Sociedad

8/6/2018

Mundial 2018 (última nota): “Comienza la función”

Sólo para hinchas.

Carlos Gardel y Lionel Messi

Se cierra con este articulo el espacio “sólo para hinchas” de los mundiales con una opinión sobre la selección argentina. Como no podía ser de otra manera, éste es el más difícil de los artículos y, seguramente, será controvertido. Hay largas opiniones al respecto de los 40 millones de “técnicos” de la vapuleada selección actual.


La inmensa mayoría de las 32 selecciones que concurren a este mundial -sino todas- ambicionan ganar el torneo. Pero no tienen como premisa la “gloria o la nada” como lo tiene esta selección argentina. La situación que se ha creado estos últimos años entre los hinchas es tan absurda que si la Argentina, haciendo un gran campeonato perdiera la copa en la final, tendría el riesgo de volver como un equipo que fracasó. Que la Argentina haya sido finalista en la anterior copa y dos veces finalista de la copa América no alcanza; por lo tanto, los actuales futbolistas llegan a Rusia con la pesada cruz encima de no haber alcanzado “la gloria”. 


El fútbol, como lo hemos desarrollado en esta historia de los mundiales es siempre un sub producto social. Por eso la Argentina llega a Rusia con el lastre de un derrumbe enorme de la organización del futbol argentino y en medio de una importante crisis económica y política que lo influye. 


Apenas finalizado el mundial de Brasil murió Julio Grondona, un presidente “eterno” de la AFA, y detrás de él no dejó nada más que crisis y una AFA quebrada. Luego, sus sucesores protagonizaron los hechos más bochornosos de la historia del fútbol local en la búsqueda de quedarse con la dirección, que incluyeron una elección de la AFA que superó a las matemáticas.



En el mientras tanto de este descalabro, la selección fue la única del mundo que cambió tres técnicos en el proceso de las eliminatorias. La resultante fue la agónica clasificación, la enorme improvisación que significa un nuevo técnico que llegó a los tres partidos finales de la eliminatoria y que aún no ha definido el equipo, a horas de comienzo del mundial, pasando por el “vía crucis” de una derrota bochornosa previa con España en la preparación. 


A esto se le sumó el sorpresivo episodio de la negativa del plantel a participar del amistoso con Israel en Jerusalén ante una campaña impulsada por Palestina por la anulación del encuentro que fue acompañada por organizaciones de izquierda y de derechos humanos de muchos lugares del mundo.


La decisión tomada por los jugadores fue en defensa, quizás sin ser demasiado conscientes de las implicancias políticas de la determinación y que esto constituyó un triunfo democrático y un gran golpe contra un estado sanguinario que contó para el fallido encuentro con la complicidad del gobierno argentino.


La impresentable dirección de la AFA, siguiendo el ejemplo de Lázaro Báez, “cobró antes de hacer la obra” por el partido no jugado lo que puede ocasionar incluso un enorme juicio multimillonario en dólares contra la entidad. Si a esto le sumamos la negativa del plantel a realizar la visita al Vaticano, tendremos que no estamos ante una posición ideológica de los jugadores sino ante un barco sin timón cuyos tripulantes van tomando las decisiones sobre la marcha ante el caos de la conducción.  


Si miramos todo este panorama fríamente, como si fuéramos médicos, diríamos que en  el “diagnóstico” de la selección todos los controles previos a la “operación” dan mal y que por lo tanto la misma corre grandes riesgos. 


Sin embargo si nos detenemos un poco en el fixture del mundial podremos apreciar que el grupo argentino es relativamente accesible y que incluso el segundo paso que le tocó en suerte (si se clasificara la Argentina en la primera ronda), tampoco tendría enfrente a equipos con aspiraciones de campeones mundiales.  


Si la Argentina pasara la segunda ronda, en el país se abrirá -entre los hinchas- la tradicional “grieta” futbolística entre los que decían que no pasaba la primera ronda y los que alientan la gloria definitiva de Messi en la selección. Y estará presente también la “grieta” política pues no faltarán los que ahora le atribuyan a la selección el mote de jugadores “nacionales y populares” y hasta motivaciones anti macristas, anti papistas y antisionistas.   


Lo que es seguro es, que pase o no estas rondas, a esta selección no la veremos jugar bien al fútbol. Con distintos técnicos la selección argentina agrupó grandes estrellas pero no formó un gran un equipo. Y los que amamos el fútbol queremos ver eso. 


El verdadero fútbol sólo lo pueden demostrar los grandes equipos. En los mundiales, Fútbol con mayúscula fue el del Brasil de Pelé del ´70, su triunfo 4 a 1 a Italia en la final y la jugada me-mo-ra-ble de Pelé (que no fue gol) contra el arquero uruguayo Mazurkievich. 


Fútbol fue el de la Argentina del ´86 y el gol de Maradona a los ingleses i-rre-pe-ti-ble; Fútbol fue el de la Holanda del ´74, cuando ese equipo no fue campeón pero dejó un recuerdo imborrable. 


Hoy en día cientos de técnicos de TV producen y muestran semana a semana, “taquitos”, “rabonas”, “chilenas” y “caños” extraordinarios en distintos programas. Pero ninguna de estas jugadas corresponde a los grandes desafíos de las copas mundiales; ahí prima la especulación y la estrategia. 


Sólo Pelé y Maradona se animaron al desafío de jugar en los mundiales -donde quema la pelota en los pies- como en el potrero. Los que amamos el fútbol nos rendimos sólo ante esto. 


Conclusión: vamos a vivir, durante 30 días, dos sensaciones cruzadas. El 14 en la Argentina será el día después de la inmensa lucha de las mujeres por el derecho al aborto; el dólar tendrá una tendencia a irse a los 30 pesos; los obreros del Subte estarán luchando para defender su sindicato y activos y jubilados seguirán peleando contra la reforma laboral y los haberes de hambre. 


Tendremos posiblemente un paro dominguero de la CGT que hará oídos sordos al reclamo de un verdadero plan de lucha, seguirá agravándose la crisis económica y política y el activismo buscará darle una forma organizada a los reclamos obreros.  


Pero millones, incluso miles de esos luchadores que estarán peleando en sus lugares de trabajo y en la calle, también estarán preocupados de cómo “rodear” a Messi para que tenga la efectividad del Barcelona y la Argentina salga campeona. Un ensayo que ya lleva mucho tiempo. 


Pero advertimos antes del mundial que el único que asegura “la gloria” es Gardel; sólo él no perdió nunca, es el “inventor de la ciencia de mantenerse primero”. Lo demás es terrenal. 

 Así las cosas las cosas, comienza la función. 

 


Ilustración: Carlos Gardel y Lionel Messi


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