La intoxicación con monóxido de carbono de una familia que vive en una casilla precaria de la zona del Parque Industrial de Plottier no es una tragedia, es un verdadero crimen social.

A raíz de la intoxicación, fallecieron los dos únicos hijos pequeños de la pareja, de muy corta edad. La madre y el padre permanecen aún hospitalizados recuperándose.
El barrio donde ocurrió este crimen social está asentado sobre el yacimiento gasífero que explota Pluspetrol y rodeado de bocas de pozo. Pero por falta de obras de infraestructura ese barrio y otros muchos, carecen de redes con los servicios esenciales y deben calefaccionarse con carbón o leña.

Las garrafas, también peligrosas, no solo se reparten a cuentagotas en pleno invierno, sino que hoy mismo aumentaron su precio oficial, y solo se consiguen pagando tres o cuatro veces ese precio oficial.

Esto obliga a las familias indigentes o de extrema pobreza a calefaccionarse y cocinar con carbón o leña (que la mayoría de las veces ellos mismas juntan en las bardas vecinas). Con las temperaturas bajo cero de estos días invernales, dormir con un brasero es lo máximo a lo que pueden aspirar, con el tremendo riesgo que ello implica. La opción sería morir por congelamiento. Así viven miles de familias neuquinas y también en Plottier.

No es una situación nueva, en una localidad donde sus gobernantes se ufanan de la proliferación de countries y barrios cerrados lujosos.

Exigimos el inicio de las obras de servicios para todos los barrios que carecen de ellos, y la inmediata provisión de las garrafas, el agua potable y la electricidad a título gratuito para todas las barriadas precarias de nuestra localidad.

Mientras el futuro gobernador, que llevó como vicegobernadora a la actual intendenta de Plottier, se reúne en Estados Unidos con la flor y nata de las multinacionales petroleras, bajo sus narices ocurren estos crimenes sociales.
Hay que luchar para que se vayan todas y todos los políticos capitalistas.