Universidad

13/9/2018

El conflicto educativo en la Universidad de Lanús

UJS UNLa

Foto: Milo

Como todas las universidades del país, la UNLa también se ve recorrida por el conflicto educativo protagonizado por docentes y estudiantes contra el ajuste de Macri –como se vio en la reciente marcha federal educativa, en la que participamos más de 200 estudiantes y trabajadores.


La lucha política entre quienes queremos derrotar el ajuste y obtener las reivindicaciones del movimiento y quienes apuestan a no desarrollar un proceso de lucha con miras a votar al PJ en 2019 está sobre la mesa.


La lucha estudiantil y docente


La actividad de la mayoría de los centros de estudiantes brilla por su ausencia en todo el conflicto educativo. Como respuesta a ello, un grupo de estudiantes se autoconvocó en asambleas independientes, apoyadas e impulsadas por el Centro de Estudiantes de Desarrollo Productivo y Tecnológico (CEDePyT). Estas asambleas motorizaron importantes medidas de lucha como una histórica vigilia y un piquete en el acceso a la universidad; del mismo modo, se elaboró una carta abierta al conjunto de la comunidad universitaria señalando una delimitación de la gestión y convocando a los estudiantes y docentes a impulsar de conjunto un plan de lucha.


La docencia de la UNLa participó masivamente de las medidas de lucha que estableció Fedun (federación en la que se nuclea el gremio de la universidad), incluso contra la orientación carnera de la gestión de Ana Jaramillo de “parar pero con la universidad abierta y con estudiantes”. Sin embargo no se abrió paso, por el momento, un movimiento que cuestione la política de la burocracia de Fedun, que en todo momento rechazó sumarse al plan de lucha consecuente de la Conadu Histórica y terminó firmando la oferta salarial de miseria del gobierno.


La orientación de la gestión y sus agrupaciones


En toda esta lucha la política del rectorado kirchnerista se concentró en evitar que surja un proceso de lucha por fuera de su control. En lugar de promover un proceso de asambleas entre los estudiantes, la Federación Universitaria de Lanús (FUNLa) que responde a Jaramillo redujo su actividad a la conformación de una ‘mesa interclaustro’ que pretendió digitar todo lo que ocurriera entre cuatro paredes. A la ‘asamblea’ interclaustro que convocaron le quitaron el carácter asambleario al cerrar arbitrariamente la lista de oradores y al impedir que se voten mociones.


A su ya mencionada posición carnera, se suma la decisión de la gestión de escamotear micros y asuetos para la participación del conjunto de los trabajadores y estudiantes de las movilizaciones.


Esta política de contención tiene motivos de fondo. La UNLa se caracteriza por ser una universidad con cupos en el ingreso, fuerte presencia de intereses empresariales en los planes de estudio, reformas permanentes de la mano de la Coneau, generación de recursos propios. Por fuera del 2019, no hay una divergencia de intereses entre la política universitaria del macrismo y la de Jaramillo. Un fuerte movimiento de lucha en la universidad pondría en cuestión los cimientos de la camarilla que la dirige.


Tareas


El activismo de la UNLa tiene por delante el desafío de sumar más compañeros a la lucha contra el ajuste superando la orientación de la gestión, y de desenvolver nuevas iniciativas con el objetivo de derrotar el plan de ajuste, junto con el conjunto del movimiento obrero y popular.


En el mediano plazo, la tarea es organizarse para recuperar los centros de estudiantes de manos de las agrupaciones del rectorado que se vienen negando a impulsar la pelea contra el macrismo, empezando por defender este cuatrimestre al CEDePyT de lucha e independiente de la gestión.