Sociedad

2/2/2023

Se leyó el veredicto por el crimen de Lucio Dupuy

Basta de violencia hacia las infancias.

Mural de Lucio Dupuy en General Pico.

Los jueces de Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, La Pampa, Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez, declararon culpables por el homicidio de Lucio Dupuy -perpetrado el 26 de noviembre de 2021- a su madre, Magdalena Espósito Valenti, y a la pareja de esta, Abigaíl Páez.

Valenti fue considerada autora material y penalmente responsable del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento. Páez fue declarada autora material y penalmente responsable del delito de homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento, en concurso real con el delito de abuso sexual. Valenti, por su parte, fue absuelta por el el delito de abuso sexual por el beneficio de la duda. Si bien la condena se conocerá el 13 de febrero, por lo cargos que se les imputan más los agravantes, todo indica que recibirán prisión perpetua.

Las responsabilidades estatales por este crimen atroz saltan a la vista, teniendo en cuenta que fue la propia Justicia la que restituyó la tenencia del Lucio a su madre, sin evaluar en absoluto si se trataba de un hogar seguro para el niño. Un accionar guiado por el estereotipo que existe sobre las mujeres en este régimen social, de que deberían ser por naturaleza buenas madres y cuidadoras.

Tampoco el sistema de salud llevó adelante ningún tipo de procedimiento frente a que el niño ingresaba recurrentemente a la guardia con signos de maltrato. Al igual que la escuela, que tampoco dio señal de alarma de que Lucio podía estar atravesando una situación de violencia al interior de su hogar al ver las constantes lesiones en su cuerpo.

La responsabilidad del Estado no solo la vemos en el comportamiento de la Justicia y en la falta de capacitación a los profesionales de la salud y educación sobre cómo actuar en estos casos, sino también en que es el encargado de impartir una educación basada en la violencia y el sometimiento de los más débiles, como un ariete del disciplinamiento social propio de un sistema fundado en la explotación.

En ese sentido, tanto el gobierno nacional como los gobiernos provinciales, en alianza con las iglesias, bloquean la aplicación de la ESI desde el nivel inicial, y privan a las niñeces de una herramienta fundamental para detectar y denunciar abusos sexuales.

Es preciso repudiar la campaña de los sectores clericales y reaccionarios (con los que buscan congraciarse todos los partidos patronales), que utilizan este caso de forma pérfida para desprestigiar la lucha del movimiento de mujeres y la ola verde, ocultando que es patrimonio de este movimiento la defensa de las infancias, como lo demuestra la pelea que dan todos los días las madres protectoras frente a un Poder Judicial que se empeña en revincular a sus hijes con sus progenitores denunciados por abuso, y omitiendo que la mayoría de los perpetradores de violencia y abusos contra les niñes son varones. Son los mismos agentes del oscurantismo que montan un velo de impunidad sobre la infinidad abusos eclesiásticos.

La defensa de las niñeces y sus derechos precisan de una lucha a fondo contra el Estado capitalista, las iglesias y sus partidos, artífices de la barbarie a la que asistimos.

¡Justicia por Lucio, basta de violencia contra las infancias!