Sociedad

20/2/2024

Sin políticas preventivas ni repelentes: a los mosquitos les viene bien el ajuste de Milei y compañía

Invasión de mosquitos en el Amba ante la falta de prevención, la caída de la obra pública y la subas en repelentes e insecticidas.

Mosquitos.

La región del Amba se encuentra sufriendo nuevamente una invasión de mosquitos, con postales que se viralizan donde la presencia de estos insectos causan algo más que las molestias habituales de las picaduras y comezón, atestando domicilios, haciendo imposible la presencia en parques y lugares con césped y exponiendo a la población a enfermedades como la Encefalitis Equina del Oeste (EEO). Cambio climático, inundaciones, falta de prevención y subas imparables en los precios de repelentes e insecticidas hacen de esta situación algo más que una contingencia circunstancial.

Esta invasión de mosquitos repite lo sucedido recientemente, a principios de enero, con la proliferación de la especie Aedes albifasciatus debido particularmente a las fuertes lluvias e inundaciones en la región y a una mala o nula política de prevención de los gobiernos municipales, la provincia de Buenos Aires, CABA y Nación.

Esto lo reconoció el  propio vocero presidencial Manuel Adorni, quien no hizo más que endilgarle la responsabilidad al gobierno anterior  sin comprometerse a ninguna política concreta de control y prevención, lo que demandaría recursos económicos que el gobierno está recortando.

Los recortes presupuestarios nacionales y la réplica del plan motosierra en cada jurisdicción provincial y municipal repercuten en una caída de las tareas de limpieza, desobstrucción de sumideros y desmalezamiento de los espacios públicos. Así como el ajuste total en la obra pública impacta sobre las obras necesarias para evitar inundaciones y estancamiento de aguas donde proliferan las larvas de mosquitos.

A esto se suma lo tardío, errático e insuficiente de los programas de fumigación que, en este caso, podrían ayudar a eliminar parte sustancial de los mosquitos adultos que vemos en la actualidad, para los cuales se estima una tiempo de vida de alrededor de 20 días, con la probabilidad de que su ciclo reproductivo se renueve con nuevas lluvias y aguas estancadas.

Juan Manuel Carballeda, doctor en biología, investigador del Conicet, señaló que en este caso “tiene sentido fumigar porque, a diferencia de los insectos que transmiten el virus del dengue y se desarrollan dentro de las casas, estos se generan fuera, en acumulaciones de agua” (Página/12, 20/2).

La responsabilidad principal respecto a los cuidados preventivos contra estos fenómenos depende del Estado y la gestión del espacio público. Sin embargo, la realidad que se impone es la de basurales callejeros y residuos sin recolectar en las barriadas periféricas, márgenes de los arroyos y espacios públicos sin desmalezar, zonas inundables, desagües obturados, aguas estancadas, etc.

Para colmo de una política preventiva casi inexistente tenemos una suba generalizada de los precios de repelentes e insecticidas productos para controlar los mosquitos y evitar las picaduras y eventuales contagios: se registran más de 40 casos de EEO en 30 distritos de la provincia de Buenos Aires.

Un repelente de mosquitos en aerosol, dependiendo de la marca, tamaño y el lugar, puede superar fácilmente los $6.000, en un contexto donde casi el 60% de la población el país es pobre y el 15% no llega a cubrir los alimentos esenciales.

Para graficar el ajuste de las gestiones municipales tenemos el caso de la Intendencia de La Plata, con lugares infestados de mosquitos. Allí el municipio se comprometió a la entrega de tan solo 2.000 repelentes para toda la ciudad.

A su vez, mientras la invasión de mosquitos nos abruma persisten los contagios de dengue y el crecimiento de los casos producto de la falta de políticas epidemiológicas y campañas al respecto, comenzando por el hecho de que no existe programa de vacunación pública y que la aplicación de ambas dosis necesarias no baja de los $120.000 totales.

Algunas organizaciones sociales y piqueteras, como el Polo Obrero, con compañeros y compañeras en los barrios más afectados por la eclosión de mosquitos y la propagación de casos de dengue, vienen impulsando campañas de descacharramiento y desmalezamiento de los espacios públicos, para evitar que la situación pase a mayores y sin ninguna colaboración del Estado.

El ajuste de Milei, los gobernadores e intendentes extender sus consecuencias a todos los aspectos de la vida, incluida la propagación de una plaga de mosquitos intratables. Ante esto, los gobiernos capitalistas dicen que lo que resta “esperar” a que los mosquitos mueran, porque lo contrario sería admitir la ausencia de obras públicas y tareas permanentes de limpieza, desmalezado, desobstrucción de desagües y fumigación para prevenir y controlar estos fenómenos.

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