Sociedad

30/12/2021

De los negociados a la crisis del fútbol argentino

La mayoría de los presidentes de la Liga Profesional de Fútbol quieren destituir a Tinelli.

Al menos diecinueve presidentes de los clubes que integran la primera división del fútbol argentino, nucleados en la Liga Profesional de Fútbol, pidieron la destitución de su presidente, Marcelo Tinelli. Amparados en el Artículo 16 del estatuto de la Liga, que establece que su máxima autoridad puede ser removida si más de la mitad del Comité Ejecutivo así lo dispone, los presidentes de casi una veintena de clubes -incluídos tres grandes; Boca, Independiente y Racing- buscan remover al mediático empresario (que es también vicepresidente de San Lorenzo) de su cargo.

El motivo de fondo es, amén de los reproches por la poca actividad del “Cabezón” en las decisiones del organismo, una disputa por la rentabilidad del negocio. En líneas generales, el consenso de los mandatarios sería porque la Liga vuelva a estar bajo la órbita de AFA, en la que continúan todas las demás divisiones futbolísticas nacionales. Y el motivo último de ello es que buscan que sea la histórica asociación quien organice nuevamente el reparto de los derechos de televisación, gracias a los que los clubes obtienen un importante margen de la recaudación y ante los cuales el manejo de la actual gestión los mantiene disconformes.

Todo empezó tras el sorteo de la Liga en el predio de la AFA. Durante el almuerzo de los dirigentes, la mayoría se mostró de acuerdo con barrer a Tinelli y también, aseguran, a Eduardo Spinosa, presidente de Banfield y director deportivo del certámen (TyC, 24/12). En principio eran quince los presidentes congeniados para el objetivo, y fueron ellos quienes dieron el puntapié firmando una carta para destituir a Tinelli en la próxima reunión de comisión directiva. Pero tras presentarse el escrito, Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors y principal candidato a sucesor hasta convocarse en tres meses a votación, destacó que “los clubes que lo quieren fuera son más, pero no todos quieren firmar la carta”. Dicho y hecho. Los dirigentes que buscan la dimisión se reunieron recientemente en Puerto Madero para continuar el “plan de acción”, y se apersonaron en la cita nuevos representantes. Entre ellos Juan Román Riquelme, el vicepresidente de Boca, y dirigentes de Unión, Newell’s, Racing y Barracas Central.

Una vez más los negociados capitalistas vuelven a manchar la pelota. Basta con mencionar que uno de los puntos de discordia sobre la distribución de los derechos televisivos son los contratos firmados con Proenter, que tiene como uno de sus lemas ¡“transformamos pasiones en grandes negocios”!. Pero cabe remontarse entonces a la génesis de la entonces Superliga, que nació con una razón de ser netamente privatista. Su aparición se dio como la vía de escape de los clubes para arancelar la transmisión de los partidos de fútbol frente a la disolución de Fútbol Para Todos por parte del gobierno de Macri, lo que les pisoteó la fuente de recaudación. Se convocó en aquella ocasión a una licitación internacional para “vender” los derechos televisivos al mejor postor, adquiridos por TNT y Fox Sports. Fue el primer espaldarazo a un intento de avanzar hacia un fútbol de Sociedades Anónimas Deportivas en la cual aparecía en primera línea el macrismo -y dirigentes deportivos acérrimos-, que ejerciendo presión con la remoción de la principal fuente de ingresos de los clubes los “empujaron” a avanzar en este horizonte.

Ahora, las “cornadas entre bueyes” por quedarse con la caja llevó a tironeos insólitos, en los cuales la AFA desautorizó abiertamente en varias ocasiones a la Liga Profesional, que en última instancia fue su propia creación. El estallido de la interna en el fútbol argentino tiene más que ver con la guerra entre las camarillas hambrientas de quedarse con la “torta” que con diferencias organizativas sobre el certámen futbolístico más relevante del país. Es parte de la crisis política que ya se evidenció con la recordada elección en AFA finalizada en “38 a 38” sin que los números de votantes concordaran.

Ahora, de un lado, una mayoría de dirigentes puja bajo el ala de la AFA por imponerse en el organismo que centraliza los derechos de la máxima competición. El apoyo de Barracas Central a la cruzada destitutiva, club ligado íntimamente al “Chiqui” Tapia (presidente de AFA), ayuda a clarificar mejor las cosas. Incluso, habría sido él quien propuso a Malaspina como el sucesor interino (Olé, 28/12). Por el otro, un Tinelli cada vez más solitario tiene sin embargo una pequeña tropa, como su socio incondicional Eduardo Spinosa, el corrupto presidente de Banfield. O… el presidente Alberto Fernández.

En medio de toda esta munición cruzada, millones de personas se emocionan, gritan, lloran, se ríen, son felices o se amargan por semanas enteras viendo ganar o perder a los equipos de sus amores. El anteriormente mencionado lema de Proenter resume perfectamente la cuestión. No son solo estos pulpos sino también toda la cúpula dirigencial del fútbol argentino quienes “transforman pasiones en grandes negocios”. Los hinchas y socios tienen que adoptar los métodos de la deliberación y las asambleas por clubes para barrer a estos parásitos que arruinan el folclore del deporte más popular del mundo. Deben ser ellos mismos los que dirijan las instituciones, porque en la vereda contraria están los representantes de un camino abierto hacia la privatización y los negociados de unos pocos.

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