Sociedad

2/6/2018

El Mundial del 2018 (primera parte): “Arriba los ricos del mundo”

Solo para hinchas

Vamos a llegar al Mundial del 2018 en el marco de una inmensa crisis política del país. Los principales amantes del fútbol, los trabajadores, lo verán en el medio de tarifazos y de grandes ataques a las condiciones de trabajo y de vida de los activos y de los jubilados. Miles, con mucha razón, repudiarán que una gran parte del tiempo durante un mes entero lo ocupe el fútbol y no las más caras necesidades de las masas.


Éste, al igual que la mayoría de los mundiales, salvo alguna excepción, actuará como somnífero de la lucha de clases pues es muy fuerte la atracción que genera y que, a su vez, retroalimentan los medios de comunicación.  


Este Mundial en particular se hace en Rusia, donde nació el primer gobierno obrero de la historia pero, a 100 años de aquella revolución, los visitantes podrán apreciar en toda su dimensión que la letra de la gloriosa “Internacional” está invertida. La resolución de la FIFA de que sean sedes Rusia ahora y después Qatar no es sinónimo de “arriba de los pobres del mundo” sino en beneficio del desarrollo de los nuevos capitalistas: “arriba los nuevos  ricos del mundo”.


La Rusia de 2018 tiene un fútbol totalmente privatizado -los 20 clubes son sociedades anónimas. Sus presidentes, en su gran mayoría, son ex funcionarios de  la última época de la Unión Soviética que pasaron a ser los dueños de las grandes empresas que controlaban desde el Estado.


El fútbol en Rusia vivió los avatares de la revolución, en su ascenso y en su degeneración estalinista. Los viejos clubes, El Dínamo de Moscú y CSKA, fueron el subproducto social de esa revolución. El Dínamo de Moscú era el club de Feliks Dzerzhinski, el jefe de la policía secreta (Tcheka), popularmente conocido como el club de los policías. El CSKA, fundado antes de la revolución pero también considerado el club del Ejército Rojo, fue rival del club de los policías. 


De ese tipo de clubes no quedan ni las cenizas. Hoy están todos dirigidos por capitalistas e integran junto a los otros clubes una Liga que ahora se ha abocado a la compra de jugadores del mundo.


El desarrollo económico de los nuevos ricos de Rusia ha seguido el sendero del fútbol para el blanqueo de sus negocios. En los últimos años, poderosos empresarios rusos se han involucrado en clubes europeos.


Roman Abramovich  hoy es el presidente del Chelsea inglés. Cuando, bajo el mando del presidente Boris Yeltsin se privatizaron algunas empresas, Abramovich fundó una de las petroleras más importante de Rusia. La fortuna de Abramovich asciende a más de 10.000 millones de dólares.


Dmitry Rybolóvlev, dueño del Mónaco, dirigía una empresa estatal de medicina alternativa y se quedó con ella con la privatización. Sus diferentes inversiones lo llevan a tener una fortuna de alrededor de 9.000 millones de dólares.


Alisher Usmanov, dueño nada menos que del club Arsenal inglés, es uno de los cinco hombres más ricos de Rusia. Se quedó con la telefonía y una productora de hierro. En 2016 la fortuna de Usmanov era de 12.500 millones de dólares, aproximadamente.


Nada verán los concurrentes al Mundial de Rusia sobre la solidaridad internacional. Mientras que la AFA saca instrucciones machistas sobre cómo conquistar chicas rusas, la verdad es que el machismo, el racismo y la xenofobia están entre los grandes problemas del fútbol (y en particular de la sociedad rusa actual), donde existe una enorme intolerancia en cuestiones raciales y sexuales.


El año pasado se gestó un programa de televisión en el que se ofrecían billetes de avión -sólo de ida- a los miembros de la comunidad LGTB que quisieran abandonar el país. Mediante su presentador se invitaba a los interesados a demostrar su homosexualidad con un certificado médico que confirmara "la sodomía u otras formas de perversión". Y cerraban con un elocuente: "Buen viaje, pervertidos".


El Gobierno avala tácita y efectivamente la discriminación por razones de sexo. En 2013 el presidente Vladimir Putin sancionó una reforma que pretendía acabar con la "propaganda homosexual", en la que se prohibía la adopción de menores de edad por parejas del mismo sexo, ya sean nacionales o extranjeras.


Hoy existen en Chechenia lugares similares a campos de concentración exclusivos para homosexuales. Algo por lo que la comunidad LGTB presentó denuncias formales ante varios organismos internacionales, pero sin obtener un resultado concreto.


En el fútbol  ruso hay un inmenso racismo: el crack brasileño Hulk recibió todo tipo de ataques por ser negro y a lo largo de los años se convirtió en el abanderado de la lucha contra el racismo en Rusia. Contratado en 2012 por el Zenit de San Petersburgo por más de 60 millones de euros, el delantero fue inmediatamente el centro de odios y resquemores. Comenzó a recibir, en cada estadio, onomatopeyas ofensivas.


Hulk incluso denunció al árbitro Alexei Matyunin por propinarle insultos xenófobos durante un partido, algo que el Colegiado desmintió y que la investigación posterior no pudo probar, o no realizó mucho esfuerzo por hacerlo. Hace tres años declaró: "Si esto ocurre durante el Mundial del 2018 será verdaderamente escandaloso y feo, el mundo entero lo verá". 


Cansado de todo esto, se fue al fútbol chino. Pero el de Hulk es apenas un caso de muchos en el fútbol ruso. De hecho, la organización contra el racismo en el fútbol en Europa, la Football Against Racism in Europe (F.A.R.E) elaboró un informe en el que dice haber registrado 89 agresiones racistas en la temporada 2016-2017. De la actual todavía no están los datos.


Éste es el marco que encontrarán los hinchas visitantes del mundial 2018. La foto de la portada del monumento a Lenin con los banner de dos equipos comprados por los rusos  millonarios (Chelsea y Manchester United) demuestra que en Rusia la letra de “La Internacional” es al revés.


La próxima nota será sobre la selección nacional y el mundial 2018.


Hasta la próxima. 


LEER MAS:


El Mundial de 1978 (primera nota): la pelea por la organización


El mundial de 1978 (segunda nota): “todo está guardado en la memoria”