El sábado a las 10 de la mañana tendrá lugar una interjuntas, instancia en la que las autoridades de la facultad convocan a las juntas de cada carrera, con todes sus consejeres, para discutir únicamente 4 proyectos presentados por las mismas autoridades.

Mediante una sesión profundamente regimentada, en la que se busca limitar la participación estudiantil y dónde no tienen la palabra ninguno de los gremios docentes, la gestión de la decana Ana Airas busca, por un lado, aprobar 3 proyectos que crean la figura de “adscripto”, enmarcado en un régimen tipo pasantía gratuita. Y por el otro, adaptarse a los lineamientos del rectorado en un nuevo reglamento de concursos docentes.

Adscripción: La pasantización de Sociales

Uno de los proyectos más polémicos a tratarse, saludados con bombos y platillos por la gestión y sus aliados estudiantiles de La 15 (La Cámpora – Patria Grande), es la creación de la figura del “adscrito”. Esta nueva figura, según el argumento de la gestión, vendría a “democratizar” el acceso a la docencia, a la investigación y a las prácticas de extensión universitaria. Lejos de ofrecer mecanismos masivos de difusión a les estudiantes sobre cómo funciona el acceso al mercado laboral en estos ámbitos, la gestión busca generar un trámite burocrático intermedio que, lejos de darle una facilidad al tema, genera pasos burocráticos previos y una figura de pasante que no tiene ninguna garantía de inserción laboral concreta y de calidad.

Sumado a esto, lejos de ser una instancia formadora como nos quieren presentar, esta figura marca un salto en calidad en un problema de largo arrastre en la UBA: el trabajo no rentado. Con más de 500 docentes ad honorem y en un cuadro de ajuste presupuestario que impide mayores nombramientos, la salida de la gestión es la creación de una figura que nada tiene que envidiarle a las pasantías impulsadas por Larreta y Acuña: integrándose a las cátedras por un año, sin perspectiva de incorporación y llevando adelante tareas administrativas, les estudiantes deberíamos afrontar una instancia que nada tiene de formadora, sino que más bien, profundiza las trabas para percibir rentas por nuestro trabajo en la Universidad, cómo podría hacerse mediante la incorporación a las cátedras como ayudantes de segunda.

El apoyo de la totalidad de la Lista 15 y sus aliados muestra hasta qué punto llega su integración a la gestión, sirviéndoles de oficina propagandística para trasladar el ajuste del gobierno nacional del cual forman parte a les estudiantes. De esta manera, la gestión busca aprovecharse de la expectativa genuina de les estudiantes de querer empezar una carrera docente, presentándoles en cambio una estafa precarizadora, con la 15 como su principal vocero.

Mientras usa a les estudiantes como mano de obra gratuita, les docentes tampoco percibirían una renta por la tarea, trasladando también a este claustro una mayor precarización y atentando contra el convenio colectivo de trabajo. En este marco, el nuevo reglamento de concursos docentes presentado por la gestión fue caracterizado por la Asociación Gremial Docente como un retroceso en derechos con respecto, no ya al Convenio Colectivo de Trabajo no reconocido por la UBA, sino también al último reglamento de concurso que aprobó la facultad en un gran debate colectivo en el año 2003, que protege la carrera docente y la antigüedad en la asignatura.

Reforma en Socio: un primer paso hacia una quita de contenidos

Esta instancia, se da en el marco de un debate con respecto al plan de estudios en Sociología. Las autoridades, junto con La lista 15 y La UES, impulsan dos proyectos simultáneos. Como señalamos oportunamente en nuestra declaración al respecto, la gestión avanzó en una reducción concreta de las posibilidades de realizar horas externas de investigación. Al mismo tiempo, busca regimentar la elección de materias optativas hacia un esquema de orientaciones rígidas y predefinidas.

En un cuadro de baja inscripción, la propuesta de la dirección de la carrera puede terminar vaciando muchas de las materias optativas y terminar recortándolas en un futuro. Nuevamente, al igual que la gestión de la facultad, la salida de la dirección de la carrera no es la búsqueda de mayores recursos y fondos de investigación para poder generar un aporte a la comunidad científica desde la estructura que ya tenemos (y en todo caso ampliarla), sino que proceden a un recorte para quitar su carácter plural, y hacer de sociología una carrera cada vez más adaptada el Estado, algo similar a lo ya hecho por la carrera de Ciencia Política en su reforma impulsada en 2016. En ese sentido, llamamos a defender los espacios críticos existentes en la carrera frente a esta regimentación.

Defendamos nuestra formación

Desde la UJS expresamos nuestro rechazo tanto a los proyectos tratados como a las maniobras de la gestión. Advertimos, a su vez, que lejos de tratarse de “reformas menores”, las cuestiones a tratar son un primer paso hacia reformas más profundas.

En un cuadro donde el rectorado y sus voceros vienen declarando en distintos medios la necesidad de impulsar reformas de los planes de estudios, para generar “carreras cortas” mediante la quita de contenidos y la profundización de los posgrados arancelados, adecuándose a la Unesco, la gestión de Sociales busca impulsar esta agenda en sus propios términos.

Es evidente, que este proceso busca medir las condiciones políticas que tiene la gestión para avanzar, siendo necesario expresar con fuerza el rechazo de toda la comunidad de Sociales.

A su vez, advertimos que este proceso muestra nuevamente hasta qué punto la oposición de la gestión al rectorado no se trata de una diferencia de orientación social, sino que se trata exclusivamente de una disputa por los cargos, las rentas y los recursos de la Universidad, siendo ambos bloques dos caras de un régimen universitario podrido.

Llamamos al conjunto de les estudiantes a intervenir activamente y a abrir un debate sobre nuestras carreras.

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