Sociedad

18/8/2023

Las inundaciones son consecuencia del desarrollo urbano en términos capitalistas

Impermeabilización del suelo, poblamiento de zonas inundables y falta de desagües pluviales en las barriadas.

Barrio La Cava inundado.

Las fuertes precipitaciones que azotaron a la provincia de Buenos Aires inundaron varios barrios del Amba y de la ciudad de La Plata, y más de 1.000 familias debieron ser evacuadas. El fenómeno meteorológico se combinó con la falta de urbanización y obras hidráulicas, la creciente impermeabilización del suelo producto de las construcciones sobre espacios verdes y la expulsión cada vez mayor de las familias trabajadoras hacia zonas inundables.

En un día cayeron entre 140 y 155 mm de agua sobre la zona mencionada. El temporal obedece a que “avanza un frente frío del norte de la Patagonia que se mueve hacia el noreste y se ve bloqueado por altas presiones que se encuentran sobre el Río de la plata y Uruguay” (Infocielo, 18/8). Algunos especialistas analizan que se trata de una transición hacia el fenómeno “El Niño”, que hará que aumente la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones durante la primavera y el verano. Debemos agregar que una investigación científica publicada en 2014 en la revista Nature sostiene que los episodios extremos de dicho fenómeno ocurrirán de forma más asidua como consecuencia del cambio climático.

Si bien el artículo 59 de la Ley de ordenamiento territorial y uso del suelo de la provincia de Buenos Aires establece que “si al crear o ampliar núcleos urbanos y estos limitan con cursos o espejos de agua permanentes, naturales o artificiales, deberá delimitarse una franja que se cederá al Fisco Provincial, en el caso de cursos de agua, de 50 metros de ancho a contar de la línea de máxima creciente y, en el caso de espejos de agua, de 100 metros medidos desde el borde”, este ni siquiera se cumple. Lo cierto es que, a causa de la especulación inmobiliaria que encarece el precio del metro cuadrado, han proliferado los emplazamientos humanos sobre zonas inundables.

En La Plata, por ejemplo, los barrios populares crecieron en 230,6 hectáreas entre 2003 y 2013 y en 216,12 hectáreas entre 2013 y 2021, según un informe realizado por la Facultad de Arquitectura de la UNLP. Los mismos ocupan 419,86 hectáreas de las planicies de inundación de los arroyos Carnaval, Rodríguez y Del Gato. Se asentaron allí porque consistían en zonas vacantes y de menor valor. Por este motivo, el desborde de esos cursos de agua afecta enormemente a los habitantes de esas barriadas.

Ahora bien, la expansión de los capitales inmobiliarios también conduce a una superpoblación de zonas inundables a partir de la construcción de barrios cerrados. Sucede que, para el mercado, la cercanía a cursos de agua le aporta un “plus paisajístico” que aumenta el valor de los terrenos. Dichos emprendimientos crecieron en La Plata en 216 hectáreas entre 2003 y 2013 y en 156 hectáreas entre 2013 y 2021, según el informe citado.

A su vez, la creciente edificación sobre sectores ribereños agrava el impacto de las inundaciones porque impermeabiliza el suelo y disminuye la infiltración. Esta situación llega al extremo en el caso de Nordelta, construido sobre la planicie del Río Luján. Para la realización de este lujoso proyecto urbanístico se intervino el terreno mediante terraplenes, diques y rellenos -con el objetivo de que no se inunde-, haciendo que el agua que antes retenían esos humedales llegue en mayor cantidad a las barriadas aledañas, como Las Tunas.

En CABA, por su parte, la edificación indiscriminada produjo que, desde 2007 a esta parte, se perdieran 300 hectáreas de espacios verdes -necesarios para el escurrimiento del agua de lluvia. Finalmente, son las consecuencias de que el uso del suelo esté orientado al lucro capitalista, algo que defienden todos los gobiernos, al punto de ceder tierras fiscales en favor del negocio inmobiliario.

En ese sentido, los gobernantes orientan la obra pública a poner en valor las zonas más acomodadas y a hacer negociados con sobreprecios, en lugar de destinarla a solucionar las necesidades sociales. Así las cosas, la mayoría de los barrios precarios carecen de desagües pluviales y cloacas, necesarios para encauzar el agua de lluvia y amortiguar las inundaciones, así como también, evitar la acumulación y rebasamiento de aguas residuales ante las precipitaciones. En otros, existen esas redes pero no cuentan con el mantenimiento adecuado y se saturan.

De lo ocurrido con las recientes inundaciones se desprende la necesidad de exigirles a los intendentes, al gobernador Kicillof y a Larreta la inmediata reparación económica a las familias damnificadas, el cese del cobro de servicios públicos hasta que se resuelva la emergencia y un plan de urbanización y obra pública que mitigue las consecuencias de las precipitaciones.

A su vez, el uso del suelo debe estar dirigido a resolver la crisis habitacional de la población; por lo tanto, es fundamental que haya un loteo de tierras fiscales y ociosas para construir en ellas vivienda popular en zonas no inundables y aplicar un impuesto progresivo y permanente a la vivienda ociosa y a los desarrolladores inmobiliarios.

Al mismo tiempo, es necesario derogar los códigos urbanísticos actuales que permiten un acaparamiento del suelo por parte de los especuladores y dar lugar a un planeamiento urbano discutido por los vecinos. Vamos por asambleas en cada barrios para luchar por todas estas reivindicaciones.

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