Sociedad

17/5/2021

Los suicidios aumentaron durante el 2020 por la pandemia

El deterioro en la calidad de vida de la población mundial trabajadora y su salud mental.

El coronavirus y la política de los gobiernos capitalistas han afectado claramente la calidad de vida de la población mundial trabajadora. Esto se expresa en las condiciones de vida más generales como la falta de trabajo, la precarización, el salario que no alcanza, la falta de vivienda, la falta de una cobertura de salud, etc. Pero también se expresa en un deterioro de la salud mental. El aislamiento social sumado a los ajustes fondomonetaristas generan un gran impacto sobre la calidad de vida de las personas. En nuestro país, por ejemplo, la salud mental ni siquiera es tenida en cuenta por los gobiernos y en general tampoco figura en el presupuesto nacional de salud, que además es ajustado a la baja sistemáticamente, debido a la prioridad de los gobiernos en cumplir con las exigencias del FMI y el pago de la deuda.

La salud mental y la juventud

Los problemas de salud mental en la juventud los últimos dos años se fueron agudizando cada vez más y los intentos de suicidio y la concreción de los mismos aumentaron a nivel global. Los trastornos más comunes son ansiedad, depresión, trastornos alimenticios. En el Estado de Catalunya, en España, aumentaron un 27% los intentos de suicidio y un 37% las urgencias psiquiátricas. Según una encuesta de Unicef, que fue realizada con más de 8 mil jóvenes latinoamericanos de 13 a 29 años, el 27% reportó ansiedad y el 15% depresión durante la pandemia. La carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA reveló que en 2020 el 45% del estudiantado abandonó materias por factores anímicos y mentales. Durante la pandemia, se registró que un 60% sufrió deficiencias en los servicios de salud mental destinados a personas vulnerables y únicamente 17% disponía de financiamiento adicional.

En Bélgica hubo un aumento de hospitalizaciones de los jóvenes por intentos de suicidio, también sufren la escasez de camas para poder dar respuesta. Según el Observatorio de la Vida Estudiantil de Francia, uno de cada 3 estudiantes presentan problemas del orden mental. El jefe del Hospital Infantil de Zúrich registró que en su hospital se duplicaron los casos de suicidio de 2019 a 2020. La mayoría de los jóvenes acuden desesperados y actúan con impulso, muchos pacientes vivían situaciones familiares difíciles de incluso violencia o tenían miedo por su futuro. El hospital también registró un aumento de ingresos de jóvenes por trastornos psicosomáticos que corresponde a la etapa de la segunda ola en Suiza. Estudios hechos en la Universidad de Basilea detectaron que la depresión fue especialmente alta durante la segunda ola.

Japón es de los pocos países que sistematiza anualmente los casos de muertes por suicidio. El año pasado, ha informado que fallecieron más personas por suicidio que por tener covid-19. Kobayashi es una mujer japonesa de 43 años comenta que el coronavirus le trajo el estrés a su vida nuevamente. Narra que le recortaron el salario y que constantemente siente una sensación de crisis donde podría caer en la pobreza.

Las razones de estos aumentos no hay que buscarlas solamente en el confinamiento social y la incertidumbre que genera el conflicto con el virus, que es lo que se busca presentar como discurso oficial, sino que son más profundas. Hay que buscarlas en la falta de futuro digno para el conjunto de la población juvenil mundial, que ve cómo se agravan todas las condiciones sociales día a día. Además, los sistemas de salud están siendo incapaces de hacer frente a esta demanda en torno a la salud mental, al tiempo que los sectores de más bajos recursos probablemente no puedan contar con una asistencia adecuada.

A esto hay que sumarle que los gobiernos priorizan el lucro privado de las vacunas sobre las vidas con el secreto comercial de las patentes. En este sentido, desde hace semanas desde el Partido Obrero y el FITU venimos levantando la demanda de la liberalización de patentes y la expropiación de las millones de dosis que se fabrican en Garín, para poder afrontar una vacunación masiva de la población argentina y latinoamericana.

Basta de hambre y miseria, por una salida socialista a la crisis

En Argentina y todos los demás países capitalistas del mundo se han reportado recortes en los salarios, aumentos en los despidos, aumento de la precarización laboral y demás ajustes. El aumento de la pobreza, desocupación y hacinamiento también juegan un rol en la salud mental de los trabajadores especialmente de los sectores más explotados.

Desde el inicio del Covid, jamás se le dio lugar a la salud mental como parte de la angustia y preocupación generalizada. Los comités de expertos del gobierno nacional no incluyen a la salud mental porque se desentienden de la misma, no tienen una mirada integral de la salud. Intentan instalar que es la pandemia la que causa del malestar para no mencionar el ajuste generalizado en curso y sus consecuencias en la psiquis de los trabajadores, desentendiéndose de tomar medidas en favor de los sectores que necesitan medidas para atenuar los efectos psicológicos que trae el encierro prolongado.

Los jóvenes trabajadores merecemos que se piense la salud de manera integral y se le de una respuesta a la problemática también de la salud mental también. No hay cuarentena sin presupuestos para la salud mental y una salida para las personas neurodivergentes. No hay cuarentena sin seguro al desocupado ni prohibición de despidos. Exigimos que en el presupuesto nacional se incluya un presupuesto extraordinario para salud mental y que el poder ejecutivo de respuesta a las necesidades de la población neurodivergente que también forma parte de la clase trabajadora.