El Arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández, puso en funciones a Federico Wechsung como segundo obispo auxiliar de la Arquidiócesis platense. Wechsung llega a su nuevo cargo desde la presidencia del Tribunal Interdiocesano y designado por el papa Francisco con la chapa “progre” de su desempeño como docente de la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ).

El presidente del tribunal eclesiástico de La Plata es licenciado en Derecho Canónico y diplomado en la Universidad Católica Argentina (UCA). Como obispo auxiliar de Tucho Fernández, Federico Wechsung se dedicará al asesoramiento jurídico, gestión, supervisión de normas y prevención de delitos en la Iglesia -incluidas las denuncias por abuso sexual- dentro de una amplia jurisdicción que comprende la Arquidiócesis de La Plata, Bahía Blanca, Quilmes, Chascomús, Diócesis de Azul y Santa Rosa.

Las tareas que desempeñará el ascendido Federico Wechsung como segundo de “Tucho” están estrechamente ligadas al rol que venía desempeñando como presidente del Tribunal Interdiocesano de La Plata, uno de los ocho tribunales especiales con los que cuenta la Iglesia. Este foro judicial privilegiado y corporativo es una garantía de impunidad para los sistemáticos abusos sexuales y violaciones cometidos contra niños que asisten a instituciones eclesiásticas y seminaristas.

En un reportaje del 2022 , Wechsung defendió y justificó los tribunales de casta, y, en calidad de especialista en derecho canónico, le espetó al periodista que “la iglesia no tiene obligación de denunciar los abusos ante la Justicia Ordinaria”. El docto en Santo Tomás de Aquino y Derecho Natural sabe bien que el “secreto pontificio” -que mantiene la privacidad de los denunciados por abusos y fuera abolido en el 2019- sigue funcionando de hecho.

Wechsung es la mano derecha del arzobispo platense, Víctor Fernández, al que Kicillof y las burocracias kirchneristas ensalzan como modelo de sacerdote nacional y popular comprometido “socialmente”. En su debut como arzobispo en el 2018, “Tucho” jugó un papel primordial en la firma del acta de paz social entre el gobierno de María Eugenia Vidal y la burocracia de ATE Ensenada para desactivar las enormes movilizaciones del Astillero Río Santiago. Un año después, en el 2019, lamentaría el suicidio del cura Eduardo Lorenzo de quien dijo que “había muerto después de una enorme tensión y sufrimiento”. El victimario de por lo menos cinco casos de abuso, convertido en víctima.

El caso Lorenzo conmocionó a La Plata porque el protegido de “Tucho” apareció suicidado en condiciones por demás extrañas en las oficinas de Cáritas cuando iba a concretarse la orden de detención. Las circunstancias recuerdan otro caso de abuso y pedofilia en el Colegio Próvolo, que también contó con la protección e impunidad de toda la jerarquía de la Iglesia católica, empezando por el propio Bergoglio. Lorenzo no era un cura más sino el excapellán del Servicio Penitenciario Bonaerense desde 1990 al 2008. Hombre de la Iglesia y del aparato represivo.

La Red de Sobrevivientes de Abusos de la Iglesia fue muy clara cuando denunció que los tribunales eclesiásticos, y entre estos el que dirige Wechsung, están para cajonear e intimidar a las víctimas. Sobran los ejemplos y denuncias. Tucho puso en funciones a un Vicario Judicial comprometido sí, pero con el aparato del clero y por lo tanto con el encubrimiento criminal a los pedófilos con sotanas.

Explicando en qué consiste el Tribunal Interdiocesano, el “profesor” reseñó que los obispos tienen la potestad de enseñar, certificar y regir, es decir, de impartir “justicia” en la Iglesia por cuenta y acción propia o de los vicarios judiciales. Este es el papel de los Wechsung, ser juez y parte para que el tratamiento de las causas no salgan del ámbito cómplice de la Iglesia.

Yendo al grano, Federico Wechsung aquilata como “pergamino” el presidir uno de los máximos tribunales de impunidad para los curas violadores y pedófilos. Para cubrirse, el auxiliar de Tucho Fernández declaró que él no estuvo a cargo del escandaloso caso Próvolo de La Plata. Un “yo no sé” que delata complicidad.

El 8 de Marzo, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, marchamos también por la separación de la Iglesia del Estado y contra la impunidad de los curas pedófilos. Disolución de los tribunales eclesiásticos especiales.

 

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