El gobierno suspendió la entrega de alimentos a los 44 mil comedores populares del país, en momentos donde 27 millones de personas son pobres y 7 millones viven en la indigencia. De este modo, el oficialismo condena al hambre a aquellos vecinos de los barrios cuyo plato de comida depende de la asistencia alimentaria, ya que el precio de los alimentos básicos se ha tornado inaccesible.

La megadevaluación, la liberación de precios en la góndola y la eliminación de cupos para exportar hicieron saltar los precios de muchos alimentos de primera necesidad. En apenas dos meses (diciembre y enero), las bebidas no alcohólicas aumentaron 120%, el limón 135%, la naranja 116%, el tomate en conserva 117%, 111% la sal, 106% el aceite de girasol, 106% la harina de trigo, 100% las galletitas de agua, 100% el arroz, 97% el pan, 84% la leche, 54% la carne (cuyo consumo cayó 6% en enero), entre otros.

Solo en enero, la inflación medida en dólares de algunos alimentos, según la consultora Econviews, fue del 37% en el pan francés, del 103% en la harina de trigo, del 113% en el arroz blanco, 79% en los fideos secos, 38% en la carne picada, 41% en el pollo entero, 68% en la leche, 16% en los huevos y 8% en el azúcar.

No hay bolsillo popular que pueda hacer frente a semejantes aumentos, con programas sociales de tan solo $90 mil y una caída salarial sin precedentes. El gobierno no solo priva a las familias trabajadoras de poder llenar la olla dentro de sus hogares, sino que además les impide recurrir a los comedores barriales, a los cuales no les envía alimentos desde que asumió. Una política verdaderamente hambreadora.

Javier Milei no tiene ningún reparo en intimidar públicamente a los dirigentes del movimiento piquetero, ni en castigar a quienes se movilizan amenazándolos con retirarles el plan social, pero es incapaz de resolver las necesidades más elementales de la población, no dejando más remedio que salir a luchar por ello.

Desabastece los comedores como parte del ajuste, pero también con la intención de quebrar la organización del movimiento piquetero, que constituye la fracción más combativa de la clase trabajadora en Argentina. Quiere deshilvanar los lazos comunitarios, tejidos al calor de la movilización callejera, para neutralizar la respuesta popular frente a sus planes reaccionarios.

Le avisamos a Milei que con su accionar logra el efecto inverso: el 22 de febrero distintas organizaciones sociales realizarán una conferencia de prensa para anunciar un plan de lucha por la restitución de la asistencia alimentaria del Estado. El 27 de febrero, por iniciativa del Polo Obrero, se llevará adelante una colecta de alimentos no precederos en el Obelisco y en todas las plazas del país, apelando a la solidaridad de un pueblo que ya está dando sus primeros pasos en enfrentar la ofensiva del gobierno.

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