Sociedad
1/8/2023
Semana de la lactancia, un derecho vulnerado por los gobiernos y las patronales
Entre la falta de lactarios, el poco acceso a la información adecuada y el negocio alrededor de la leche de fórmula.
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La propia OMS reconoce los beneficios de la lactancia.
Desde 1992, entre el 1° y el 7° de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que, como sabemos que paternidades trans también pueden amamantar, nos referiremos a lactancia humana. La misma, a pesar de los beneficios que proporciona a la salud de les niñes, se encuentra obstaculizada por la escasez de puericultoras en el sistema público de salud, la falta de lactarios en los lugares de trabajo y los intereses económicos de los monopolios que producen leche de fórmula.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva hasta los seis meses del bebé y luego sostenerla hasta al menos los 2 años, combinándola con la incorporación de alimentos nutritivos. Sucede que la leche humana aporta numerosos beneficios a la salud de les niñes, entre ellos, ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias, diabetes, leucemia, alergias, cáncer infantil, hipertensión y colesterol alto.
Ahora bien, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada en 2019 arrojó que, al mes de vida, el 66% de los bebés recibió lactancia exclusiva, sin embargo, a los cinco meses ese porcentaje disminuía al 31%. El fin de la lactancia en niñes hasta los dos años se debía, en un 26% de los casos, a la “falta de producción de leche”, en un 17% a que le niñe “dejó solo”, en un 17% a la creencia de que le niñe “se quedaba con hambre”, en un 11% a razones laborales y en un 10% a la “dificultad para sostener otras tareas y la lactancia”.
El relevamiento demuestra que muchas personas que amamantan deben dejar de hacerlo cuando regresan a su trabajo remunerado porque las patronales no garantizan espacios de lactario. Si bien la ley 26.873 de promoción de la lactancia materna establece que las madres tienen derecho a dos pausas diarias (de media hora cada una en el sector privado y una hora cada una en el público) para extraerse leche (o amamantar si el lugar de trabajo cuenta con un jardín maternopaternal donde dejar a le niñe) durante el primer año a partir del nacimiento del bebé, esto no se cumple: según una encuesta nacional realizada por Voices! y la Liga de La Leche (LLLA), ocho de cada diez entrevistadas no cuentan con un lugar asignado para ese fin en sus empleos. Muchas incluso deben sacarse leche en el baño, algo completamente antihigiénico. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales no solo avalan este atropello por parte de las empresas, fundado en su ánimo de lucro, sino que lo reproducen en las dependencias estatales. Sin dudas, la extensión de la informalidad laboral agrava este problema.
A eso se le suma que el precio del extractor de leche manual ronda los $10.000 y el del eléctrico los $70.000, dificultando que le niñe continúe tomando leche humana una vez finalizada la licencia por maternidad, que dura un breve lapso de 45 días previos y 45 días posteriores al parto en el sector registrado.
Por otra parte, descontando aquellos casos donde el destete se produce por deseo de la persona que amamanta o de le niñe, vemos que en muchos otros no se accede a la información adecuada. O peor aún, a veces se continúa dando la teta por falta de recursos económicos para comprar leche de fórmula, pero sintiendo dolor durante el acople porque no hubo asesoramiento profesional de cómo lograr una prendida correcta, haciendo que cada toma se vuelva un padecimiento.
Lo anterior es responsabilidad de los sucesivos gobiernos que no reconocen a las puericultoras como agentes de salud, y, por lo tanto, su actividad no se encuentra incorporada al sistema público. De esta manera vemos cómo el desfinanciamiento constante a la salud pública por parte de los políticos capitalistas que se alternan en el poder vulnera los derechos de las personas gestantes y de las niñeces.
Recordemos que son las profesionales encargadas de promover los beneficios de la lactancia humana en todos sus aspectos y brindar asesoramiento técnico de la misma, respetando y acompañando las decisiones de cada familia. A su vez, informan sobre cómo llevar adelante un orden de tomas y un destete de manera respetuosa. Sin embargo, la falta de regulación estatal genera que solo las personas que pueden pagar la consulta tengan acceso a ese servicio.
Otro factor que atenta contra el deseo de amamantar es la presión que ejercen los monopolios internacionales que fabrican leche de fórmula, como RB, Abbott, Kraft Heinz, FrieslandCampina, Danone y Nestlé, que concentran el 50% del mercado mundial. Estos no solo gastan 5.600 millones de euros al año en publicidad, sembrando confusión en las familias, sino que además, su lobby aparece en las intervenciones de muchos pediatras, que se apresuran a prescribir leche de fórmula ante la menor dificultad que surja en la lactancia, sin derivar al profesional idóneo en el tema. Se trata de un negocio que factura 55 mil millones de dólares al año en todo el mundo.
Lo cierto es que ni Massa, ni Bullrich, ni Larreta ni Milei revertirán esta realidad en caso de llegar al gobierno, porque los une la defensa del ajuste comandado por el FMI y de los intereses capitalistas. En cambio, desde la lista “Unidad de luchadores y la izquierda” en el FIT, encabezada por Gabriel Solano, planteamos la necesidad de incorporar puericultoras en planta permanente en todos los hospitales públicos y salitas, la extensión de las licencias de maternidad y paternidad, la incorporación de lactarios en cada lugar de trabajo y estudio, el respeto y ampliación de los tiempos para extraerse leche o amamantar estipulados por ley hasta los dos años del bebé, y la entrega gratuita de leche de fórmula en los centros públicos de salud y obras sociales para quienes decidan no dar la teta o estén imposibilitades de hacerlo.
Es un programa que respaldamos saliendo a las calles contra el vaciamiento de la salud pública, por la defensa de la agenda de las mujeres trabajadoras y para derrotar los planes del FMI y sus agentes. Solo por ese camino podremos conquistar que la lactancia deje de ser un privilegio, y puedan habitarla de una forma placentera todas las mujeres y personas gestantes que así lo deseen.
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