Universidad

13/9/2018

Clarín y Biglieri contra el movimiento estudiantil

Después de poner al presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires en su semáforo rojo el día lunes y sus notas explícitamente a favor de las listas de Nuevo Espacio-Franja Morada en las elecciones que se disputan esta semana –especialmente en Medicina, Farmacia, Derecho, Ingeniería y Económicas, y las ya finalizadas en Odontología–, el diario Clarín, vocero de las camarillas universitarias y el gobierno, se ha despachado con una embestida contra la lucha de los estudiantes y docentes; en particular, de los de la Facultad de Psicología.


En una entrevista al decano de la facultad, Jorge Biglieri, este asegura que los estudiantes pueden perder el cuatrimestre por responsabilidad de las medidas. El diario no les da posibilidad a los representantes estudiantiles de desmentir sus dichos. Ocurre que el decano Biglieri suspendió las clases, conminó a muchísimas cátedras a no dar clases públicas y prohibió el ingreso de no docentes –aunque algunos se encuentran trabajando. Los estudiantes reclaman que se garanticen las tareas administrativas.


Clarín y las autoridades amenazan con la pérdida del cuatrimestre para generar una confrontación entre los estudiantes y abandonen los reclamos.


Para desestimar los reclamos, Clarín y Biglieri reducen la cuestión al supuesto interés político del Partido Obrero, el cual manipularía una asamblea de más de mil estudiantes en algún tipo de beneficio propio. El ataque al Partido Obrero no es sino un tiro por elevación para rechazar los legítimos reclamos que el movimiento estudiantil puso sobre la mesa y que chocan con los planes privatizadores de las autoridades.


En la entrevista que le regaló Clarín, Biglieri dice que los reclamos “son delirantes y autoritarios”. Veamos:


Los estudiantes reclaman la finalización de las obras en la sede Independencia y aulas en la sede de Hipólito Yrigoyen para las carreras de Musicoterapia y Terapia Ocupacional, que se dictan en esa facultad pero sólo tienen sedes en Avellaneda y San Isidro; reclaman el debate democrático sobre el plan de estudios, la inscripción sin cupo y apertura de comisiones para que nadie se quede sin cursar; la derogación de la resolución que congela los concursos docentes, la implementación del protocolo de género y la reapertura del Consejo Directivo a la participación de estudiantes y docentes. No suena delirante ni autoritario.


La lucha educativa ha puesto blanco sobre negro que la universidad está dividida entre aquellos que defienden el presupuesto para el desarrollo de la ciencia y la técnica, como se ha expresado en las masivas movilizaciones, paros, asambleas, actividades en Plaza de Mayo, clases públicas, etc., y aquellos que quieren hacer negocios con la educación, recortando los títulos, las carreras, arancelando contenidos y posgrados, con docentes con salarios de miseria o sencillamente que no cobran, en edificios en peligro y un largo etcétera. Como pide el capital financiero internacional, bajo el eufemismo “de la modernización educativa para el mercado del siglo XXI”, con la reforma educativa.


Lo que sucede en Psico es que la asamblea estudiantil puso en cuestión los planes de las autoridades y el gobierno. Finalmente, no se vio nada más antidemocrático y autoritario en la universidad que el grupúsculo de profesores que gobiernan la UBA sobre la base del voto de una mínima porción de los docentes universitarios, instaurando un régimen acorde a los intereses privatistas y de recorte presupuestario del gobierno nacional.


La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) rechaza esta política. Desde su recuperación de manos de la Franja Morada, que la había convertido en una dependencia del rectorado, la FUBA defiende la educación pública y enfrenta las políticas privatistas. La preocupación de Clarín y Biglieri –y de toda la camarilla que gobierna la UBA– radica en que las elecciones que se definen este viernes legitimarán una Federación estudiantil de lucha contra el intento usurpador de la Fuba de Franja y las autoridades, que quisieron poner en pie un Congreso trucho con delegados truchos en junio pasado, para derrotar las peleas en favor de la educación pública. Por eso lanzan esta cruzada de amenazas y hostilidades, a la que es servil Clarín.


La defensa del movimiento estudiantil y sus reclamos es la defensa de la educación pública, el trabajo, el salario y, por más que Biglieri pretenda ridiculizarlo, del ajuste del FMI.