Devoto
Por los derechos democráticos de los presos comunes
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En Villa Devoto se produjo un nuevo motín. De acuerdo a las informaciones, por lo menos dos pabellones de detenidos se atrincheraron, exigiendo la presencia de jueces y legisladores. Los detenidos fueron reprimidos, se escucharon balazos de grueso calibre, y existirían varios heridos internados en él propio hospital del penal.
El origen del conflicto fue el trato que dan los guardia-cárceles a los familiares de los detenidos en la visita del fin de semana. La esposa de un detenido fue gravemente golpeada mientras sostenía en sus brazos a su bebé (Clarín 22/11). Esto produjo la reacción de los detenidos que inmediatamente se alzaron contra la agresión.
El Servicio Penitenciario se ha apresurado a decir que el alzamiento se debe al “reclamo de los detenidos para que se aceleren sus causas”. En Devoto sólo están detenidos los encausados, es decir, aquéllos que guardan prisión preventiva, mientras se espera la sentencia. En esta situación revistan miles de personas, muchas veces durante dos y más años, sin que los jueces se pronuncien ni a favor ni en contra.
En Devoto, como en todas las cárceles, los detenidos viven hacinados, con mala alimentación, sujetos a todo tipo de crueldades, vejámenes y medidas represivas. La mayoría de los detenidos están allí por delitos económicos, en muchos casos como reincidentes, lo que impide su excarcelación. Existe un verdadero ensañamiento contra ellos: requisas a cualquier hora, golpes y provocaciones. Los detenidos vienen denunciando reiteradamente que se los provoca para así justificar la posterior represión.
En Villa Devoto el personal es en su mayoría el mismo que protagonizó la masacre represiva de 1978, que justificó —según denuncias— el propósito de asesinar a numerosos presos que revistaban como “desaparecidos”. Quien es hoy el jefe de seguridad del penal de Devoto era en aquella época jefe de uno de los campos de concentración (El Vesubio). Así fue denunciado ante la Conadep, sin que su cargo en Devoto haya sido cuestionado por la “democracia”.
Los guardianes de Devoto pertenecen al Servicio Penitenciario Federal, de cuyas filas salieron muchos de los ejecutores directos —es decir los de las “tareas sucias”— de la represión dictatorial. Este sector del estamento armado es una verdadera “fuerza de choque”, entrenada en las prisiones. Generalmente trabajan, a su vez, para los empresarios de transporte de caudales, por donde circula el contrabando de oro y divisas en negro. Su vinculación con la usura y el hampa capitalista es muy directa.
El Partido Obrero denuncia la situación existente en Devoto y demás penales del país, planteando que tos detenidos deben ser sometidos a un juicio rápido. El detenido debe ser ubicado en tareas productivas que le otorguen remuneración para sus necesidades y las de su familia. Debe tener visitas de contacto con su esposa, libre acceso a la visita cotidiana de sus hijos. El proceso penal debe ser oral y directo, de una sola instancia.
En cuanto al problema de los guardia-cárceles, la solución es el desmantelamiento del aparato represivo. Desde ya que una comisión independiente formada por sindicatos y organizaciones de derechos humanos investigue la represión en Devoto.