Universidad

13/3/2020

Arquitectura UNLP: las estudiantes nos organizamos frente a un nuevo caso de violencia de género

Contra la inacción de las autoridades.

A principios de marzo, una compañera de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de La Plata realizó una denuncia penal y difundió a través de redes sociales que fue violentada por su expareja, Pablo Torres, docente de la facultad. En la publicación realizada por Instagram relata las reiteradas situaciones de violencia física, psicológica y verbal que sufrió; e hizo un llamado a las agrupaciones estudiantiles para que la acompañen. Fue tal la difusión que tuvo que desde las autoridades se pusieron en contacto con ella para pedirle una reunión.


Desde En Perspectiva (UJS) acompañamos a la compañera a este encuentro con el decano Fernando Gandolfi, quien en lugar de ofrecer contención y asistencia la revictimizó, poniendo en duda la veracidad de las afirmaciones sobre las situaciones de violencia. Además, dejó en claro al finalizar la reunión que no podía dar ninguna salida al caso más que recomendar la aplicación del Protocolo de Acción ante casos de Violencia de Género de la UNLP, pero negando toda posibilidad de suspender la labor docente de Torres.


Ante esta respuesta, llevamos el reclamo de la separación preventiva de su cargo docente a la sesión del Consejo Directivo del martes 10, lo que fue rechazado por las autoridades escudándose en que supuestamente la cátedra ya lo habría hecho. No hay, sin embargo, ningún comunicado público que lo afirme. Lo que se intenta es evitar sentar un precedente de actuación ante estos casos, cuando de hecho en estos días ha sido realizada una denuncia contra otro docente, ante la cual no han movido un dedo.


Esta situación vuelve a poner en evidencia lo improcedente que es para las estudiantes y trabajadoras de la universidad el Protocolo de Acción ante casos de Violencia de Género. El mismo deja en manos de los decanatos la potestad exclusiva y discrecional de​ resolver sobre las denuncias, mientras que a las víctimas les impone una cláusula de confidencialidad que les impide recurrir a sus compañeras, sus gremios y agrupaciones, so pena de que caiga la denuncia. Este mecanismo permitió en numerosos casos un​ encubrimiento y procesos de revictimización. Fue, por el contario, con la deliberación y la organización como se lograron avances.


Es emblemático en ello el caso del profesor titular de Humanidades Cristian Vacarini, quien seguía dando clases durante un año a pesar de contar con una denuncia colectiva por constantes situaciones de acoso, hasta que a raíz de nuevos casos se convocó una asamblea y se realizó una denuncia pública que impuso la separación de su cargo en tan solo 48 horas. Por la negativa, existe un caso previo de una trabajadora no docente de Ingeniería que acusó a uno de sus superiores y el caso fue resuelto con el traslado… ¡de la propia denunciante!


Por eso el camino que proponemos para combatir la violencia de género es el de la organización independiente de las estudiantes y trabajadoras de la universidad. Sobre la denuncia a Pablo Torres, reclamamos la conformación de una comisión de seguimiento integrada por compañeras independientes y de todas las organizaciones de la FAU, que obligue a las autoridades a rendir cuentas. De fondo, planteamos que todo Protocolo debe tener como Unidad de Aplicación un Consejo Autónomo de Mujeres electo por las estudiantes y trabajadoras de la UNLP.


En una dirección opuesta, la conducción del centro de estudiantes, Franja Morada, ni siquiera convocó a una asamblea de cara a las masivas movilizaciones del 8 y el 9M, en el marco de un nuevo ascenso de la ola verde y del crecimiento de los femicidios en todo el país. Un centro que no se propone organizar a las compañeras es impotente para afrontar casos de violencia.


Como En Perspectiva venimos desarrollando una enérgica campaña para retomar el espacio colectivo de la Comisión Interclaustro de Géneros, a la cual convocamos para el próximo miércoles 18. Esta comisión, que fue constituida el año pasado de al calor del 8M, es una herramienta de organización para enfrentar la inacción de las autoridades, y es también un ámbito para contener y acompañar en este proceso a la víctima. Llamamos a todas las agrupaciones independientes a sumarse a esta convocatoria.


La violencia sufrida por la compañera es parte de la cadena de violencias que sufrimos las mujeres y disidencias sexuales producto de la opresión propia del sistema capitalista. La lucha contra ello es una pelea que está librando el movimiento de mujeres en Argentina y en el mundo, de la mano de rebeliones populares. Eso refuerza la necesidad de que nos organicemos para dar esta pelea, también dentro de la universidad.


El miércoles 18, llenemos la Comisión Interclaustro de Géneros para que este caso no quede impune.