Universidad

8/4/2020

En medio de la pandemia los rectores y el Ministerio siguen destruyendo la universidad

Con la complicidad de la FUA y las burocracias sindicales. Mientras hay estudiantes con hambre las camarillas le quieren “vender” a la opinión pública que la universidad es una isla (de la fantasía). 

Secretario de Organización de CONADU Histórica

Desde la dictadura de Onganía, el movimiento estudiantil rompió con la ilusión de la “época dorada” de una universidad isla y de espaldas al pueblo. El asesinato de Cabral (día del docente universitario) luchando por un comedor universitario sumó a la universidad a todo el proceso de unidad obrero-estudiantil que se abrió en el Cordobazo.


La historia tiende a repetirse como farsa. Hoy, en Corrientes, se están haciendo “colectas de alimentos” para los estudiantes que quedaron varados en esa ciudad a partir del cierre del comedor estudiantil. Por orden de la rectora Delfina Veiravé, quien es a la sazón la presidenta del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), no se reparten viandas ni bolsones de comida, por lo que se condena a los estudiantes al hambre en plena pandemia. Y no sabemos hasta cuándo seguirá esta situación ya que, según la rectora indicó a Página 12: "creo que en este momento ninguna institución educativa está en condiciones de establecer una fecha para el inicio de clases”. Pero esto no es algo excepcional: en Salta y otras universidades pasa exactamente lo mismo.


Mientras tanto, en la isla de la fantasía de rectores, decanos y camarillas de todo pelaje nos quieren “vender” que en un mes y medio han podido virtualizar a prácticamente toda la enseñanza universitaria que incluye casi 2 millones de estudiantes, 200.000 docentes y 50.000 no docentes, algo que no pueden hacer ni los fondos financieros en países donde el 50% de la juventud está en la pobreza.


El rector Hugo Juri (de la Universidad Nacional de Córdoba) merece un párrafo especial. El exsecretario de Políticas Universitarias de la Alianza y presidente del CIN bajo el macrismo es la punta de lanza de Sistema Único de trayectorias académicas que equipara las universidades privadas y públicas, o sea un defensor del negocio universitario donde la educación virtual es un punto central. Y lo afirma con claridad. En Radio Universidad afirmó: “nosotros vamos a seguir con las clases virtuales, como está sucediendo en todo el mundo. Esto es una excepcionalidad global, en la que cada uno ha hecho un esfuerzo enorme para llevar la mayor normalidad posible”. Más allá de la evidente contradicción entre excepcionalidad y normalidad, marca un curso estratégico: la virtualización como programa que es impulsado por el Banco Mundial.


Pero Juri no está solo. Diez universidades nacionales del Conurbano bonaerense (las de Quilmes, Moreno, Hurlingham, Avellaneda, Lomas de Zamora, Lanús, Arturo Jauretche, La Matanza, José C. Paz y Del Oeste) difundieron un video que publicaron en las redes sociales donde las universidades de la isla de la fantasía se parecen más a un campus de Harvard que a la realidad de La Matanza. Sin embargo, más importante es lo que repite la voz en off: "Durante esta cuarentena, decidimos cuidarnos y preservar la salud, adaptándonos con velocidad y esfuerzo al teletrabajo”. ¿Nos toman el pelo? ¿No es evidente que docentes y estudiantes no cuentan con capacitación, medios pedagógicos, datos, pc ni hábitats para poder realizar con “normalidad” los procesos de enseñanza en la región que concentra la mayor pobreza del país? 

Y todavía más (y peor): entre las universidades que “no se achican” -como afirma el spot- se encuentra la de Quilmes, que preside el rector Villar, hijo (¿heredero?) del también rector Villar interventor de la primer Sociedad Anónima en una universidad pública junto con la multinacional Oracle para vender servicios educativos. Hoy Villar (hijo) es el presidente de la comisión del CIN para virtualizar la educación universitaria incluso en tiempos de normalidad. 


Finalmente vemos como integrante de este grupo que “está en el territorio” (¿virtual?) a la universidad de Hurlingham de la que es rector Jaime Perczyk, el secretario de Políticas Universitarias que sugirió por resolución cambiar el cronograma de dictado de clases, mientras el presidente Fernández manifestó en TN que "las clases seguro que no van a volver".


Esta descripción de las opiniones de las patronales universitarias no puede evitar mencionar a la UBA, donde la coalición gobernante (PJ-UCR), encabezada por el rector Barbieri, dejó en libertad a cada decano para que resuelva lo que quiera. Se lava las manos e inventa un tercer cuatrimestre mientras la virtualización forzosa avanza en las unidades académicas.


Sin las burocracias sindicales que entregaron la cláusula gatillo, que redujo los salarios (y por lo tanto el presupuesto universitario), esto no sería posible. El colaboracionismo llega a extremos que rayan con lo ridículo. En el caso de Conadu publicá y difunde por flyer una serie de recomendaciones para garantizar el “teletrabajo”. Por ejemplo, cómo sentarse en la silla ergonómica que tenemos (¿?) para no sufrir dolores de espalda. Con todo, el colmo lo expresa Fagdut, la Federación que reúne a las tecnológicas, que abre su propio negocio al ofrecer un préstamo con intereses a los docentes de la UTN para que compren una PC para… ¡dar las clases virtuales! 


Estas políticas propatronales están totalmente en línea con las de la CGT que quiere terminar con la cuarentena para “volver” a aumentar las ganancias de los empresarios. En el caso de Fagdut, para imponer, además, como en tantos otros sectores, que somos los trabajadores los que debemos proveer a la empleadora de los instrumentos de trabajo. O sea, un aporte extra de las burocracias al ajuste sobre la base de la sobreexplotación y a costa de la salud física mental y familiar de la docencia. Una política execrable. 


La FUA y las principales federaciones estudiantiles sostienen la misma orientación: son la fuerza de choque de las camarillas para apretar y escrachar docentes en todo el país, como lo hicieron en Psicología contra una cátedra con el nombre y apellido del titular. En lugar de solicitar el cuidado de la salud de los estudiantes, la universalización de las becas Progresar y aumentarlas en un valor de $10.000 mensuales, de abrir los comedores universitarios, de reclamar que se reabra el plan conectar igualdad para que, cuando pase la emergencia, los estudiantes cuenten con medios y conectividad que mantenga la igualdad de oportunidades; en lugar de eso, alienta con su política una deserción masiva que se ha incrementado por la crisis, ya que del 50% de los estudiantes que trabaja, el 70% es precario y hoy tiene ingresos reducidos o directamente ninguno.


Un programa para enfrentar esta crisis sanitaria, humanitaria, social y económica


1. Comenzar inmediatamente la distribución de viandas y bolsones de mercadería a todos los estudiantes que lo requieran bajo el control de las organizaciones estudiantiles. Abrir inmediatamente un empadronamiento de todos los estudiantes que requieran acceder a las becas Progresar que deberían aumentar a $10.000 mensuales.


2. Que en este cuadro es necesario que las universidades pongan su conocimiento al servicio de las necesidades de la población.


3. Que se suspenda toda “virtualización” forzada, esto es, impuesta por las autoridades del CIN, los rectorados, de una facultad, una carrera o una cátedra sobre la docencia pre y universitaria. Rechazamos que se realicen evaluaciones en base a esta modalidad impuesta.


4. Exigimos que en este período se prepare el retorno a las aulas, talleres y laboratorios con un relevamiento de la infraestructura, y que se doten de todos los elementos de protección, de higiene y seguridad necesarios. Que se dote a todas de los mismos a todas las universidades ya que, en caso contrario se transformará en un foco de la pandemia.


5. Que la reprogramación del ciclo lectivo sea discutida, evaluada y aprobada por un comité de crisis donde participen las gremiales estudiantiles, docentes y no docentes; evaluando el desarrollo de los acontecimientos. Ninguna modificación del calendario académico puede afectar derechos de docentes, estudiantes y no docentes.


6. Reclamamos más que nunca plena vigencia del CCT Nacional y que se respeten lo estipulado a la extensión de las jornadas de trabajo, tiempos de trabajo y sus modalidades. Inmediatas licencias para todo docente comprendido en grupos de riesgo, para aquellos que lo requieran por estar al cuidado de niños y adultos mayores o por cuestiones de salud.


Por eso planteamos a estudiantes, docentes y no docentes, a sus centros de estudiantes y sindicatos, a un amplio debate para abordar la situación, que claramente es excepcional y por lo tanto requiere de medidas excepcionales. Cualquiera sean esas medidas requerirán una gran cantidad de recursos para ponerse en marcha. En ese sentido, el no pago de la deuda externa es una consigna de importancia (literalmente) vital.