Sociedad

26/4/2012|1219

En defensa del cine independiente: Por un Bafici todo el año, no un negocio para Macri

Ojo Obrero en el Frente de Artistas

Una vez más, y por decimocuarto año consecutivo, miles de personas llenan las salas del festival de cine independiente más importante de Latinoamérica.

El cine del Bafici se sabe opuesto al de Hollywood por carecer de la infraestructura industrial y por evitar así los condicionamientos artísticos e ideológicos que ese aparato del mercado le impone. Macri, y lo mismo vale para gobiernos anteriores, se apresura a mostrarse como responsable de una actividad tan valorada, pero… ¿tiene el macrismo una política que promueva esta forma de creación no mercantil y su acceso por un público interesado en cultivarlo? El propio Bafici prueba lo contrario.

El gobierno de la ciudad, en lugar de crear circuitos para la difusión de un cine que año a año demuestra que tiene una inmensa cantidad de público, convierte a la reunión de estas películas en un evento sumamente comprimido, acotado y asociado a una cadena de eventos que conforman la oferta cultural porteña vendible al turismo.

La inmensa cantidad de producciones nacionales que alimentan el Bafici son hechas a pulmón, sin ningún estímulo por parte del gobierno porteño. Es decir, que la producción del evento por parte del macrismo parasita el esfuerzo de los cineastas independientes. Una de las pocas vías de fomento a la realización audiovisual es la pérfida ley de mecenazgo, que convierte al realizador en un recaudador de impuestos.

Lejos de fomentar el cine independiente y su exhibición, el macrismo se está encargando de vaciar y desguazar centros culturales y espacios independientes para el beneficio de la industria cultural concentrada y no de las necesidades culturales de expresión y disfrute de la población. Recientemente, atacó a la gestión independiente de la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín con ministros y patoteros.

Su objetivo es cerrarla e incorporarla al circuito capitalista de la cultura. Debemos defender la gestión independiente de esta sala e impulsar la reapertura de salas de cine y centros culturales que exhiban la producción del Bafici durante el resto del año. ¿Y el gobierno nacional?

En un tire y afloje que ya se hizo costumbre, y como parte del relato que da cuenta de una conveniente archirivalidad con Macri, el INCAA retacea los recursos que aporta al Bafici. Finalmente, este año destinó un monto, a cambio de la organización de algunas mesas en las que difundirá sus políticas para la producción de cine y TV.

Pero esas mesas no dirán una palabra sobre cómo acabar con el dominio de la industria norteamericana en la distribución y exhibición del cine en la Argentina. La política del gobierno nacional, que está de rodillas frente a los tanques de Hollywood, es la principal responsable de la sed insaciable de cine independiente que va a volver a poblar las salas del Bafici.

Las majors dominan casi el 70% del mercado de la distribución y el de la exhibición. La última tímida medida tomada por el gobierno, de aplicar un mayor gravamen a las películas que entran en el país, sólo sirvió para terminar de asfixiar al poco cine europeo que se exhibe en nuestros pagos.

El Bafici tiene el gran valor de demostrar en la práctica que hay un enorme público interesado en ver otro cine. Cuando dicen que el problema es que la gente sólo quiere ver los tanques de Hollywood están mintiendo. Cuando la oferta de salas se incrementa, cuando el precio de las entradas disminuye y las películas se promocionan, el público responde.

Extendamos esta semana de locura cinéfila al resto del año.

Firmá el petitorio por la defensa de la Sala Alberdi y los centros culturales de la ciudad, y por el apoyo a la creación de un circuito de exhibición permanente de la producción participante del Bafici.