Sociedad
7/2/2017
Las escuchas contra Angelici y la guerra por el negocio del fútbol
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Las “escuchas” que incriminan al presidente de Boca, Daniel Angelici son una pequeña muestra de las manipulaciones que se realizan en el negocio del fútbol para “arreglar” resultados en función del peso que tienen quienes lo dirigen. O de lo que convenga al negocio de conjunto.
Pero el que se hayan conocido en este momento no tiene que ver con una repentina impronta “anticorrupción” de los popes del fútbol, sino con una guerra de mafias para definir quiénes van a manejar la nueva etapa del negocio que tendrá su puntapié inicial con el acuerdo a suscribirse con una de las cadenas internacionales de televisión (ESPN, Fox-Turner van a la cabeza) y la distribución del dinero que ellas aportarán.
El negocio, por cierto, no es menor y la disputa feroz. Los dirigentes de los clubes pretendían $3200 millones por la televisación: Fox-Turner, la preferida de Macri, habría ofrecido, incluyendo el streaming, $2900 millones, con un adelanto a cuenta de $1000 millones. Por su parte, la oferta de ESPN llegaría a $3200 millones, con $1000 millones de prima no reembolsable y sin incluir el streaming.
Este dinero, a su vez, provendrá del abono que deberán pagar, a partir de ese momento, todos los televidentes que quieran ver un partido de fútbol (se estima que no será menor a los 250/300 pesos mensuales solo para poder ver los encuentros principales de cada fecha). Como en el resto de los servicios públicos, “el subsidio” ahora será abonado por los usuarios.
Alrededor de ese manejo del negocio se desarrolla la disputa por quien o quienes van a ser los que conduzcan la AFA “normalizada” y cómo se va a estructurar la denominada Superliga que supondrá -en ambos casos- un pase decisivo del poder a manos de los principales clubes de primera división en desmedro, especialmente, de los que militan en las categorías inferiores, que quedarán relegados del centro del negocio y, muchos de ellos, destinados a desaparecer.
Claro que en el negocio están involucradas las mafias empresarias que endeudan y vacían los clubes en beneficio propio. Producto de eso, una gran cantidad de ellos, incluidos varios de los grandes, están actualmente en virtual situación de quiebra.
Angelici, hombre del riñón de Macri y operador judicial, fue un impulsor del nombramiento de la Comisión Normalizadora en la AFA que iba a manejar la transición pero, a la hora de conformarla, otros dos hombres del mismo órgano del presidente, Fernando Marín (coordinador de Fútbol para Todos) y el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, opuestos al presidente de Boca, lograron colocar a gente propia para tratar de manejar la transición y la estructuración de la nueva etapa del negocio.
Allí comenzó el alejamiento de Angelici, que buscó armar su propia base de sustentación. A la velocidad de la crisis, armó un acuerdo con Claudio “Chiqui” Tapia, un hombre de Hugo Moyano y representante del ascenso a quien le prometió la presidencia de la AFA “normalizada” y, por lo tanto, alguna participación en el negocio.
El carpetazo contra Angelici podría venir de un sector del propio gobierno que, así, trataría de minar la alternativa conducida por el titular de Boca. El problema para el macrismo es que, en ese caso, el ganador sería el bloque encabezado por Marcelo Tinelli (vinculado a la propuesta de ESPN), quien tampoco es del agrado del gobierno, porque no es de su riñón y tendría el manejo económico y de comunicación del negocio.
La ampliación más o menos inmediata del negocio, detrás de la cual estuvo (y seguramente está) Tinelli, sería el de las apuestas. El Prode en manos privadas, que movería otros muchos millones.
El oficialismo aparecería así como perdidoso en este proceso. Si bien el gobierno dejará de pagar el dinero de Fútbol para Todos, el macrismo podría perder el control del negocio y de las trasmisiones.
De todas maneras, todos los que intervienen en la puja coinciden en que el negocio debe ser para pocos. De allí la reestructuración para que la mayoría en la dirección de la AFA pase a manos de los clubes de primera división y que se estructure la Superliga, donde solo estarán 20 clubes que –de manera no igualitaria- recibirán la mayor parte de la “torta”, dejando un resto menor para los demás clubes y categorías.
Que esta es una tendencia mundial, motorizada –también en este caso- por la crisis económica global, lo muestran la injerencia descarada de la FIFA en todo el proceso “normalizador” de la AFA para orientarla a su gusto y piacere y el que, en el centro del negocio mundial del fútbol, que son las ligas europeas, donde la mayoría de los clubes (entre ellos el Real Madrid, el Barcelona, el PSG, el Bayer Munich) estén discutiendo ahora mismo la organización de una Superliga por encima de las “barreras” nacionales, desplazando a los demás clubes y ligas de cada país a un segundo plano.
Sin ocultamiento alguno, los promotores de esa Superliga europea destacan que se trata de conseguir para los clubes –que allí son, mayoritariamente empresas privadas-, una “torta” mayor.
En contraposición con este negocio que cada día deja más lejos de los deportes a los sectores populares, se trata de desarrollar espacios políticos en los clubes, independientes de los distintos bandos capitalistas que se disputan el negociado. Y, reiteramos (como indicábamos en otra nota), se trata de devolver los clubes a los trabajadores y demás sectores populares porque, al fin y al cabo, ellos fueron sus fundadores allá por los inicios del siglo XX.