Sergio Massa, en su rally electoral, lanzó el Registro Único de Solicitantes de Lotes con el objetivo de centralizar la demanda que existe en el país para acceder al suelo, tanto urbano como rural. El candidato de Unión por la Patria se comprometió a entregar 1 millón de lotes con servicios en el transcurso de cuatro años si llega a ser electo presidente.

El oficialismo, que pisoteó el derecho a la vivienda durante sus cuatro años de gestión, ahora le pide el voto al electorado a cambio de vagas promesas respecto a la entrega de terrenos. Nada garantiza que eso vaya a concretarse, teniendo en cuenta que la cesión de tierras fiscales ha estado orientada al desarrollo de emprendimientos inmobiliarios y no a dar respuesta a las necesidades habitacionales de la población. Sin mencionar que no dudó en desalojar familias que luchaban por tierra y techo para vivir, como ocurrió en Guernica.

Se trata de un anuncio de cumplimiento incierto, viniendo de un gobierno que, teniendo 68.516 kilómetros cuadrados de tierras fiscales ocupadas por barrios populares y comunidades indígenas, no fue capaz de cumplir con la Ley Pierri y entregarles títulos de propiedad a esos habitantes.

Por otra parte, estaríamos hablando de una designación insuficiente de lotes, teniendo en cuenta que el 34,5% de los hogares (aproximadamente 6 millones) no dispone de vivienda propia, según los datos del último Censo. Esta necesidad  podría haber sido cubierta, ya que existen al menos 10.050 kilómetros cuadrados de tierras fiscales improductivas, pero no hubo voluntad política de satisfacer esta demanda popular en nombre de fomentar los negociados capitalistas con el suelo.

Tampoco se informó qué características tendrían los créditos hipotecarios para comprar esos terrenos ni cuán accesibles serán. Por otra parte, si bien es necesario lotear las tierras ociosas, nivelar el terreno, trazar las calles y extender los servicios públicos antes de distribuir el millón de lotes, plantear una demora de cuatro años para hacerlo es un despropósito.

Así las cosas, quienes se inscribieron para recibir un lote no pueden descansar en que esperando pasivamente el Estado se lo otorgará. Es necesario volcarse a la lucha para exigir la entrega del mismo y el acceso a créditos accesibles para comprarlo, junto con la inmediata creación de un banco de tierras fiscales y ociosas disponibles para su distribución entre las personas y familias que lo necesiten.

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