Un reciente informe de la Cepal y el Ministerio de Economía de la Argentina arroja datos preocupantes respecto al deterioro del poder adquisitivo de las familias trabajadoras: casi el 35% de los hogares requirió al financiamiento para comprar comida y medicamentos. La crisis social se agrava de la mano de la aplicación del plan de ajuste del gobierno y el FMI.

Los datos corresponden al Primer informe sobre endeudamientos, géneros y cuidados en la Argentina, y dan cuenta de la situación crítica de las familias obreras, en medio de salarios que pierden poder adquisitivo ante la inflación, ingresos populares que son ajustados por el gobierno y recursos y gastos social y público que sufre permanentes recortes oficiales.

Un primer indicador general es que el 54% de los hogares tuvo que recurrir a algún tipo de financiamiento, con una mayor incidencia en los hogares encabezados por mujeres (60% contra 50% para el caso de los hombres), lo que se explica por la discriminación salarial de género existente.

Se estima que, en promedio, el 64% de quienes accedieron a diversas formas de financiamiento lo hicieron para costearse la obtención de alimentos y medicamentos.

La gravedad de la cuestión toma mayor valor cuando se analiza el detalle de la situación laboral de quienes cumplen la función de soporte económico de los hogares. La necesidad de endeudarse crece en aquellas situaciones donde los ingresos provienen del trabajo informal.

Así, entre quienes recurrieron a financiamiento se destaca un 69% de las mujeres con ingresos informarles, cayendo a un 49% de quienes cuentan con trabajo formal; y el 61% y el 45% para el caso de los hombres, respectivamente.

Esto no solo da cuenta de salarios e ingresos inferiores en la informalidad, donde se encuentra una porción significativa de los trabajadores, sino también de la exposición a fuentes de financiamiento irregulares, con costos superiores y sin ningún tipo de control oficial, donde prima la usura y el aprovechamiento.

En los hogares encabezados por mujeres, donde hay niños, niñas y adolescentes, la proporción de quienes destinan el financiamiento a comida y medicamentos asciende al 72,6% (en los hogares donde encabezan los hombres es del 65,9%), dando cuenta de una mayor vulnerabilidad de estas familias y de las niñeces.

Además, “7 de cada 10 de esos hogares arrastra atrasos en los pagos de deudas o de servicios, 4 de cada 10 tiene atrasos en ambos, y casi la mitad destina todos sus ingresos para hacer frente a sus deudas o sostiene que sus ingresos le resultan insuficientes para afrontarlas (el 46,2% de los hogares encabezados por mujeres respecto al 38,3% de los encabezados por varones)”, según explica el informe.

En la Argentina trabajar no es condición suficiente para llegar a fin de mes, y los hogares viven endeudados no ya para comprar bienes e insumos de alto valor, sino para hacerse de lo indispensable para sobrevivir: algo que empuja hacia un futuro de corto plazo mayores penurias.

Esta situación es responsabilidad dela juste oficial, la negociación de salarios e ingresos populares a la baja, la inflación recalentada desde el gobierno e incluso el perjuicio por las altas tasa de intereses que hacen que el endeudamiento de los hogares sea más irremontable.

Las trabajadoras y los trabajadores tenemos que terminar con este régimen hambreador y expulsar a los políticos capitalistas que nos hundieron en la miseria. Allí se inscribe el Frente de Izquierda Undiad y el Partido Obrero como alternativa para superar la crisis con una salida propia de los trabajadores. Lo que será parte de las deliberaciones del Plenario de la Izquierda y los Luchadores de este sábado 17 en la plaza del Congreso.

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