Sociedad

15/5/2021

La rebelión colombiana “se cuela” en el fútbol

Manifestaciones y represión en las inmediaciones de los estadios. Los casos de River y América de Cali.

En medio de la rebelión popular contra el gobierno de Iván Duque, la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) resolvió que las fechas de Copa Libertadores se realicen como si nada pasara. Sin embargo, los primeros tres partidos debieron ser interrumpidos varias veces por el ingreso de los gases lacrimógenos de la represión a los campos de juego. Por su parte, en un aval al gobierno de Iván Duque, la Conmebol ratificó a Colombia como una de las sedes de la Copa América pautada para junio (junto a Argentina).

Que siga, que siga

El plantel de River Plate tuvo demoras para llegar al estadio de Barranquilla. El partido contra Junior tuvo que frenarse a los veintidós minutos del primer tiempo, ante los gases lacrimógenos que el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) arrojaba contra los manifestantes.

Situaciones similares se dieron en el encuentro entre Atlético Nacional de Medellín y Nacional de Montevideo. Los charrúas llegaron al hotel y se encontraron centenares de pancartas con la consigna “Sin justicia, no hay fútbol”. El DT Alejandro Cappuccio solicitó la suspensión del partido, pero la Conmebol lo amenazó con sanciones, como dar partido por perdido o quedar excluido de la próxima Libertadores (El Observador, 14/5). Hacia el inicio, el capitán Gonzalo Bergessio increpó al árbitro, que le pedía olvidar lo ocurrido afuera y concentrarse en el partido.

En las horas previas al partido América de Cali-Atlético Mineiro, la Federación Colombiana anunció el cambio de estadio, de Cali -ciudad protagonista de protestas- hacia Barranquilla. Una maniobra para despistar la convocatoria de manifestantes que no resultó exitosa. El árbitro debió interrumpirlo ¡ocho veces! por los estruendos y gases lacrimógenos que ocurrían fuera e impactaban en el partido. “Es lamentable que la Conmebol programe partidos en medio de la complicada situación que se encara en Colombia”, denunció el mediocampista colombiano Luis Paz.

Finalmente, la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales denunció que, en medio de esta situación política y social, no deberían realizarse partidos.

¿Y la Copa América?

El pasado miércoles 12, la Conmebol se reunió con la AFA y la FCF para confirmar que, en un mes, comience sí o sí la Copa América. Las autoridades confían en que podrá celebrarse con “normalidad”, a pesar del contexto social y sanitario que atraviesan ambos países. El “Chipi” Tapia, mandamás de la AFA, aseguró que la Argentina “no se baja de la organización” (La Nación, 14/5), ni por el promedio diario de más de 20.000 contagios, ni por las protestas colombianas. Coincide Ramón Jesurún, presidente de la FCF.

La postergación o nueva organización no le conviene a ninguna de las autoridades futbolísticas y los gobiernos de turno. Pese a ser consciente de que el boicot masivo a los partidos es una posibilidad muy latente, Jesurún no quiere resignar a Colombia como sede, ya que resultaría un enorme golpe de la rebelión popular al gobierno de Iván Duque.

En estas condiciones, el gobierno colombiano buscará un reforzamiento militar en las calles, estadios y aeropuertos aún mayor al actual; ve la realización de los partidos de la Libertadores y de la Copa América como una cuestión de autoridad política y como una cortina de humo para los medios internacionales. Sin embargo, a juzgar por lo ocurrido en los estadios, no le será fácil desviar la atención del levantamiento popular.