Sociedad

3/11/2020

FAMILIAS SIN TIERRA

El relato “progresista” de los hechos de Guernica

Respuesta al artículo de la Agencia Paco Urondo sobre el desalojo violento.

El director de la Agencia Paco Urondo, José Cornejo, publicó un artículo que intenta salvar de responsabilidades al gobierno de Axel Kicillof y su funcionario Andrés Larroque en los hechos que llevaron al desalojo violento de las tierras de Guernica. Con información sesgada, descalificaciones y un indisimulable compromiso con el gobierno, el periodista militante se inscribe en la línea de ataque contra las familias y las organizaciones de Guernica.

Cornejo es directo en sus intenciones y luego de un somero relevamiento de algunos datos de público conocimiento va al meollo de lo que pretende vender: el supuesto vaciamiento del conflicto de Guernica.

Para este propósito se basa en los antojadizos números presentados por el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque, los cuales han ido variando durante los últimos meses según la conveniencia y oportunidad política, hasta que un nuevo censo realizado por el gobierno, cuatro días antes del desalojo, controlado por las familias y supervisado por organizaciones de DD.HH. –incluso algunas cercanas al gobierno- tiraron por la borda las burdas operaciones del ministro: 1.400 familias en toma, 4.414 personas.

Así, se objeta una “baja” presencia de las familias durante el desalojo, omitiendo el operativo mediático de las 12 horas previas, con la exhibición obscena de los recursos represivos que el gobierno se aprestaba a implementar. Lo mismo vale para el desembarco de miles de efectivos en horas tempranas de la madrugada del jueves 29.

Cornejo revictimiza a las familias de Guernica cuando las culpa de salvar las pocas pertenencias con las que permanecían en el lugar. Lo mismo hace con quienes sí se quedaron, a quienes les achaca haber incendiado sus propias casillas. Para colmo, les objeta no haberse trasladado a los “dispositivos transitorios” preparados por el gobierno que los acababa de echar a la fuerza de sus tierras, donde supuestamente los periodistas se encontraron con predios vacíos: hubiera seguido el peregrinar de las familias reprimidas que, a falta de techo, terminaron acudiendo movilizados a la Municipalidad de Presidente Perón, y no a la cueva del lobo.

La mesa de maniobras

El periodista de la Paco Urondo responsabiliza al Partido Obrero de la frustración de las negociaciones con el gobierno; sin embargo, para ello, omite deliberadamente información importante y recicla viejas chicanas y descalificaciones. Se acusa al Polo Obrero de oponerse a la firma del acta de la entrega sin tierras. Pero ninguna organización llegó a firmarla. No obstante lo que más molestó es el método de asamblea y cuerpos de delegados que impulsó desde la primera hora el Polo Obrero. Fueron las asambleas las que rechazaron la firma de un acta de desalojo sin nada en la mano, de sinuosa redacción, destinada al engaño que no duró demasiado al oído atento de las familias.

Lo cierto es que en ningún momento se arribó a un acuerdo entre las familias y el gobierno por la sencilla razón de que este nunca ofreció nada que se aproxime al elemental reclamo de tierra por tierra, o sea dentro o fuera del predio de Guernica. Al día de hoy no pueden dar cuenta de una sola asignación de terrenos para las familias de Guernica.

Lo que sí sucedió es que los funcionarios utilizaron esa mesa de “diálogo” para operar y maniobrar sobre las familias en busca de forzar un avenimiento a un desalojo voluntario a cambio de vacuos compromisos.

Las “propuestas” del gobierno no podían ser consideradas tales ya que partían de desconocer la realidad y magnitud del reclamo y solo “ofrecían” soluciones precarias para un número ínfimo de familias: un lugar de refugio transitorio, algún subsidio en efectivo si no tenían dónde ir, básicamente.

Que se afirme que estas “ofertas” eran ocultadas por las organizaciones de izquierda a los vecinos es una vil canallada, cuando las mismas eran difundidas públicamente por todos los medios y cuando el gobierno contaba con todos los recursos para hacerlas conocer.

Incluso más, Cornejo afirma que las organizaciones dejaron plantado al gobierno el martes 27 por la noche, pero el plantón no fue tal: las asambleas habían puesto a conocimiento de todas las familias la “oferta” del gobierno y se encontraban deliberando sobre ella. Una de ellas tuvo que postergarse para la mañana del día siguiente. Nuevamente las mentiras del periodista.

Cuando el miércoles 28 se reunieron el gobierno y algunas organizaciones, el gobierno hizo volar por los aires la negociación afirmando que no habría tierra para las 1.400 familias censadas y que procedería al desalojo de quienes permanecieran en el lugar. No se puede aquí señalar responsabilidad alguna del PO ya que este ni siquiera fue invitado a la misma. Larroque solo había ganado tiempo y se aprestaba a pasarle el asunto a Berni.

Cornejo presume haber ido reiteradas veces a las tierras de Guernica, incluso se considera uno de los periodistas que más ha asistido al lugar, pero le pasa lo que a la mula del mariscal de Sajonia, que a fuerza de ir reiteradas veces a un lugar no ha aprendido nada de lo que allí ocurre, o se hace el distraído.

El relato que ha construido respecto a los sucesos de Guernica no puede ocultar una orientación represiva que es refrendada todos los días por este gobierno, cuando las prioridades son la defensa de los acreedores de la deuda, los apropiadores privados de la tierra y los negocios inmobiliarios, contra las familias sin tierra.

El derrumbe del “progresismo”

Cornejo hace el ridículo cuando se coloca en la mentalidad del “militante setentista” y estima que las organizaciones siquiera prepararon una “estrategia insurreccional”. ¿De qué habla? Nuevamente omite lo elemental, las familias y las organizaciones bregaron a toda hora por una solución satisfactoria, hasta el último momento. Fueron Berni, Larroque y Kicillof los que se prepararon para la guerra. De esto sobra material fílmico y fotográfico y ya se han presentado varias denuncias. El periodista debiera reflexionar con el rumbo de sus acusaciones, coincide con las de Berni que dice que la izquierda “huyó como ratas”, se colocan en el terreno de un macartismo desembozado en la línea de una política que tiene un tufo fascistizante corroborado en los hechos por la represión.

El desalojo de Guernica no es una excepción, sino la regla. El propio Berni, que no olvidemos responde a Kicillof, se jacta justamente de ello. La jactancia está corroborada por los hechos: hubo decenas de desalojos brutales y represiones en toda la provincia de Buenos Aires, por las mismas razones. Antes y aún después de Guernica. Como dijo Nora Cortiñas, Larroque es un “desalojador serial”, por eso el gobierno se privó durante más de tres meses de ofrecer un pedazo de tierra para las familias de Guernica.

Este peronismo de izquierda 2.0 sí que no tiene espíritu “setentista”: no solo sería incapaz de irse de la Plaza de Mayo, sino que hasta abandonó la retórica de la marcha peronista cuando proclama “combatiendo al capital”, frase de la que se agarraron para justificar un sometimiento a Perón, para pasar ahora a defender la especulación inmobiliaria y la represión que la sostiene a costa de millones de argentinos sin vivienda. En la madrugada del desalojo a los palos, gases y tiros, los nac&pop, exactamente a esa hora, aprobaban el presupuesto de ajuste, sin vivienda, conversado con el FMI y con el guiño de la abstención de Juntos por el Cambio, una foto política indisimulable.

El periodista militante del gobierno se pregunta entonces “¿por qué fue necesario un desalojo de esa magnitud?”, para luego concluir en la responsabilidad unilateral de la Justicia. Se trata de un acto de ocultamiento y encubrimiento político.

Tampoco el gobierno avanzó en una expropiación de esos terrenos a pesar de que, como investigó la revista Crisis, “las tierras en disputa fueron adquiridas por El Bellaco SA durante el ‘Proceso de Reorganización Nacional’. Y que el presidente de la empresa hasta su muerte en 2013 fue funcionario de la dictadura”; tampoco aplicó la ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat, como proponían los vecinos, que hicieron más de una propuesta y que el gobierno jamás contempló o respondió.

La represión de Guernica se inscribe en la línea de satisfacer las demandas políticas del FMI. ¿Se puede hablar del desalojo de Guernica, de la infantería de Kicillof en la puerta de Gri Calviño, o de la represión a luchas populares sin considerar esto? Es un guiño para el capital financiero, de que el gobierno cuenta con la espalda y la determinación para ahogar en fuego los reclamos que no puede satisfacer debido al rumbo y la orientación entreguista que ha emprendido.

“Los compañeros y compañeras que se indignaron al ver las retroexcavadoras y las casillas incendiadas”, a quienes Cornejo dirige su escrito, seguramente se indignarán viendo a Magnetto, Paolo Rocca y todo el “círculo rojo” siendo recibidos por el ministro Guzmán, que además les aseguró un déficit fiscal menor al presupuestado. ¿Cómo? Entre otras cosas recortando obra pública, o sea, ¿plan de viviendas? ni de lejos.

Esos mismos compañeros y compañeras se deben haber indignado viendo a Alberto Fernández abrazándose con el asesino de palestinos Netanyahu, o los derechistas Macron, Merkel y Pompeo, todo ello para arribar a una negociación con los buitres. Seguramente deben haber sentido lo mismo con el voto en la ONU a favor del informe de Bachelet sobre Venezuela y la permanencia en el Grupo Lima. Y así podríamos seguir. A esos compañeros y compañeras los llamamos a seguir la lucha rompiendo con un régimen que está enteramente al servicio del gran capital, el FMI y que como consecuencia de ello provoca hambre y represión.

La represión a Guernica y el resto de tomas y fábricas en lucha, recordemos que meses antes fue reprimida la huelga de Algodonera Avellaneda de Vicentin, han sido el punto fundamental a ofrecer en la reunión del lunes siguiente a la barbarie policial que tuvo Guzmán con Paolo Rocca, Magnetto y el resto de AEA: la confiabilidad política para aplicar el plan FMI.

No sabemos si Cornejo se llegó a la Plaza de Mayo el viernes posterior a la represión para pispear la manifestación donde no menos de 7.000 trabajadores y jóvenes que marcharon en la columna del Partido Obrero y el Polo Obrero. Pero, qué se puede esperar de un “progresismo” en decadencia que ha renunciado a todas sus banderas en nombre de la “gestión” y un “activismo político inteligente”.

 

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