mientras tanto, miles de familias trabajadoras se integran a organizaciones piqueteras y de lucha –como se ha visto en el crecimiento del Polo Obrero- para conquistar esos puestos de trabajo y una serie de reivindicaciones transitorias que van en esa dirección: la apertura de los programas sociales, la asistencia alimentaria, el bono universal de fin de año y el aumento de las asignaciones y programas sociales.