Sociedad
29/4/2022
El gobierno reconoce que el 55% de la población es pobre
Alcanza a más de 25 millones de personas.
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Foto: Sofía Bordone @ojoobrerofotografía
El 55% de la población del país está en la pobreza. Así lo evidencia un relevamiento paralelo al Indec que hizo el Consejo de Coordinación de Políticas Sociales dependiente del ejecutivo nacional. Contemplando no solo el aspecto de los ingresos per se, sino también factores como la vivienda, la situación de empleo, la protección social y la cobertura de salud o el acceso a los servicios básicos, hablamos de una condición que alcanzaría a más de 25 millones de personas.
Un hogar puede ser reconocido bajo la pobreza si incumple al menos dos factores en consideración. Para ello se determinan una serie de cuestiones que efectivamente hacen a la vida cotidiana de las familias laboriosas, en contraste con los índices del Indec, que omiten dimensiones del problema. Se contempla desde los materiales y ubicaciones de las viviendas hasta las dificultades para acceder al empleo remunerado.
Este 55% de la población, distribuida en el 44,6% de los hogares (evidenciando también el hacinamiento o la incapacidad de la población más empobrecida para separarse del grupo familiar) es pobre según el criterio monetario del Indec o el multidimensional del Consejo, en tanto un 30% lo es según ambos parámetros a la vez.
El Consejo de Coordinación de Políticas Sociales publica esta cifra admitiendo una hecatombe social, pero siquiera anunciaron una medida a tomar. Es una muestra de que el ajuste del FMI avanza sin paliativos, y por eso el silencio es su mejor colaboración al pacto social que el organismo venía a institucionalizar junto a las burocracias sindicales, la Iglesia y los movimientos sociales cooptados.
Tenemos que frenar esta liquidación de las condiciones de vida de la población trabajadora. Necesitamos otro país, con trabajo genuino, salarios acordes a la canasta básica, un seguro universal al desocupado hasta entonces y que se garantice el pan en el día a día para las familias que lo habitan. Un país que naturalmente sólo podremos conquistar transformándolo de fondo sobre nuevas bases sociales, rompiendo con este régimen de hambre y de saqueo.