Sociedad

18/2/2020

Los choques entre las barras bravas y el rol del poder político

El trasfondo del ataque a cuchillazos en Nueva Chicago-Temperley

Este fin de semana se produjeron dos nuevos cruces protagonizados por barras bravas, en el partido entre Nueva Chicago y Temperley (por la Primera Nacional) y en el encuentro entre Tristán Suárez y Almirante Brown (por la B Metropolitana).


En el primer caso, un sector de la barra de Chicago atacó con facas a otro grupo en una de las tribunas, como resultado de lo cual una persona apuñalada fue trasladada al Hospital Santojanni. El ataque fue encabezado por el jefe de la barra, Alejandro Chana, y su hijo Brandon. Estos cuentan con vínculos con la dirigencia del club y poseen un programa radial llamado “Con Chicago a todos lados”, según denuncia Olé (17/2).


En Ezeiza, el enfrentamiento entre dos sectores de la barra, a cuatro cuadras de la cancha de Tristán Suárez, dejó un herido de bala. En ambos casos, los partidos se siguieron jugando.


Recordemos que la semana pasada, un hincha de Olimpo de Bahía Blanca murió asesinado durante un choque entre barras de ese club y Villa Mitre, en las vísperas del clásico del Federal A. Hay denuncias de una zona liberada por parte de las fuerzas policiales. Casi simultáneamente, en Mendoza se suspendía el partido entre Independiente Rivadavia y Atlanta (por la Primera Nacional) cuando una facción de la barra de la “lepra” ingresó con armas de fuego y facas para atacar una facción rival. Según TyC Sports (11/2), el trasfondo es una violenta disputa por el control de la barra tras la muerte de Omar “Camel” Jofré, quien fuera asesinado en 2019 a la salida de un boliche.



En Mendoza, una facción de la barra de Independiente Rivadavia irrumpió con armas en el partido con Atlanta


Los recurrentes choques entre las barras siguen un guión conocido. Peleas por el control de los negocios (venta de drogas, reventa de entradas, estacionamiento en las inmediaciones del estadio, etc.), dirigentes de los clubes que niegan cualquier conexión con los agresores, autoridades que prometen medidas, algunas sanciones de compromiso (a Chicago le quitarían puntos, a Olimpo y Villa Mitre les impusieron algunas fechas sin poder jugar en sus estadios), y de vuelta los incidentes, con las bandas intactas.


La impunidad de las barras radica en sus nexos con los grupos económicos que controlan los clubes, así como con la burocracia sindical y el poder político, que los emplea como mano de obra para campañas políticas, control territorial y aprietes.


Los hechos ocurridos en estos días plantean otra cuestión. ¿Cómo es que los barras cuentan con armas blancas y de fuego en las canchas, teniendo en cuenta los enormes despliegues policiales y cacheos en las puertas de los estadios? Esto se debe tanto a que la policía hace la vista gorda como a que en muchos casos las barras directamente guardan su arsenal dentro de las canchas, con complicidad de las dirigencias y autoridades. TyC Sports señala que dos horas antes del partido entre Independiente Rivadavia y Atlanta, una inspección ocular previa habilitó el estadio pese a que había espacios cerrados con candados que no pudo controlar.


Es necesario terminar con estas mafias para recuperar los clubes para los hinchas. Algo de esto se expresó en el canto de los hinchas de Chicago, que en medio de los incidentes de ayer coreaban “que se vayan todos”.