UJS

11/3/1993|384

Gran fiesta de la UJS

La fiesta de cierre de los cursos de verano sobre “El Capital”, organizada por la UJS, fue un verdadero acontecimiento político. Lo atestigua la numerosa concurrencia a la fiesta (casi 500 personas, en su mayoría jóvenes provenientes del Gran Buenos Aires), y la gran presencia de activistas estudiantiles y barriales, que protagonizan la enorme lucha contra la política de destrucción educativa del gobierno y las principales movilizaciones político-reivindicativas del último año.


La “movilización festiva”, que se prolongó hasta la madrugada, fue también una ruidosa reivindicación del derecho de la juventud a disponer de su tiempo y a movilizarse por donde le plazca, que al igual que todos sus otros derechos es sistemáticamente pisoteado por el capitalismo. Para un gobierno que tiende a regimentar todas las instancias de la vida social, divertirse sin órdenes de arriba es un acto de rebeldía.


La fiesta puso de manifiesto un progreso organizativo y político de la UJS, el cual es el resultado de su decidida intervención en las últimas grandes luchas (Bulascio, Transferencia, Ley Educativa) y en las múltiples manifestaciones cotidianas de resistencia, y de la política revolucionaria de conjunto del Partido Obrero.


La UJS ha actuado en todos estos casos como un factor de delimitación política y de desarrollo de la organización independiente. Se ha esforzado también en explicar las limitaciones  del propio gobierno y de los capitalistas para consumar sus objetivos reaccionarios, limitaciones que emergen de sus sucesivos fracasos anteriores, de la agudización de sus contradicciones internas y de la indeclinable resistencia popular. La UJS ha enfrentado así el “terrorismo”  ideológico de la propia izquierda, que ha pregonado la imbatible consistencia de la llamada “ofensiva neoliberal”. Ha desenmascarado el rol frenador de la centroizquierda, que con su política de “consenso” se ha revelado como un auxiliar de los planes de Menem-Cavallo. El recurso de que se valió  Mary Sánchez para combatir a la movilización contra la ley de educación se está esgrimiendo de nuevo para embretar la lucha contra la “reforma previsional”.


Es a la luz de esta experiencia que debemos encarar las luchas que se avecinan.


La cuestión educativa seguirá estando en el centro de la situación. La transferencia de los colegios a las provincias se encuentra empantanada por “falta de fondos”.  Duhalde ya ha confesado su intención de proceder a una “municipalización” (Clarín, 2/3), que equivale a dejar todo el sistema librado a la sola asistencia de las cooperadoras.


El derrumbe educativo se ha convertido en una posibilidad concreta e  inmediata.


Oponernos al pago obligatorio de las cooperadoras y al arancelamiento en la universidad y exigir un aumento inmediato del presupuesto educativo, dejando de pagar las deudas fraudulentas con los banqueros internacionales y retirando jugosos subsidios de que gozan los curas y los empresarios de la educación, ésta es la salida.


Autoconvocarse en asambleas, llamar a los centros de estudiantes a la solidaridad con los reclamos salariales de los docentes que ya han anunciado planes de lucha en varios distritos. Apoyar activamente la lucha de los trabajadores y jubilados,  para gestar un amplio movimiento contra este gobierno y este régimen agotados.


La inteligencia y la energía creadora de la juventud deben estar al servicio de esta causa.