Sociedad
16/1/2025
La vulneración a las infancias, un sello de la gestión libertaria
El gobierno elimina contenidos de ESI, desaloja niños mapuches y quiere encarcelar a los 13 años.
Seguir
Los niños de la Lof Pailako fueron desplazados de su hogar.
Recién comienza el 2025 y el gobierno de Milei ya demostró ser un verdadero peligro para la integridad de la infancias. Sus acciones apuntan a que haya más niñas y niños abusados, despojados de sus territorios, con hambre y privados de la libertad.
El año inició con la censura por parte de la Secretaría de Educación a algunas secuencias didácticas incluidas en el portar Educ.Ar relacionadas con la ESI. Entre ellas, las que proponen utilizar como recurso la canción «Hay secretos» de Canticuénticos y el poema «En una cajita de fósforos» de María Elena Walsh, pensadas para que los niños de Nivel Inicial puedan identificar y poner en palabras situaciones de abuso.
Frente al repudio que suscitó esta avanzada reaccionaria, rápidamente tuvieron que reponer esos contenidos en la web. Sin embargo, quedó en evidencia la voluntad del gobierno de seguir silenciando a las niñeces víctimas de violencia sexual, ya que necesita formar subjetividades dóciles y sumisas para hacer pasar sus planes de miseria generalizada.
Días antes, el gobierno ya había cometido un enorme atropello contra los derechos de los niños y las niñas mapuche de la Lof Pailako, en el Parque Nacional Los Alerces, quienes junto a sus familias tuvieron que abandonar sus viviendas y el centro educativo al que asistían, ante la amenaza de desalojo por parte de las fuerzas represivas nacionales y provinciales. Cargando a cuestas, como suele ocurrir, acusaciones infames y ofensas discriminatorias por parte del poder.
Se encuentra circulando la voz de uno de los chicos de la comunidad dirigiéndose a Patricia Bullrich. «¿Por qué manda tanquetas a reprimir a niños como yo, qué van a hacer con los territorios, regalárselos a los extranjeros, a los que tienen más plata?» interroga. En ese mensaje logra sintetizar los verdaderos intereses que hay detrás de la expulsión a los pueblos originarios, y, además, concluye diciendo «por más niños mapuches libres y felices en nuestro territorio». Más que una expresión de deseo es un llamado a resistir el intento gubernamental de borrar los lazos identitarios de las naciones indígenas.
La gestión mileista también se ensaña con los niños que habitan en los barrios pobres del país, dado que continúa desabasteciendo a los comedores populares donde estos acuden para paliar el hambre. Esto, cuando el 52% de los hogares argentinos tuvo que dejar de comprar algún alimento a causa del deterioro en sus ingresos, según un informe del Cels.
Como si fuera poco, tenemos las recientes declaraciones de la ministra de Seguridad, explicitando la intención del gobierno de tratar durante las sesiones extraordinarias el proyecto para bajar la edad de punibilidad a 13 años. Quiere presentarle a la sociedad que el problema de la delincuencia se soluciona poblando de niños pobres las instituciones de encierro, para ocultar que los ilícitos de envergadura prosperan al amparo estatal. A su vez, busca distraer a la población trabajadora sobre quiénes son los verdaderos responsables de sus padecimientos cotidianos, proyectando esa carga sobre la figura del «pibe chorro» y absolviendo al poder político. De paso, justifica un reforzamiento represivo, cuya finalidad principal es la de sofocar las luchas populares por mejores condiciones de vida.
El niño mapuche citado anteriormente también mencionó que los ataques del oficialismo le provocaban «rabia y miedo». Sentimientos con los cuales se puede identificar todo aquel que sufre los agravios cotidianos del gobierno. Es necesario procesarlos políticamente y encauzarlos en una lucha a fondo para echar a Milei, que ha hecho de la crueldad hacia las infancias una práctica sistemática durante su mandato.
