Universidad

13/6/1995|451

Cómo ganamos esta lucha

Desde hace 40 años, las luchas del movimiento estudiantil siguen un patrón común: gigantescas movilizaciones; negociación política entre sus direcciones y el Congreso; fracaso de las negociaciones; derrota del movimiento. La dirección actual de la FUA, la UCR y el Frepaso pretenden que este guión se repita fielmente en la presente oportunidad.


¿Es esto inevitable? ¿Que tal si rompemos con la “tradición”?


Profundización


Luego de la concentración del miércoles 30 y de la media sanción de Diputados al proyecto de ley universitaria, la movilización universitaria ha ganado en profundidad, como lo testimonian las nuevas ocupaciones ocurridas en Tucumán, en Córdoba y La Pampa; la creciente intervención de las universidades del Gran Buenos Aires; la participación mayor de los secundarios y las ocupaciones en Sociales, Filo y Arquitectura en la UBA. El sentimiento general de los estudiantes es que el voto de Diputados debe ser enfrentado con una lucha de mayor amplitud. Para el próximo miércoles 21 está prevista una nueva manifestación al Congreso, que se prevé será gigantesca. La convocatoria que efectuó la FUA, demuestra que su dirección se sigue sintiendo obligada a “acompañar” al movimiento.


¿Pero la jornada del 21 podrá “torcer el brazo” al Senado?


La mayoría menemista en esta cámara es más completa que en Diputados, pero no es esto lo decisivo. Más importante es el hecho de que el Congreso está siendo sometido a una intensa presión política por el asunto de la ley de patentes, por lo que no puede vacilar con relación a la ley universitaria sin desatar al mismo tiempo una completa crisis del actual sistema político. De cara a Cavallo y a Cheek, los “representantes del pueblo” pretenderán, incluso, probar, con la aprobación del proyecto de ley universitaria, que el parlamento es una institución independiente de “toda” presión “exterior”, sin que ello les impida, luego, enmendar la ley de patentes al gusto de los yanquis. Es la propia crisis política del gobierno la que fuerza al Congreso a defender a ultranza lo que no es más que su propia posición política.


Para enfrentar esta situación, se requiere una política de mayor alcance que la organización de una gigantesca manifestación para el miércoles 21.


FUA


El libreto de la dirección de la FUA y de sus tutores de la UCR y el Frepaso es el “tradicional”. Esto se revela en forma contundente en su denuncia ruidosa de la “violencia” estudiantil, el pasado 30, o cuando se enfrenta a ocupaciones no “consensuadas” —es decir, a ocupaciones de facultades reales y efectivas. Para la FUA y compañía, el parlamento es una institución “soberana”, no importa que la compren todos los días los capitalistas, e incluso goza de “inmunidad” frente a la presión popular. Todo esto quiere decir que para los franjistas, el Estado tiene la última palabra. Pero tal cosa equivale a reconocer por adelantado la derrota de los estudiantes.


Los dirigentes de la FUA pretenden escamotear esta conclusión con la exigencia de que el Consejo de Rectores se comprometa a no votar las arancelizaciones que autoriza el proyecto de ley. Se trata, claro está, de una monumental tontería y hasta de un intento de estafa consciente, porque el Estado tiene todos los medios para presionar a las universidades a arancelizar y porque, ya hoy, muchas universidades han arancelizado los posgrados y han modificado los planes de estudio para ampliar el alcance de los posgrados. Los proyectos “alternativos” de ley que presentaron la UCR y el Frepaso, admiten la arancelización de los posgrados y la obtención de financiación complementaria mediante convenios con pulpos capitalistas.


La dirección de la FUA ha convocado para el 24 de junio a una Asamblea Universitaria con el Consejo de Rectores, a la cual invita también al gobierno. El resultado de semejante asamblea es previsible: de un lado, ratificará la “soberanía” del Congreso nacional, y del otro lado, impulsará un planteo afín al programa de la UCR y del Frepaso. Al cabo de esta asamblea, el movimiento estudiantil se encontrará sin programa de lucha y sin eje político. Esta confiscación de la movilización en curso será justificada como una decisión tomada por la “comunidad universitaria”. Los estudiantes no deben aceptar este lenguaje “comunitarista”, que pretende negar los diferentes intereses sociales que se manifiestan en el ámbito de la Universidad y de la educación en general.


Hay una salida


La votación que produzca el Senado no tiene por qué ser una estación terminal para la lucha contra el proyecto de ley del Banco Mundial y del clero. El desenlace de esta lucha depende de la fuerza, no de lo que digan los manuales sobre el mecanismo de sanción de las leyes. Si es necesario probar esta afirmación, basta con observar el manoseo legislativo y constitucional que están haciendo Menem y Cavallo con la ley de patentes. EN ESTE MES DE JUNIO SE CUMPLEN, PRECISAMENTE, VEINTE AÑOS DE LA MAYOR HUELGA GENERAL DE LA HISTORIA ARGENTINA, QUE OBLIGO AL GOBIERNO DE ISABEL-LOPEZ REGA A DEROGAR LOS DECRETOS QUE ANULARON LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO IMPUESTOS POR EL MOVIMIENTO OBRERO. Recientemente, en Francia, el movimiento estudiantil, poniendo un millón de personas en la calle, obligó al gobierno a derogar la legislación universitaria ya aprobada por el parlamento. Hace poco comentamos, en estas páginas, cómo una huelga general había forzado, en 1926, al gobierno de Alvear, a derogar una ley jubilatoria rechazada por el movimiento sindical.


¿Cómo llevamos la movilización hacia esas alturas?


Para ello es necesario que el movimiento estudiantil organice su propio foco de agrupamiento, pues la FUA y Franja representan factores de disgregación y de dispersión. La convocatoria de una asamblea burocrática por parte de la FUA ofrece una buena oportunidad para crear ese foco propio, con un planteo alternativo: una asamblea general del movimiento estudiantil, sin rectores, partidos patronales o gobierno.


La consigna de una Asamblea General de Estudiantes es un factor acelerador para una iniciativa y una acción que ya se encuentran en marcha: la formación de cuerpos de delegados en  las facultades y colegios. El objetivo de realizar una Asamblea General con los miembros de todos los cuerpos de delegados del país, constituye sin duda un elemento animador para la formación de esos cuerpos de delegados y sirve para que impulsen una movilización nacional ininterrumpida.


Todo el problema se reduce a tener el coraje de las propias convicciones y a la voluntad de darnos a nosotros mismos todos los medios que sirvan para la obtención de nuestros fines. La defensa de la educación gratuita no es posible, bajo el gobierno menemista, sino con la huelga general, la cual, por otra parte, es el desemboque de cualquier movilización que haya llegado a un punto muy alto. Pero para que una huelga general sea exitosa, debe haber organización y dirección, y los cuerpos de delegados y una Asamblea General de estudiantes proveen una cosa y la otra.


Contrapongamos a la asamblea universitaria trucha de la FUA, la Asamblea General de Estudiantes, capaz de darnos un eje poderoso de agrupamiento y la perspectiva de la victoria de esta lucha.