El pasado domingo 26, en la previa del partido entre San Lorenzo y Tigre, ocurrió un nuevo ataque de la dirigencia del club azulgrana contra sus opositores, como otro manotazo de ahogado en pos de sostener su capital político.

El partido ya arrancó caliente ante las protestas de los hinchas reclamando el ya conocido “¡Que se vayan todos!”, sumado a esto se requisaron múltiples vehículos de hinchas y se secuestraron los carnets de los socios que poseían materiales contra la dirigencia. A su vez, el presidente de una de las agrupaciones opositoras “Frente Pasión Azulgrana” fue detenido en la previa del partido.

Ricardo Alberto Saponare, miembro de la patronal de las heladerías Chungo, al llegar al estacionamiento del estadio Pedro Bidegain, fue interceptado por la Policía de la Ciudad por supuesta “instigación a la violencia”. Esto basado en múltiples volantes que transportaba en su vehículo, en los cuales se leían consignas como “Lammens ladrón” o “Arreceygor traidor”. Cabe destacar que la policía ya había preparado el operativo con anterioridad para poder requisar el vehículo, demostrando lo premeditado del accionar.

Este hecho se enmarca dentro de masivas movilizaciones populares contra la dirigencia actual, donde Matías Lammens ya utilizó sus favores políticos con la policía de Larreta para contener a los hinchas frente al Ministerio de Turismo y Deportes. No solo queda demostrada la ilegitimidad de la actual comisión directiva, sino también los métodos represivos que utilizan en pos de mantener sus negociados capitalistas en el club.

Evidentemente, no solo Lammens es responsable de dicho accionar, sino que toda la dirigencia, presidida por Horacio Arreceygor, ha buscado evitar el llamado a elecciones anticipadas por todos los medios posibles.

A pesar de lo comentado anteriormente, no debemos caer en defender a Saponare, que simplemente busca capitalizar la crisis del club para garantizar sus propios intereses económicos. El llamado a elecciones de estas listas esconde un traspaso entre camarillas empresariales, que no responden a los intereses reales de los hinchas. Por esta razón debemos levantar la consigna de que realmente se vayan todos, incluyendo a la oposición derechista, y recuperar a los clubes de los empresarios y las barras, para ponerlos en manos de los trabajadores e hinchas.

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