Sociedad

9/8/2022

El caso Viviana Canosa: la “libertad de empresa” censura

La libertad de expresión es incompatible con el capitalismo.

Anunció el fin de su programa por redes sociales.

La operadora mediática derechista Viviana Canosa anunció el fin de su programa televisivo emitido por la señal de A24. La salida la vociferó por sus redes sociales, donde argumentó una falta contra la libertad de expresión por parte del Grupo América. En efecto, todo empezó cuando Canosa quiso transmitir en vivo un “escrache” que le hicieron al ministro de Economía Sergio Massa, ligado fuertemente al presidente del multimedio, Daniel Vila, y su socio José Luis Manzano, los cuales tienen negocios que han cobrado peso con el tigrense. Del canal le bajaron el pulgar, y dio lugar a un episodio que puso en el tapete de la discusión a la mencionada “libertad de expresión”.

Vila argumentó luego que la línea editorial de A24 sería “no publicar ninguno de los escraches” realizados a dirigentes políticos en las últimas semanas, entremezclando episodios distintos. Esto cuando por las redes sociales comenzaron a circular videos de grupos ligados a la derecha que de a cuatro o cinco personas increparon a varios funcionarios del gobierno, aprovechando la debilidad política que atraviesa en esta crisis el elenco gubernamental, buscando así “llevar agua a su molino”.

Para que la direccionalidad de la impugnación pase inadvertida, Vila también mencionó que evitarían publicar, por ejemplo, otro escrache que vecinos de La Matanza le hicieron a Patricia Bullrich, emparentando todos los sucesos. Pero la censura es inherente a la prensa capitalista. La izquierda se encuentra ampliamente censurada de la mayor parte de los medios de comunicación, o ve sus posibilidades de intervenir en los mismos reducidas al sojuzgamiento de panelistas inquisidores, amarillismo y campañas sucias, como la que montó Clarín y en la que se prendieron desde La Nación Infobae hasta C5N contra el Polo Obrero y el Partido Obrero. Esto por expresar un programa político enemigo de todos los grupos empresariales del periodismo, independientemente de su pelaje o color político.

La mentada “libertad de expresión” bajo este régimen social está inevitablemente atravesada por los intereses en juego de los capitalistas que poseen radios, canales televisivos o periódicos. Las posibilidades de los periodistas y los trabajadores de prensa quedan siempre reducidas al visto bueno de estos últimos. Viviana Canosa, entrevistadora frecuente de distintas figuras derechistas, particularmente de Javier Milei (de quien es correligionaria), se llevó una “cucharada de su propia medicina” luego de defender a capa y espada la libertad absoluta del mercado y las empresas. Daniel Vila y la patronal de América le prohibieron transmitir el escrache a Massa por su conexión empresarial con el ministro. Ahora no se puede desentender.

El colmo del asunto fue ver al expresidente Mauricio Macri venderse como un adalid de la libertad de expresión ante este hecho, cuando persiguió judicialmente a personas “de a pie” por sus opiniones en redes sociales y montó abiertamente una red de “ciberpatrullaje”, o incidió en el despido de Federico Tártara, que lo puso contra las cuerdas con una serie de preguntas en una rueda de prensa. Pero es parte del juego de presiones (y censuras) entre bloques políticos en nombre de la “libertad de expresión” para endilgarle al adversario las faltas a esta última. En tal sentido el peronismo no puede hacer mayores olas en la materia, habiendo protagonizado episodios bochornosos como el despido de Juan Miceli en 2013 de la señal televisiva estatal Canal 7 por no “apegarse ideológicamente” a la defensa cerrada que hacía del gobierno kirchnerista, siendo reemplazado luego por militantes de La Cámpora.

En el capitalismo hay libertad de empresa, la que pregona Viviana Canosa, no libertad de expresión. Conquistar esta última dependerá de enterrar en la historia a una sociedad en la que un puñado de capitalistas son los propietarios de todo, incluso también de los espacios para difundir la palabra.