Universidad

21/6/2020

Derrotemos el convenio de Exactas-UBA con Shell

Se votaría el lunes 22. Concebido para “mejorar la comprensión de la geología de los sistemas no convencionales de las formaciones Los Molles, Vaca Muerta y Agrio”, deja a criterio del pulpo petrolero el destino último de las investigaciones.

Izq: Teófilo Lacroze, presidente de Shell Argentina. Der: Facultad de Ciencias Exactas - UBA.

Este lunes 22 se buscará aprobar, en el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, un convenio con la petrolera británica Shell, un pulpo que explota Vaca Muerta con métodos contaminantes como el fracking.


Hoy en día, Shell opera los bloques de Sierras Blancas, Cruz de Lorena, Coiron Amargo Sur Oeste y Bajada de Añelo. En abril de 2014, también adquirió un porcentaje de dos bloques operados por Total SA: La Escalonada y Rincón La Ceniza.


El convenio consiste en una “asistencia técnica” de la facultad a la empresa, que formaría parte de las investigaciones de la carrera de doctorado en Geología. Esto consiste en el análisis de regiones para “mejorar la comprensión de la geología de los sistemas no convencionales de las formaciones Los Molles, Vaca Muerta y Agrio”. El texto declara la intención de Shell de pagar 30.000 dólares por esta “asistencia”, que no serán administrados por la facultad sino por la fundación FundaCEN -un viejo artilugio legal para habilitarle la utilización de esos recursos.


A su vez, este convenio se basa en un proyecto de investigación de tesis doctorales del Conicet. ¿Cómo impactaría esta financiación privada en la orientación que tomen estas investigaciones? Frente a esto, es lógica la consecuencia directa de un conflicto de intereses en juego. Sabemos que Shell representa los modos de producción capitalistas aplicados a la industria hidrocarburífera, que son causantes de la depredación ambiental. Por lo tanto, este financiamiento condicionaría las investigaciones científicas. Además, Exactas se compromete a “suministrar el lugar físico y la utilización del equipamiento existente”. Es decir, la facultad invertiría presupuesto público y sus recursos al servicio del desarrollo de Shell. Para colmo, esto se da en un cuadro donde ni el país ni la universidad poseen Presupuesto 2020, sino que siguen funcionando con el presupuesto ajustador votado por el macrismo en diciembre de 2018.


La gota que rebalsa el vaso es la cláusula 19 del convenio, donde se establece que “las Partes acuerdan que Conicet y FCEN-UBA podrán disponer de toda información científica que se genere en el marco de la presente asistencia técnica, que no incluya ‘Información Confidencial’ aportada por Shell u otras empresas (…) En caso de que el Conicet, la FCEN-UBA o cualquiera de los integrantes del Proyecto efectúen publicaciones de sus trabajos, deberán remitir a la casilla de correo del Representante Técnico con una anticipación de 30 días hábiles una copia de la publicación planeada a Shell a los fines de que estas corroboren que tal publicación o escrito no contiene Información Confidencial”. Es decir que la facultad se compromete a que, ante la investigación que se realice, sea la propia empresa la que decida “lo que conviene” o lo que no publicar en revistas científicas, dándole un poder de veto a Shell. ¿Qué pasaría si en la investigación se detecta el potencial daño ambiental de la “estrategia” de Shell? ¿Los investigadores no podrán publicarlo?


Esto no es un hecho aislado. Eso nos muestran los convenios que supo tener Exactas con Pan American Energy, Chevron, Papel Prensa, y si lo extendemos a la UBA, los tejidos con Monsanto, Benetton y tantas otras. La intención de convertir la producción científica en una “herramienta” de las empresas para su desarrollo trae consigo la mercantilización de la ciencia. Ya conocemos los “temas estratégicos” de investigación, donde si una rama de investigación le “sirve al mercado” será privilegiada. La norma establecida por las autoridades es poner la ciencia orientada a cubrir las necesidades capitalistas y no las necesidades populares.


En Exactas, una facultad donde el decano y 14 de sus 16 consejeros directivos son del bloque oficialista, es interesante analizar el rol de la actual conducción del centro de estudiantes, Identidad – La Cámpora. Frente a un proyecto tan obsceno no les quedó otra que rechazarlo; un dato no menor que, ante un estudiantado que se viene organizando en defensa del ambiente, tomen una posición conveniente para evitar un repudio masivo. Sin embargo, nadie puede tapar el sol con la mano: este convenio va en sintonía con la orientación en materia hidrocarburífera del gobierno nacional que tanto defienden. Alberto Fernández ha declarado reiteradas veces que el desarrollo de Vaca Muerta era lo que iba a “reactivar la economía”, y la entrega del “barril criollo” a las petroleras va en ese sentido.


Desde En Acción (UJS + independientes) rechazamos este proyecto. Exactas y la UBA no deben poner sus servicios a disposición de los pulpos petroleros, lo que significaría un  reforzamiento del plan económico del gobierno de desarrollar Vaca Muerta, cuyo único fin es el pago de la deuda externa al FMI y a los bonistas. Llamamos a les estudiantes y toda la comunidad académica a repudiar este convenio y sumarse a la campaña de fotos con la consigna #FueraContaminantesDeExactas etiquetando a @enaccion.exactas