Sociedad
23/5/2023
El Salvador: la estampida del estadio Cuscatlán y sus responsables
El fútbol mundial vuelve a estar de luto.
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Algunos heridos fueron atendidos en el campo de juego
La estampida del sábado 20 en el estadio Cuscatlán, de San Salvador, que dejó 12 muertos y un centenar de heridos, tiene un trasfondo de corrupción y negligencia que roza a empresarios, directivos y a las fuerzas de seguridad.
La sobreventa y falsificación de entradas, el cierre de puertas y, según denuncias de muchos hinchas, el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la policía, propiciaron el desastre durante el juego que enfrentaba a dos pesos pesados de la liga salvadoreña de fútbol, el Alianza de San Salvador y el FAS de Santa Ana, por el partido de vuelta de los cuartos de final del campeonato.
El fútbol se ha visto enlutado por otras desgracias similares: el árbitro retirado Rafael Rodríguez recordó estos días que en 1996 le tocó suspender un encuentro entre Guatemala y Costa Rica, por las eliminatorias del mundial de Francia ’98, cuando 86 personas murieron durante una avalancha en un saturado estadio Doroteo Guamuch guatemalteco (El Salvador, 21/5), donde había 20 mil personas más de lo permitido. El año pasado, cien personas murieron en Java, Indonesia, durante un clásico entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya (ambos en primera división). Seguidores del equipo local invadieron el césped disconformes con el resultado, y la represión policial desató una estampida fatal.
Más atrás en el tiempo, es tristemente recordada la catástrofe del Estadio Nacional de Lima, en 1964, cuando una decisión arbitral derivó en disturbios en las tribunas y, en ese marco, el cierre de puertas y el empleo de gases lacrimógenos dio lugar a un pandemónium que se selló con más de 300 víctimas fatales, durante un partido entre Argentina y Perú por la clasificación a las olimpíadas.
Cuatro años después se produjo el desastre en el estadio de River Plate, en 1968, cuando 71 hinchas murieron durante una estampida posterior a un superclásico con Boca Juniors, sobre la lúgubre Puerta 12, que estaba cerrada.
Pero volviendo a El Salvador, hinchas del Alianza denuncian el cierre de un acceso clave al estadio en las vísperas del juego, pese a que miles de personas contaban con entradas. “El partido estaba programado para las 7:30 de la noche, pero cerraron el portón a las 7 y nos quedamos afuera con los boletos en la mano” (La Nación, 22/5), de acuerdo a uno de ellos.
Según las autoridades, el cierre del portón provocó la furia de los hinchas, que habrían intentado derribarlo, originando la estampida. Pero algunos aficionados ponen en duda esta versión, indicando que en verdad hubo un acto desesperado de la multitud ante la falta de aire, fruto de la aglomeración. “La gente botó el portón porque quería vivir, no porque quería ver el partido. A mi hijo lo aplastaron entre 20, yo pensé que se me iba” (La Prensa Gráfica, 20/5), señaló el padre de uno de los damnificados.
El alerta de los espectadores de Alianza, que saltaron las gradas para advertir a los jugadores lo que estaba ocurriendo, llevó a la suspensión del partido a los 16 minutos del primer tiempo, con el marcador en cero. Varios heridos fueron auxiliados en el campo de juego.
La logística del evento estaba a cargo de un representante de Alianza (club que hacía de local), uno de la Policía Nacional Civil y otro del Estadio, que está en manos privadas (el dueño es Edessa, Estadios Deportivos de El Salvador).
Una de las denuncias más graves es que efectivos de la Policía dispararon gases lacrimógenos a la multitud. El director general de Protección Civil, Luis Amaya, no descartó esta posibilidad ante la consulta de periodistas, que se hacían eco de testimonios de hinchas y de videos en redes sociales (La Prensa Gráfica, 22/5). En el operativo había también militares, que el presidente Nayib Bukele despliega en tareas de seguridad interior.
Otras denuncias que circulan es que no había un comisario de seguridad del partido, según lo establecido por el protocolo de la Fifa, y que la cantidad de puertas (diez) no serían suficientes para la cantidad de espectadores que puede albergar el estadio (más de 30 mil).
Por el momento, solo se han establecido sanciones deportivas y una multa a Alianza. Se le dio por perdida la llave por un global de 3-0, lo que lleva al FAS directo a semifinales con el ganador de 11 Deportivo e Isidro Metán. Además, el club de la capital deberá jugar un año sin público, excepto en caso de finales.
Bukele, mundialmente famoso por su guerra contra las maras, en el curso de la cual militarizó el país y gobierna por medio del estado de excepción, con todo tipo de atropellos sobre las libertades democráticas, prometió una investigación a fondo de todos los posibles involucrados, dejando sugestivamente fuera de su mensaje a las fuerzas de seguridad. Sólo la organización y movilización de hinchas y familiares puede llevar a que haya justicia y que estos hechos no se repitan.
La codicia capitalista que conduce a la sobreventa y al desprecio por normas básicas de seguridad en los eventos deportivos y culturales, sumado a la brutalidad del aparato represivo, es una combinación mortal en las canchas.
El fútbol mundial vuelve a estar de luto. Justicia para las víctimas del estadio Cuscatlán.