El presidente Javier Milei volvió a la carga sobre su deseo de imponer el ingreso de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino. En declaración a Radio Mitre manifestó que la privatización de los clubes se trata de un “negocio fácil” y la banca de su “entusiasmo” son los 3 mil millones de dólares de fondos árabes que asegura están esperando invertir. Milei quiere sacarle el futbol a la gente y dárselo a los capitalistas.

Las declaraciones del presidente tuvieron lugar el pasado domingo 7 cuando volvió a hacer referencia a la campaña que lidera junto al expresidente Mauricio Macri para que los fondos de inversión internacionales puedan adquirir los clubes que hoy le pertenecen a los socios.

Milei afirmó que “lo interesante de las SAD en el fútbol es que la inversión entra muy rápido. Porque es un negocio muy fácil. No hay que urdir una maquinaria enorme, porque construir una planta te puede demandar, no sé, dos años. Está la voluntad de inversión manifestada por Chelsea, en el caso de querer comprar a Boca, Racing, Newell’s, Lanús y Estudiantes”.

El máximo mandatario nacional reconoce que se trata de un negocio redondo para los grandes capitalistas, quienes no deben desenvolver ni un peso en inversiones de capital ni en la generación de puestos de trabajo nuevos, ni nada por el estilo. Entonces la única “virtud” sería el mejoramiento relativo del juego y los planteles de los equipos

Esta, incluso, se trata de una opinión interesada ya que los fondos de inversión no vuelcan su dinero para que a los equipos argentinos les vaya bien y sus socios sean felices, sino que el “negocio fácil” del fútbol radica en formar y/o adquirir jugadores económicamente y venderlos a las principales ligas del mundo a cambio de contratos millonarios o a ligas donde se inyecta mucho dinero, como la MLS (EEUU) o Arabia Saudita.

Para justificar la inclusión de las SAD en el DNU presidencial Milei exteriorizó la supuesta inversión latente de 3 mil millones de dólares provenientes de grupos árabes, poniendo de manifiesto que el presidente es un lobistas de los intereses capitalistas internacionales y que poco y nada le interesa el fútbol y sus instituciones deportivas.

También afirmó que como hincha de Boca él prefiere que vengan fondos extranjeros e inyecten fondos para el club pueda derrotar con facilidad a su principal contrincante, River Plate. Pero como Milei no es sonso ni perezoso sabe muy bien que de suceder algo así implicaría una presión a la privatización de los otros clubes, eliminando la “ventaja financiera” de su club. Justamente lo que espera Milei.

Bajo un esquema de estas características, los hinchas pasarían a alentar por la salud financiera de los estados contables de la las empresas y grupos de inversión dueñas de sus clubes, para así contar con mayores recursos e inversión para la institución. Aunque esto tampoco sea una garantía de adquisición de jugadores.

El modelo de Milei y Macri apunta a que el fútbol argentino profundice su condición de plataforma de jugadores para el mercado internacional: algo que ya sucede en mano de las direcciones y gestiones mercantiles y vaciadoras de los clubes, pero que es motivo de crisis y cuestionamientos permanentes por los socios.

Hasta ahora el proyecto de  las SAD no ha encontrado adeptos directos dentro de la mayoría de la dirigencia de los clubes de fútbol argentino. De querer avanzarse en esa dirección seguramente se chocará con la organización y resistencia de hinchas y socios: un punto de partida para enfrentar a los privatizadores que quiere vender el fútbol y a los vaciadores que actualmente lo hacen.

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