El derrumbe del “plan” Cavallo y el fútbol
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Los dieciocho clubes que militan en la Primera B Metropolitana han suspendido la disputa del campeonato y declarado un lock out patronal para los más de trescientos trabajadores (futbolistas, directores técnicos, preparadores físicos, etcétera) que actúan en esa divisional. Esto representa el inicio de una reorganización puramente capitalista del fútbol. Julio Grondona, titular de la AFA, “remarcó la necesidad de elaborar una total reestructuración de los estamentos profesionales …”. “Los clubes deberán jugar en las categorías de acuerdo con sus posibilidades financieras. Sencillo” (La Nación, 5/4). La AFA actuará como un “fondo fiduciario” que decidirá —en base a criterios puramente financieros— quién se queda y quién se va.
La “amateurización” de la B y la “reestructuración de los estamentos profesionales” implicará, ni más ni menos, que la “flexibilización” de los jugadores, directores técnicos y otros trabajadores del fútbol. Por eso La Nación (5/4) hace hincapié en denunciar “la obsoleta vigencia del actual Convenio Colectivo de Trabajo nº 430/75, con más de veinte años de ya desgastada y caduca presencia”; en la misma dirección, algunos dirigentes de clubes de la B han planteado que “los jugadores se transformen en autónomos” (Ambito Financiero, 29/3), para imponer los “contratos temporarios”, en los que el trabajador no tiene ninguna dependencia —ni siquiera temporaria— con su empleador.
El deporte no puede escapar a las leyes que rigen la organización social capitalista en la cual se desenvuelve: la concentración capitalista en uno de los polos, y en el otro, la quiebra de los pequeños capitalistas y la pauperización y precarización de la masa de trabajadores.