En el afán de cumplir con la meta fiscal del FMI, el Presupuesto 2023 dispuso el aumento de impuestos para los productos electrónicos producidos en el país. Para compensar, ahora el gobierno aumentó los aranceles de las notebooks y tablets importadas. Ambas subas son trasladadas a los precios, perjudicando a los consumidores.

En enero de este año comenzó a regir el incremento de impuestos internos sobre los artículos electrónicos. El gravamen para los fabricados en Tierra del Fuego pasó del 6,55% al 9,5%, impactando en el precio final. Frente a los reclamos de los empresarios de la provincia austral, de que con esa medida perdían competencia frente a los productos importados, el oficialismo resolvió, a través del decreto 136/2023, aumentar los impuestos sobre las notebooks y tablets provenientes del exterior, las cuales se encarecieron rápidamente. Finalmente, los capitalistas locales apoyan el programa del FMI pero no quieren pagar sus costos.

Los aranceles a los modelos importados subieron del 8% al 16%. Lo cual se tradujo, según un relevamiento de la Bolsa de Comercio de Córdoba, en un aumento del 37,5% promedio en los precios de esas computadoras portátiles en apenas dos días. Se trata de un nuevo golpe al bolsillo popular, ya que tanto estudiantes como buena parte de la población trabajadora necesitan de esos dispositivos tecnológicos para llevar adelante sus actividades. Recordemos que pospandemia varias oficinas mantienen su modalidad virtual y crece la cantidad cuentapropistas que realizan trabajos para empresas de manera remota desde su computadora.

Como vemos, todo el esquema fiscal propiciado por el Fondo Monetario termina recayendo sobre las espaldas de las mayorías. A su vez, las patronales trasladan automáticamente la presión impositiva a los precios finales, amparándose en que el gobierno es incapaz de proceder a la apertura de los libros a fin de evaluar los costos reales. Esto, sumado a la caída incesante del salario, hace que comprar una notebook se vuelva cada vez más inaccesible.

Hay que añadir que el gobierno del Frente de Todos entregó muchas menos notebooks de las prometidas a través del programa Conectar Igualdad, profundizando la brecha tecnológica entre los jóvenes. Los más pobres ven afectadas sus trayectorias educativas por este motivo, no solo durante la pandemia sino también en la actualidad, ya que la computadora se vuelve indispensable para buscar información, leer bibliografía y hacer trabajos escritos.

Necesitamos abrir de los libros de las empresas de tecnología que remarcan precios, en función de evaluar los costos reales, y luchar por un aumento de salario real para que comprar una notebook no sea un privilegio. Su encarecimiento forma parte de las consecuencias rumbo fondomonetarista, un motivo más para derribar este pacto ruinoso.