Sociedad
4/3/2021
Qatar: más de 6.500 inmigrantes murieron en los preparativos del Mundial 2022
Una verdadera masacre laboral que tiene como trasfondo la precarización más extrema.
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En Qatar rige un régimen laboral de semiesclavitud, la Kafala
Un informe recientemente publicado en el periódico británico The Guardian recoge que desde diciembre del año 2010, cuando Qatar fue fijada como la sede de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2022, 6.500 trabajadores provenientes de otros países perdieron la vida en las obras que se están llevando adelante en el país árabe. Estas terribles cifras fueron confirmadas por embajadas y organismos estatales de los respectivos lugares de origen de los trabajadores fallecidos: India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Pakistán.
Sin embargo, todas las estimaciones apuntan a un número potencialmente mayor, dado que Qatar recibe a diario a miles de trabajadores de otros países como, por ejemplo, Filipinas y Kenia, que al momento no han tomado cartas en constatar cuántos trabajadores perdieron la vida en el éxodo. Incluso las cifras que hay registradas al momento no abarcan tampoco a los últimos meses de 2020.
Un mundial turbulento, un negociado millonario
En diciembre de 2010, tras unas elecciones que se desenvolvieron en la FIFA entre sobornos y arreglos ‘por debajo de la mesa’, se resolvió que Qatar sería el anfitrión de la copa del mundo 2022. Así lo puso de relieve la revista France Football en 2013, cuando destapó en una investigación todos los escándalos de corrupción detrás de los comicios. Por un lado, los sobornos a los integrantes del Comité Ejecutivo de la FIFA treparon a montos siderales. Con ello, Qatar se aseguraría los votos necesarios para llevar la máxima competición del fútbol internacional fronteras dentro.
Pero por otro lado, también florecieron los acuerdos por conveniencias. El informe del medio francés alegó incluso que se había desarrollado en noviembre de 2010 una reunión secreta en el Palacio del Elíseo, sede gubernamental francesa, entre el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy; el príncipe heredero de Qatar, Tamin bin Hammad al-Thani; Michel Platini, entonces presidente de la UEFA y vicepresidente de la FIFA; y el presidente por aquel momento del París Saint Germain (PSG), equipo de fútbol francés, el empresario Sebástien Bazín. Uno de los puntos clave para seguir decantando votos era que los qataríes debían desembolsar una importante suma a fin de subsanar la crisis financiera que tenía el PSG. Muchos de los puntos de esta denuncia que estallaron como un verdadero escándalo en la FIFA se han desestimado para garantizar un resguardo de impunidad. Sin embargo, a la luz de los hechos, esta corruptela queda evidenciada. Basta con mencionar, por ejemplo, que solo un año después de la presunta reunión el PSG fue adquirido por un grupo de Qatar, el Qatar Sports Investments, que pertenece a la familia real.
Así fue que la organización del mundial 2022 debutó desde el comienzo como una apuesta fuerte de los jeques y emires qataríes a lograr un negocio millonario. Desde entonces a esta parte se ha preparado un megaoperativo para la jornada, en el que se han gatillado más de 40 mil millones de dólares. No sólo se han edificado varios estadios de lujo, también se han edificado con expectativas al turismo internacional varias carreteras, un aeropuerto, un puerto marítimo, hoteles, sistemas de transporte público y hasta una nueva ciudad. Ese ha sido el puntapié para emplear bajo las condiciones de precarización más extrema a miles de inmigrantes: imposibilidad de elegir lugar de alojamiento, lo que los lleva a terminar viviendo en lugares prácticamente inhabitables; ausencia de un horario laboral concreto; salarios de miseria y sin fechas claras de paga; hasta incluso se les retiraba el pasaporte para que no pudieran entrar y salir libremente de país. Esto es lo que los ha llevado por más de una década a ir muriendo periódicamente. Sin embargo, lo que predomina en los registros oficiales de fallecidos es el encubrimiento al servicio de garantizar la impunidad. En ellos data que aproximadamente el 70% habría muerto por “causas naturales”. Entre los hindúes, quienes encabezan la estadística de decesos, esta categorización escala hasta el 80%. Después, las causas se reparten entre motivos como múltiples heridas por caídas desde las alturas o asfixia por ahorcamiento, como si fuera creíble que sólo una ínfima minoría son accidentes laborales propiamente dichos y los demás no, que tampoco son acompañados de ninguna autopsia. Son las historias relatadas por las familias las que ayudan a desasnar y reconstruir los terribles hechos. Desde electrocuciones en los precarios alojamientos hasta trabajadores que se suicidan porque no soportan más, la situación de los inmigrantes en Qatar constituye una postal del horror.
Uno de los factores a tener en cuenta según una investigación de la OIT es el calor incinerante del verano en Qatar, que no solo puede generar la muerte de los trabajadores por causas como paros cardíacos sino también un grave deterioro de su salud o cuadros de estrés. Es por esto mismo que la competición del próximo año se planificó para jugarse en invierno. Pero el gobierno, incluso contra las recomendaciones de sus abogados, se niega a realizar estudios sobre el asunto -incluidas las autopsias, claro-, y mucho menos aún a detener siquiera medio minuto la marcha de los preparativos hacia el mundial 2022. Solo se han limitado a justificar estas muertes alegando que la masa laboral de inmigrantes en Qatar es muy grande, y que se trata de una ‘cuestión estadística’.
Caricatura de Griffin.
Muertes que son “naturales” bajo un régimen de superexplotación
La situación de los inmigrantes en el país árabe ha quedado particularmente expuesta ante los ojos del mundo en el último tiempo, pero desde hace ya mucho que hay tela para cortar en el asunto. En el año 2012 la Confederación Sindical Internacional (CSI) denunció ante la ONU que en el emirato los trabajadores inmigrantes, que constituían para entonces el 94% de la fuerza laboral, eran impedidos a la libre afiliación sindical. La denuncia recogía desde entonces las muertes obreras que el gobierno no reconocía y también ponía sobre el tapete, por ejemplo, que la legislación laboral qatarí es casi esclavista, mencionando puntos como que no existe un salario mínimo.
De igual forma, en el año 2016 fue la Federación de Sindicatos Holandeses la que esgrimió una denuncia internacional a la FIFA por ser cómplice de la situación que atraviesan los inmigrantes en Qatar, representando el caso de un trabajador de Bangladesh al que calificaron en sus condiciones laborales como “rozando la esclavitud”. Y es que el negociado no sólo será para emires y jeques, y si la superexplotación capitalista salpica todas las esferas de la vida social, la pelota ‘sí se mancha’. Es por eso mismo que han surgido a su vez iniciativas como la del Tromsø, equipo que milita en la primera división de Noruega que le ha pedido a su confederación boicotear el mundial 2022 y no presentarse en caso de clasificar.
La situación que viven los obreros en el emirato demanda la solidaridad internacional de toda la clase obrera y su acción independiente contra el sistema de la masacre laboral sistemática.
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