Sociedad

2/6/2016|1413

El fútbol, la intervención a la AFA y los realineamientos políticos

El fútbol, y con él la AFA, es un negocio multimillonario que ahora promete expandirse hasta extremos por el momento imprevistos. Pero, además y sobre todo, es un fortísimo factor de poder político


El fútbol, y con él la AFA, es un negocio multimillonario que ahora promete expandirse hasta extremos por el momento imprevistos. Pero, además y sobre todo, es un fortísimo factor de poder político. Ese aspecto, el del poder político, debe necesariamente tenerse en cuenta para empezar a entender el conflicto que corroe en estas horas al fútbol argentino y a la AFA, de hecho intervenida por el gobierno.


 


La designación de veedores, y la suspensión de las elecciones para elegir al nuevo titular de la AFA, no se debe a las “irregularidades” que consignan la jueza María Servini de Cubría (ella tiene veedores allí desde hace meses) y la Inspección General de Justicia (IGJ). Esas irregularidades se conocen desde siempre. Lo que empuja al gobierno a intervenir es el hecho de que Hugo Moyano parecía tener los votos suficientes para quedarse con la presidencia de la AFA, y Macri decidió no permitir que eso suceda.


 


Para saber quién es quién: el titular de la IGJ es Sergio Brodsky, un empleado de Daniel Angelici, quien, a su vez, es una pieza clave de Macri en el fútbol y en el Poder Judicial. Y el vicepresidente tercero de Boca es Darío Richarte, ex subjefe de la Side, ex vicerrector de la UBA y también “operador” del oficialismo en Tribunales.


 


El fútbol comienza a recorrer una transición entre dos regímenes, y eso se ve en los clubes. Quilmes, por citar un caso, está en una crisis muy grave; el intendente, Martiniano Molina (PRO), quiere sacar del club a Aníbal Fernández y al clan de los Meiszner. Fernández, entonces, se alía con su viejo enemigo Moyano. En otras palabras: los realineamientos y las alianzas en el fútbol se entrecruzan con los de la política nacional e incluso con la posición internacional del gobierno. Se debe recordar que con Barack Obama llegaron emisarios de Ted Turner (Imagen Satelital SA en la Argentina), un pulpo interesado en ser parte decisiva de la colonización (véase PO N 1.412, “La colonización del fútbol argentino”). El propio Moyano defiende intereses políticos, además de los vinculados directamente con el fútbol. Después de todo, él no dirige un club chico, Independiente no tendrá un lugar menor en la Superliga cualquiera sea el resultado de esta pugna. Pero el del jefe camionero es un aparato de punteros, barrabravas y burócratas que se juegan mucho en la interna peronista. La presidencia de la AFA implica un resorte fundamental en términos de recursos y patotas. No puede permitirse la pérdida de posiciones. Macri tampoco.


 


Negociaciones internacionales


 


Sin tapujos, el Presidente ha tomado el asunto en sus manos personalmente. El sábado 28 habló por teleconferencia con el titular de la Fifa, Gianni Infantino, para discutir con él la “normalización” de la AFA. Era necesario porque, como se sabe, la Fifa no tolera intervenciones gubernamentales en sus asociaciones adheridas, y puede incluso disponer la desafiliación temporaria de las entidades que se encuentren en esa situación. La Fifa es rigurosa en ese punto puesto que ella misma es un organismo imperialista y mafioso, y necesita autarquía (la irrupción del gran capital norteamericano en el fútbol derivó en el conflicto que terminó con medio ejecutivo de la Fifa en prisión, véase hasta qué punto llega esa lucha).


 


Por su lado, Angelici, y su colega de River, Rodolfo D’Onofrio, trabajan con funcionarios del gobierno e incluso con Macri, en la redacción de una carta a la Fifa para proponer una “comisión normalizadora” de la AFA en vez de una intervención directa. Es más, una primera versión de esa carta ya fue leída por Infantino, que le hizo algunas observaciones (¡!). Paralelamente, el gobierno chantajea con designar interventora de la AFA a Graciela Ocaña, una enemiga directa de Moyano, aunque tal vez ese recurso se vuelva innecesario después del fracaso moyanista en la reunión de Ejecutivo del martes 31, que en los hechos aceptó la suspensión de las elecciones en la AFA; es decir, la intervención light, aparentemente acordada por el gobierno con el titular de la Fifa.


 


Se trata de una pelea feroz entre mafiosos por un negocio tan enorme como sucio, y de una pugna política que se desenvuelve a costa de una expoliación adicional al pueblo trabajador argentino, en su condición de socio o simpatizante de los clubes.