Sociedad

19/2/2020

Una multitud reclamó justicia por Fernando Báez

Una multitud se concentró en la Plaza Congreso para exigir justicia por el crimen de Fernando Báez, y la convocatoria se replicó en distintas ciudades del interior e incluso del exterior. A un mes de su asesinato en Villa Gesell a manos de una patota de rugbiers de un club Zárate, es evidente que el hecho ha conmovido al pueblo argentino.


Que miles de personas hayan salido a la calle a protestar muestra que este crimen genera un sentimiento popular de repudio a la impunidad en que suelen quedar los asesinatos y atropellos llevados adelante por los hijos del poder y de familias acomodadas, que a su vez es la base del sentimiento de intocabilidad que lleva a pandillas de “niños bien” a cometer crímenes incluso en público. La difusión mediática de los audios y mensajes que intercambiaron los rugbiers, tras golpear a Fernando hasta la muerte, reveló este sentimiento y acrecentó la indignación.


Basta recordar que el asesinato del joven Ariel Malvino por tres rugbiers correntinos en la peatonal de Ferrugem (Brasil) sigue sin ser juzgado, ¡catorce años después!, para comprender por qué la convocatoria para reclamar justicia fue tan numerosa. A estos se suman tantos otros casos similares, muchos de los cuales estuvieron representados en las pancartas y banderas que portaron los familiares de las víctimas que se sumaron a la jornada.


El crimen de Villa Gesell puso de relieve, además, que la violencia no es, como gustan regodearse recurrentemente los políticos burgueses y sus voceros periodísticos, un mal propio de las barriadas pobres y los jóvenes de menores recursos. Nadie pudo salir a argumentar que se trata de la falta de educación, ni reclamó el endurecimiento de las penas.


Por el contrario, los insultos xenófobos que vociferaban contra Fernando mientras lo golpeaban son una demostración de cuáles son los efectos de inculcar en las nuevas generaciones una ideología fascistizante, promocionada por los partidos del Estado –como las leyes antiinmigrantes.


La presencia de miles de jóvenes en la concentración expresa también una reacción contra un verdadero drama social que se patentiza en la violencia y en el consumo en exceso de alcohol y drogas. Es la consecuencia de la descomposición que golpea a los pibes, y con la cual hacen grandes negocios los bolicheros, los narcos y el delito organizado. Por eso, la salida a este drama de la juventud requiere de una lucha contra un régimen social decadente que le coarta su futuro generalizando la precarización laboral y ajustando la educación pública.


Que se haga justicia por Fernando Báez.