Universidad

14/3/2024

Con humo y migajas Milei quiere desactivar la lucha universitaria

El parazo universitario nacional marca el camino para defender la universidad. Profundicemos el plan de lucha hasta la huelga general universitaria.

Foto: Gentileza de Nicolás Parodi

En vísperas y (producto) del parazo universitario nacional que se extiende con una fuerza arrolladora en las 57 universidades nacionales y en la UBA; Milei, a través del ministerio de Capital Humano, anunció un aumento del 70% en la partida de gastos de funcionamiento para las universidades. Desde el radicalismo y el peronismo dejan correr la noticia con aires de triunfo. Se trata de una maniobra que busca cerrar el conflicto universitario a la medida de Milei y la mayoría de los rectores.

No es casualidad que tanto Yacobitti (vice rector de la UBA y operador todo terreno del radicalismo) y Carlos Greco (presidente del CIN, alineado con el peronismo de Katopodis) hayan declarado hace unas semanas atrás que si Milei habilitaba un incremento en los gastos de funcionamiento, el conflicto se podía solucionar sin necesidad de establecer un presupuesto 2024 que verdaderamente contemple la inflación acumulada (276%) y la proyección de la del año en curso.

Nada que festejar

El aumento del 70% en “gastos de funcionamiento” implica un recorte descomunal. Si la inflación acumulada está en el 276% y Milei da un aumento del 70%, entonces, a priori, los gastos de funcionamiento quedan aproximadamente 206 puntos por debajo de la inflación. Una brutal motosierra. Según los propios rectores este “aumento” serviría para que las universidades no cierren en mayo las puertas, pero bajo ningún punto de vista se pueden solucionar los problemas de fondo más elementales. Por ejemplo el salario docente no forma parte de este 70%. El gobierno continúa ofreciendo un salario infinitamente menor al costo de vida y por ende mantiene firme su política de mantener a los docentes bajo la línea de pobreza. El “aumento” de Milei según el propio ministerio de Capital Humano es, fundamentalmente, para pagar la suba de las tarifas que se vienen, parece un chiste de mal gusto dado que las tarifas en las universidades van a superar el 500% de aumento, por lo cual ninguna universidad puede hacerles frente con un aumento paupérrimo del 70%.

Otro problema central es que sin una triplicación del presupuesto universitario es imposible encarar estrategias para combatir la deserción estudiantil que este año, por el contexto de pobreza que hoy abarca al 60% de la población, amenaza con ser demoledora. Ni que hablar de financiar proyectos de investigación estratégicos para la población, implementar de forma concreta la creación de nuevas carreras votadas a fines de año pasado en muchas universidades nacionales, y llevar adelante las obras de infraestructura necesarias para garantizar una cursada relativamente digna, etc.

Si Yacobitti y Carlos Greco se muestran favorables a un acuerdo con el gobierno es únicamente porque en sus planes se encuentra profundizar el proceso de privatización y mercantilización universitaria que, desde los años 90 hasta hoy, nunca se detuvo bajo ningún gobierno cualquiera haya sido su signo político y fue, naturalmente, capitaneado por los distintos rectorados sean radicales o peronistas.

No es casualidad que la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA (de la que Yacobitti es prácticamente el dueño) sea una usina de la penetración capitalista, de los recursos propios, de los posgrados arancelados y de la precarización laboral. En una escala menor, la Unsam de Greco también pica en punta en esta orientación dentro de las denominadas universidades del conurbano. En materia de presupuesto los recursos propios constituyen un 25% del presupuesto total de la Universidad de San Martín.

Es claro que si Milei logra pasar la motosierra dentro de las universidades, estas solo podrán existir si avanzan rumbo a un esquema de privatización más agresivo. Traducción: con la mayoría de los estudiantes afuera. Una universidad cada vez para menos estudiantes.

Como se ve, el proceso de privatización universitaria no golpea a todos los sectores por igual. Mientras algunos rectorados lo ven como una posibilidad de negocios, para las mayorías estudiantiles, docentes y no docentes significa un golpe brutal.

Podemos derrotar la motosierra

El “aumento” que propone Milei pone de manifiesto un problema crucial que atraviesa el gobierno: sabe bien que necesita desactivar ahora el proceso de movilización universitaria que se está engendrando en todo el país porque, una vez abierto y extendido, puede enterrar su plan de ajuste. Para ello busca cerrar con los rectores “dialoguistas”.

Milei sabe que el horno social no está para bollos: todas las encuestas dan cuenta de un cambio sustancial en el humor popular respecto a la valoración de su gobierno. Un estudio reciente de Zuban Córdoba indica que el 71,6% de los encuestados cree que su situación económica empeoró con Milei. Brotan los paros de sectores del movimiento obrero, hay en curso un plan de lucha piquetero, venimos de un 8M masivo que derrotó en toda la línea el protocolo represivo de Bullrich, vamos rumbo a un 24M de masas e histórico y, de yapa, Milei está abiertamente enfrentado con su vice presidenta Villarruel, lo que da cuenta de la crisis por arriba que atraviesa un gobierno que asumió hace menos de 3 meses.

El movimiento universitario argentino tiene una impronta combativa histórica, y en general la clase trabajadora y los sectores medios defienden la universidad pública como un derecho adquirido. Hay condiciones para impulsar una lucha a fondo para derrotar la motosierra de Milei contra la universidad y contribuir a la pelea más general contra el plan de guerra del gobierno nacional y sus cómplices.

Impulsemos asambleas de estudiantes, docentes y no docentes en todas las universidades (si los sindicatos y centros no las convocan, entonces las impulsamos desde abajo) para deliberar y avanzar en medidas de lucha que construyan el canal que desemboque en la huelga general universitaria.

El programa es claro: abajo la motosierra de Milei. Triplicación del presupuesto universitario. 100% de aumento salarial para docentes y no docentes.

Podemos ganar esta batalla.

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